29/2/12

metodo Asimov

¿Qué es el método científico?
“Evidentemente, el método científico es
el método que utilizan los científicos
para hacer descubrimientos científicos.
Pero esta definición no parece muy útil.
¿Podemos dar más detalles?
Pues bien, cabría dar la siguiente
versión ideal de dicho método:
1. Detectar la existencia de un
problema, como puede ser, por
ejemplo, la cuestión de por qué los
objetos se mueven como lo hacen,
acelerando en ciertas condiciones y
decelerando en otras.
2. Separar luego y desechar los
aspectos no esenciales del problema.
El olor de un objeto, por ejemplo, no
juega ningún papel en su movimiento.
3. Reunir todos los datos posibles que
incidan en el problema. En los tiempos
antiguos y medievales equivalía
simplemente a la observación sagaz de
la naturaleza, tal como existía. A
principios de los tiempos modernos
empezó a entreverse la posibilidad de
ayudar a la naturaleza en ese sentido.
Cabía planear deliberadamente una
situación en la cual los objetos se
comportaran de una manera
determinada y suministraran datos
relevantes para el problema. Uno
podía, por ejemplo, hacer rodar una
serie de esferas a lo largo de un plano
inclinado, variando el tamaño de las
esferas, la naturaleza de su superficie,
la inclinación del plano, etc. Tales
situaciones deliberadamente planeadas
son experimentos, y el papel del
experimento es tan capital para la
ciencia moderna, que a veces se habla
de «ciencia experimental» para
distinguirla de la ciencia de los
antiguos griegos.
4. Reunidos todos los datos elabórese
una generalización provisional que los
describa a todos ellos de la manera
más simple posible: un enunciado
breve o una relación matemática. Esto
es una hipótesis.
5. Con la hipótesis en la mano se
pueden predecir los resultados de
experimentos que no se nos habían
ocurrido hasta entonces. Intentar
hacerlos y mirar si la hipótesis es
válida.
6. Si los experimentos funcionan tal
como se esperaba, la hipótesis sale
reforzada y puede adquirir el status de
una teoría o incluso de un «ley
natural».
Está claro que ninguna teoría ni ley
natural tiene carácter definitivo. El
proceso se repite una y otra vez.
Continuamente se hacen y obtienen
nuevos datos, nuevas observaciones,
nuevos experimentos. Las viejas leyes
naturales se ven constantemente
superadas por otras más generales
que explican todo cuanto explicaban
las antiguas y un poco más.
Todo esto, como digo, es una versión
ideal del método científico. En la
práctica no es necesario que el
científico pase por los distintos puntos
como si fuese una serie de ejercicios
caligráficos, y normalmente no lo hace.
Más que nada son factores como la
intuición, la sagacidad y la suerte, a
secas, los que juegan un papel. La
historia de la ciencia está llena de
casos en los que un científico da de
pronto con una idea brillante basada
en datos insuficientes y en poca o
ninguna experimentación, llegando así
a una verdad útil cuyo descubrimiento
quizá hubiese requerido años
mediante la aplicación directa y estricta
del método científico.
F. A. Kekulé dio con la estructura del
benceno mientras descabezaba un
sueño en el autobús. Otto Loewi
despertó en medio de la noche con la
solución del problema de la
conducción sináptica. Donald Glaser
concibió la idea de la cámara de
burbujas mientras miraba ociosamente
su vaso de cerveza.
¿Quiere decir esto que a fin de cuentas
todo es cuestión de suerte y no de
cabeza? No, no y mil veces no. Esta
clase de «suerte» sólo se da en los
mejores cerebros; sólo en aquellos
cuya «intuición» es la recompensa de
una larga experiencia, una
comprensión profunda y un
pensamiento disciplinado.”
FUENTE: 1973. Asimov, Isaac: “100
preguntas básicas sobre la Ciencia”.
Alianza Editorial S.A.