21/12/14

El trono del amor

El rey Enrique VIII de Inglaterra, culpable de romper con la Iglesia Católica debido a que el papa se negaba a anular su matrimonio con la reina Catalina de Aragón, y por tanto padre de la Iglesia Anglicana, estuvo obsesionado desde un principio con una de las damas de honor de su esposa, la archifamosa Ana Bolena. Pero parece ser que ésta no vendía tan barato sus favores, por lo que el rey se inventaba mil y una tretas para conseguir un beso suyo.
Así que un buen día se le ocurrió la siguiente idea: construir un trono de madera en cuyo respaldo pusiera la siguiente frase: “El dueño de esta silla tiene derecho a un beso de cualquier dama que se sienta en ella”. En cuanto se lo trajeron del taller acudi rápidamente ante Ana Bolena y la obligó a sentarse en el trono del amor. Acto seguido la besó. Aquello cambio la Historia.

19/12/14

MARGUERITE YOURCENAR

"La amistad es, ante todo certidumbre, y eso es lo que la diferencia del amor".
MARGUERITE YOURCENAR

Marguerite Cleenewerck de Crayencour (Bruselas, Bélgica, 8 de junio de 1903 - Bar Harbor, Mount Desert Island, Maine, Estados Unidos, 17 de diciembre de 1987), conocida como Marguerite Yourcenar (primero pseudónimo y luego de nacionalizarse, nombre oficial), fue una novelista, poetisa, dramaturga y traductora francesa nacionalizada estadounidense en 1947.
La madre de Marguerite,
Fernande de Cartier de Marchienne, que provenía de una familia aristocrática belga, murió a los diez días de su nacimiento por complicaciones en el parto, y la niña fue educada por su padre, Michel-René Cleenewerck de Crayencour, que provenía de una familia aristocrática francesa, en la casa de la abuela paterna, en el norte de Francia, Mont Noir, cerca de la frontera con Bélgica. Yourcenar leía a Racine y a Aristófanes a la edad de ocho años. Su padre le enseñó latín a los 10 y griego clásico a los 12.
A partir de 1919 abandona su apellido real y empieza a firmar como Marguerite Yourcenar, siendo éste un anagrama de Crayencour. Su primera novela, Alexis, fue publicada en 1929. En 1939, para que pudiera escapar de los problemas bélicos, su mejor amiga en ese momento, una traductora norteamericana llamada Grace Frick a la que había conocido en París en 1937, la invita a Estados Unidos, donde dará clases de Literatura comparada en la ciudad de Nueva York.
Yourcenar era bisexual, ella y Frick se harán amantes y seguirán juntas hasta la muerte de ésta en 1979 a consecuencia de un cáncer de mama.
Tradujo al francés Las olas de Virginia Woolf, en 1937, Lo que Maisie sabía de Henry James, en 1947, y obras de Yukio Mishima.
En 1947 obtuvo la nacionalidad norteamericana. En 1951 publica en París su muy documentada novela histórica Mémoires d'Hadrien (en español Memorias de Adriano), en la que estuvo trabajando a lo largo de una década. La novela fue un éxito inmediato y tuvo una gran acogida por parte de la crítica. Su presentación fue el motivo para volver a Francia después de doce años de ausencia.
En Memorias de Adriano, Yourcenar recrea la vida y muerte de una de las figuras más importantes del mundo antiguo, el emperador romano Adriano.
La obra está escrita a modo de larga carta del emperador a su nieto adoptivo y futuro sucesor, Marco Aurelio. Adriano le explica su pasado, describiendo sus triunfos, su amor por Antinoo y su filosofía. Memorias de Adriano fue una novela pionera que ha servido de influencia en la posterior novelística histórica y se ha convertido en una obra maestra moderna.
En 1965 publica su obra "Opus Nigrum"- La obra en negro-, que lleva como protagonista al médico, filósofo y alquimista Zenón, de ambiente en la Europa del siglo XVI. Marguerite marca la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Zenón es un sábio con "la rabia del saber" que se ve expuesto a los prejuicios, dogmas religiosos y supersticiónes fuertemente arraigados en el pensamiento Europeo de aquél siglo.
Otra de sus obras más aclamadas es "Fuegos", escrita en 1935, y que alterna relatos basados en mitos clásicos con algunos fragmentos sobre la pasión amorosa, he aquí unos cuantos fragmentos extraidos de este libro:
-"Espero que este libro no sea leído jamás".
-"Soledad...yo no creo como ellos creen, no vivio como ellos viven,no amo como ellos aman...Moriré como ellos mueren".
-"No hay nada que temer. He tocado fondo. No puedo caer más bajo que tu corazón".
-"¿Adónde huir? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti".
-"Soporto tus defectos. Uno se resigna a los defectos de Dios. Soporto tu ausencia. Uno se resigna a la ausencia de Dios".

Ganadora de los premios Femina y Erasmus, en 1980 fue la primera mujer elegida miembro de número de la Academia francesa, aunque desde 1970 ya pertenecía a la Academia belga. Una de las más respetadas escritoras en lengua francesa, tras el éxito de Memorias de Adriano, siguió publicando novela, ensayo, poesía y tres volúmenes de memorias.
Existe una anécdota ya bien conocida del encuentro de esta autora con el célebre escritor Jorge Luis Borges. En 1986, seis días antes de la muerte de Borges, estos dos autores se encontraron en Ginebra, donde Marguerite le preguntó: "Borges, ¿cuándo saldrás del laberinto". Él le respondió: "Cuando hayan salido todos".
Yourcenar vivió la mayor parte de su vida en su casa Petite Plaisance, en Mount Desert Island, en el estado de Maine, y sus restos descansan en la misma isla junto a los de la compañera de toda su vida Grace Frick, en una sencilla tumba en el Brookside Cemetery de Somesville. La casa de ambas es ahora un museo dedicado a su memoria, abierto al público durante los veranos.
Legó sus archivos personales y literarios a la Harvard University de Cambridge. En su Houghton Library pueden ser consultados libremente miles de cartas, fotografías y manuscritos (cf. Marguerite Yourcenar additional papers: Guide), excepto algunos documentos, que quedarán liberados en 2057. En Bruselas, su ciudad natal, existe también, desde 1989, el CIDMY: Centre International de Documentation Marguerite Yourcenar, que atesora numerosos fondos gráficos y escritos y ofrece información puntual sobre actividades y publicaciones relacionadas con la autora.

Paul Klee

"El color me posee, no tengo necesidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre... el color y yo somos una sola cosa. Yo soy pintor."
Paul Klee

Paul Klee (Münchenbuchsee, Suiza, 18 de diciembre de 1879 - Muralto, Suiza, 29 de junio de 1940) fue un pintor alemán nacido en Suiza, que desarrolló su vida en Alemania, cuyo estilo varía entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción.
Klee trabajaba en óleo, acuarela, tinta y otros materiales, generalmente combinándolos en un solo trabajo. Sus cuadros frecuentemente aluden a la poesía, la música y los sueños, y a veces incluyen palabras o notas musicales.
En 1936 se le diagnosticó esclerodermia, una grave enfermedad degenerativa que le acompañaría el resto de su vida, aunque siguió trabajando a buen ritmo.
En 1940 fue internado en una clínica de Muralto-Locarno, donde falleció el 29 de junio, a los sesenta años de edad.

14/12/14

En Defensa de Madame Bovary - Gustave Flaubert

En enero de 1857 el novelista, y dramaturgo francés, Gustave Flaubert, le envió una carta a su abogado defensor, Maître Sénard, durante la demanda que el gobierno entabló en su contra ―y del publicista de su novela Madame Bovary―, por cargos de obscenidad e inmoralidad; ambos quedaron absueltos. De hecho, en la admirable dedicatoria del clásico, Flaubert agradece a su abogado el hecho que la publicación de su novela, finalmente, fue una realidad gracias a sus oficios. En el apéndice ―titulado In Defence of Madame Bovary ― del excelente trabajo biográfico Flaubert: A life, de Geoffrey Wall, dicha carta dice:

«Yo me encuentro acusado de ‘ofender gravemente la moral pública, la religión y la decencia’. Mi libro es mi justificación. Aquí está ese libro. Una vez que mis jueces lo hayan leído verán la verdad: Lejos de haber escrito una novela obscena e irreligiosa, he compuesto una obra que es eminentemente moral en su efecto. ¿Puede la moral de una obra de arte literaria residir en la mera ausencia de ciertos detalles que podrían incriminarla si se toman fuera de contexto? ¿No deberíamos considerar más bien una impresión en conjunto; la lección indirecta que se.desprende de ella?. Y si, por falta de talento, el artista no ha podido producir este efecto, excepto por crudos medios superficiales, ¿No significa esto que los pasajes, aparentemente censurables, pareciera son todos los más instructivos y útiles? ¿Ha sido Juvenal alguna vez acusado de inmoralidad? Aunque pueda ser arrogante por invocar los nombres de grandes hombres que están relacionados a un libro como éste, les pido recordar, antes de emitir un juicio sobre mí, a Rabelais, Montaigne, Regnier, todos los Molière, I’abbé Prévost, Lesage, Beaumarchais y Balzac. Los libros sinceros a veces pueden tener un determinado sabor picante saludable. Personalmente lamento más bien los dulces azucarados que los lectores tragan sin darse cuenta de que se están, silenciosamente, envenenándose a si mismos. Siempre había sido mi convicción de que el novelista, como el viajero, ha disfrutado de la libertad para describir lo que vio. Siguiendo el ejemplo de muchos otros, podría haber elegido un tema extraído de las filas ‘excepcionales’ o innobles de la sociedad. Elegí, por el contrario, entre lo más prosaicamente ordinario. Le reconozco que la representación es desagradable. Niego que sea criminal. De hecho yo no escribo para las niñas, yo escribo para los hombres, para hombres educados. Los lectores en busca de material lascivo, los lectores que puedan tomarlo a mal, nunca van a progresar más allá de la tercera página de lo que he escrito. El tono serio no será de su gusto. La gente no va a ver intervenciones quirúrgicas en un espíritu de lubricidad. Acepto, por adelantado, el veredicto de mis jueces. Frente a la enormidad de.las acusaciones formuladas en mi contra, me declaro en mi propia ingenuidad e ignorancia. Desconcertado en cuanto a la naturaleza de mi fechoría, tal vez pueda tomar algún consuelo en mi castigo.»

Fuente

10/12/14

KANDOVAN

Kandovan es un antiguo pueblo escondido en la esquina noroeste de Irán en las faldas del Monte Sahand y cerca de la ciudad de Tabriz, en la provincia de Azerbaiyán Oriental. Las casas en este pueblo parecen colmenas construidas en el corazón de las montañas. Hay otras dos aldeas rocosas en el mundo, una en Dakota del Norte en los EE.UU. y el otro en Turquía. Sin embargo,
Kandovan, situado en Oskou Distrito, es el único pueblo rocoso del mundo habitado por personas hace unos 6.000 años.

La leyenda dice que los primeros habitantes de Kandovan s mudaron allí en el siglo 13 para escapar del ejército invasor mongol. Cavaron refugios en las rocas volcánicas, pero finalmente decidieron instalarse en estas cuevas que se desarrollaron y se transformaron en viviendas permanentes, de varios pisos en forma gradual.
Desde entonces, muchas generaciones de sus descendientes han continuado viviendo en las mismas casas.
Hay indicios de que los residentes
actuales son sucesores de los habitantes de las cuevas que habitaron hace 1,600-3,000 años, lo que les han hecho contemporáneos a la primera presencia conocida de los zoroastrianos en la región.
Las casas son conocidas como karan en el dialecto local. Una
interpretación tiene a la palabra Kandovan como una forma plural de Kandou, una colmena. Otra interpretación sostiene Kandovan significa Tierra de talladores desconocidos.
En 317 aC, el Comandante macedonio Antígono Monophthalmus es citado diciendo que él encontró Kossaeans (casitas), llamándolos hombres de las cavernas.

La bicicleta y la emancipación femenina

La mujer de la fotografía es Elsa von Blumen de Nueva York, quien participó en una carrera de bicicletas para mujeres en 1889 en Pittsburg durante mil millas en un maratón de seis días. Aunque al final, tuvo que ser apoyada para acabar la carrera, su fama ya se había cimentado: "el estilo de la señorita von Blumen es en gran medida muy laborioso, pero cuando ella se inclina hacia adelante para una racha de su bicicleta parece volar alrededor de la pista." Decía de ella la prensa.
Desde la década de los setenta las carreras de bicicleta de la mujer fue convirtiéndose en un deporte muy popular. En 1879 las mujeres
competían entre si, destacando Lizzie Balmer quien recorrió dieciocho millas y media en dos horas. Pero también había exhibiciones de mujeres contra hombres, contra peatones y hasta contra caballos al trote. En una de estas carreras compitió Ernestine Bernard, de París, disputando contra un caballo una carrera de tres kilómetros en una pista de en Toronto (Canada). En la revista National Police Gazette, del 28 de junio de 1879, no dice quien ganó la carrera, pero si se escandaliza de que la ciclista francesa apareció en la pista “con escasas prendas, apropiadas para la ocasión." En Norteamérica las carreras ciclistas de mujeres se hicieron populares muy pronto.
En 1882 Louise Armaindo, de Montreal (Canadá), una atleta muy completa al parecer, se proclamó campeona del mundo, derrotando al profesor Fred Rollinson, el campeón de América, en tres carreras de 20 millas (Rollinson le había permitido una ventaja 2 millas). En St. Louis, recorrió 617,5 millas en 72 horas, a razón de 12 horas al día, durante seis días. Ganó la carrera del campeonato del mundo y estaba dispuesto a montar en contra de cualquier dama en América, o a cualquier hombre con una ventaja de inicio de cinco millas en una carrera de cincuenta millas.
La libertad que aportó la bicicleta a las mujeres fue enorme. Además de por la facilidad de movimientos que proporcionaba, llegó a revolucionar la moda y las costumbres al utilizar pantalones para montar en velocípedo. En 1896 Susan Brownell Anthony (1820 – 1906, feminista, líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles) dijo que "la bicicleta ha hecho más por la emancipación de las mujeres que cualquier otra cosa en el mundo."

CARVER, LA NARRACIÓN DESCONCERTANTE.

La literatura del estadounidense Raymond Carver (1938-1988) ha servido de inspiración y de guía para muchos autores. Su estilo ha sido enmarcado en el Realismo Sucio, junto con otros escritores ilustres como Bokowski (Factótum), Richard Ford (Canadá) o Chuck Palahniuk (El Club de la Lucha). También se reconoce en este movimiento la influencia de Salinger (El guardián entre el centeno). Su estilo seco, directo, con grandes dosis de ironía, otorga a sus narraciones un sabor ácido e inconfundible. Desconcierto, pesadumbre y crudeza sobrevuelan sus historias en las que dejan al lector un regusto duradero de reflexión e incertidumbre.

“Un hombre sin manos llamó a mi puerta para venderme una fotografía de mi casa. Si exceptuamos los ganchos cromados, era un hombre de aspecto corriente y tendría unos cincuenta años.
–¿Cómo perdió las manos? –le pregunté cuando me dijo lo que quería.
–Esa es otra historia –respondió –. ¿Quiere la foto o no?
–Pase –le invité–. Acabo de hacer café.” Visor

“¿Y nosotros nos amaremos siempre?, preguntó la chica, disfrutando enormemente de aquella conversación (él podía verlo con solo mirarla).
Siempre, dijo el chico. Y siempre estaremos juntos. Somos como los gansos canadienses, dijo él, recurriendo a la primera comparación que le vino a la cabeza, porque en aquellos días pensaba mucho en aquellos gansos. Solo se emparejan una vez. Eligen un compañero muy temprano, y siguen juntos siempre. Si uno de ellos muere, el otro nunca vuelve a emparejarse. Vivirá solo en alguna parte, o continuará viviendo en la bandada, pero seguirá sin pareja y solo entre los demás gansos. Qué destino más triste, dijo la chica. Es más triste vivir así, me parece, sin pareja y con todos los demás, que vivir solo en alguna parte.”
Principiantes

“Aquel día, temprano, el tiempo cambió y la nieve se deshizo y se volvió agua sucia. Delgados regueros de nieve derretida caían de la pequeña ventana -una ventana abierta a la altura del hombro- que daba al traspatio. Por la calle pasaban coches salpicando. Estaba oscureciendo. Pero también oscurecía dentro de la casa.” Mecánica popular

Imagen: Raymond Carver, fotografiado por Bob Adelman

DIARIO - ALEJANDRA PIZARNIK

Domingo 2 de Febrero de 1958

Soledad y silencio. He pensado en la felicidad de dedicarme enteramente a la literatura, sin otros cuidados sino escribir y estudiar. Es necesario recuperar el tiempo perdido. Sé que esta felicidad está a mi alcance y que no depende de mi voluntad, pues entonces ya no sería felicidad sino solamente trabajo. Sólo necesito creer con todo mi ser, creer obsesiva y lúcidamente. Y también olvidarme de todos. Pero sobre todo continuar sosteniéndome en la durísima tarea de no pensar en «el amor imposible», causa de todos mis males. Esto es lo más difícil. Y particularmente para mí, que no me llegan compensaciones externas que pudieran impulsarme a sustituir al objeto amado. Pero sé que mi única posibilidad de salvación consiste en aceptar con naturalidad esta
carencia afectiva. Mi única posibilidad de salvación, sí.
Ahora comprendo absolutamente que jamás mi amor se verá
correspondido, que hasta hoy me sustentaba alguna esperanza absurda e infantil, sin fundamento alguno en la realidad. Pero hoy, recordando el ayer, recobrando palabras y sucesos que dormían debajo de mi memoria he tomado conciencia de la futilidad de mi espera. Ahora bien, resta la locura o la muerte, porque yo comprendo que sólo por mi amor vivo, que sólo él me enlaza a la vida. Y tal vez no quisiera que fuese así, si bien reconozco que a ello debo mis horas más intensas, más fecundas emocionalmente, las que no poco hicieron por mis poemas. A mi amor debo casi todos mis estados de exaltación. Pero también es útil saber que el hombre que los produjo es absolutamente «inocente» de mis procesos, que su actitud fue siempre pasiva, que, en suma, no tiene «culpa» alguna de lo que me
acontece, así como el desierto no es culpable de los que mueren sedientos. De cualquier modo, comprendo que es necesario estrangular todo atisbo de esperanza y aceptar la idea de que jamás seré amada por la persona que he elegido. Podría agregar que no la he elegido sino que me ha sido impuesta, podría repetir los viejos argumentos científicos respecto de los orígenes de mi sentimiento amoroso. Pero es como en la poesía. Palabras, palabras… El amor es otra cosa. Y no me importa que maltraten el mío ni que lo castiguen con la indiferencia más extrema. Yo sé que es real, yo sé que existe y me duele más que mi vida, o igual, porque es mi vida. Lo mismo que la poesía. ¿En que la desmedra el análisis o la disección? Está, y es lo único importante. Pero ahora, sobre materiales rotos y roídos, entre el caos y la angustia, trataré de reconstruirme. Sobre tanto dolor, sobre tantas ganas de morir y de no sufrir más el peso de este amor, he de reconstruirme. Con humildad y
silencio.
Este yacer anegada en mí misma, este no perderme jamás de vista — aun en la enajenación— ¿a qué
obedece? A que no encuentro nada que sea más importante que yo. Sólo me entero de las cosas cuando me golpean. Así, gracias al silencio de Orestes, he pensado por vez primera en él. Cosa que jamás hice cuando deliraba de amor por mí. Esta manera de ser me hace perder y ganar. Perder en cuanto a que me encadena, me impide enfrentar el mundo, y más aún, me deja a merced del mundo. Pero, por otra parte, en el reverso del mundo, donde yo estoy, se ven muchas cosas vedadas para los otros. A propósito de mi incomunicación estuve pensando en la posibilidad de enloquecer, posibilidad que me
aterroriza. Pero estoy demasiado cansada como para inquietarme «activamente». Pensándolo bien, ¿no será demasiado tarde para reconstruirme? ¿No habré perdido definitivamente?

7/12/14

Un mensaje de guerra

Se dice que el rey persa Darío I, barruntando que la zona de la Jonia estaba a punto de sublevarse, mandó llamar a Histieo, tirano de Mileto, a la ciudad de Susa. Pensaba hacerlo consejero suyo para alejarlo de aquella zona conflictiva, pero éste, a pesar del honor recibido, estaba
frustrado ya que deseaba volver a su tierra para comenzar la rebelión y no podía marcharse sin levantar sospechas. Así que pensó que si no podía ir alguien de Mileto podría comenzar la sublevación en su nombre. Para ello debía mandar un mensaje a Aristagoras, un familiar suyo que en esos momentos era el gobernante sustituto en su ausencia, para que levantara en armas a toda la Jonia y así poder liberarse del pesado yugo de la ocupación persa.
La idea era buena, pero muy difícil de cumplir ya que la distancia que había entre Susa, y la ciudad de Sardes, la gran capital de Asia Menor, era de 2400 kilómetros. Si mandaba un mensajero por rutas alternativas podía despertar sospechas, y si en cambio lo enviaba por la vía real pronto sería interceptado ya que cada cierto número de kilómetros había controles que vigilaban a los viajeros. Es por ello que Histieo pensó una manera de lo más curiosa para sortear cualquier eventualidad. Mandó llamar a un esclavo, al cual le afeitó la cabeza y acto seguido mandó que le tatuaran en el cuero cabelludo un mensaje. Esperó a que le creciera el pelo, y cuando ya lo tuvo bastante tupido lo envió a Mileto. Al llegar allí el esclavo le dijo a Aristagoras que le afeitara la cabeza para que de esta manera leyese el mensaje cifrado. Y así lo hizo. En el ponía lo siguiente: “Histieo a Aristagoras: subleva a Jonia”. Este fue el pistoletazo de salida de un conflicto bélico que pasaría a la historia como Las Guerras Médicas.

El entrepuente - Alfred Stieglitz 1907

El entrepuente se divide en dos secciones bien bisecadas por una tabla y un puente de cuerda. Tres diagonales formadas por una chimenea, un mástil y una escalera, delimitan la escena dentro del encuadre e introducen una tensión a la imagen que aporta la fuerza y dinamismo. La fotografía marca un giro en la ora de Stieglitz, que pasa de pictorialismo al modernismo, señalando un nuevo rumbo para la fotografía. La imagen no se publicó hasta 1911, en la revista Cámera Work, y formó parte de un número dedicado a la ora de Stieglitz. Alfred Stieglitz fue un pionero de los círculos fotográficos de Nueva York a principios del siglo XX, y tuvo una inmensa influencia en la evolución de la fotografía, de constructo pictiorista a claridad modernista. El entrepuente ilustra cómo Stieglitz combinó la observación documental con un profundo interés por forma y composición. Realizó la fotografía mientras viajaba de Nueva York a París a bordo frl SS Kaiser Wilhelm II.
El encuadre estrecho destaca la animada escena en la cubierta del entrepuente del vapor, mientras los pasajeros de segunda clase
interactúan no lejos de allí.
"Vi formas relacionadas entre sí... un cuadro de formas, y debajo, una nueva visión que me sobrecogió: gente sencilla, la sensación del barco, océano, cielo"

Fuente: Cuando la foto es un arte Ed. Lunwerg

Carta de Franz a Max

Sanatorio naturista Jungborn en el Harz 22 VII 1912

Mi muy querido Max, ¿jugamos una vez más al juego de los niños infelices? Uno señala al otro y recita su antiguo verso.
Tu opinión actual sobre ti mismo es un capricho filosófico, mi mala opinión sobre mí mismo no es una mala opinión trivial. En esta opinión quizá se halle mi única virtud, después de haberla delimitado adecuadamente en el transcurso de mi vida, es aquello en lo que jamás, jamás he tenido que dudar, me da un orden para mí mismo y me tranquiliza suficientemente, a mí, que me rindo de inmediato ante la falta de claridad. Estamos suficientemente cerca uno de otro como para poder ver los entresijos en la argumentación de la opinión del otro. Yo incluso he llegado a detalles y ellos me han alegrado más de lo que tú aprobarías -¿de qué otro modo podría seguir sosteniendo la pluma en mano? Nunca he sido de aquellos que sacan adelante alguna cosa a cualquier precio. Pero precisamente de eso se trata. Lo que he escrito fue hecho en un baño tibio, no he vivido el
infierno eterno de los verdaderos escritores, a excepción de unos pocos arrebatos que puedo ignorar en mi juicio, a pesar de su fuerza quizá infinita, debido a su
escasa frecuencia y a la debilidad con que se manifestaron. También aquí escribo, muy poco desde luego, me lamento de mí mismo y también me alegro; éste es el modo en que las mujeres piadosas rezan a Dios, pero en las historias bíblicas se deberá pasar mucho tiempo antes de que pueda mostrar lo que ahora te escribo a ti, y aunque sólo sea por mí. Está elaborado sobre la base de pequeñas piezas más bien alineadas que entrelazadas; durante mucho tiempo seguirá por un camino recto, antes de llegar a formar el círculo deseado, y en aquel instante, en función del cual trabajo, las cosas no resultarán en absoluto más fáciles, mucho más probable es que, habiendo sido inseguro, pierda la cabeza. Por esto, será algo de lo que se podrá hablar solamente cuando concluya la primera versión.
¿No hiciste mecanografiar el Arche? ¡Esto si que lo ha golpeado! Y yo no le escribo y no le escribo. Por favor, diles a la Srta. T. y a Weltschy, y si es posible, a los Baum que los quiero a todos y que el cariño no tiene nada que ver con escribir cartas. Dile de tal forma que sea acogido mejor y más amablemente que tres cartas reales. Si quieres, puedes hacerlo. En nuestra historia común me ha alegrado únicamente, aparte de algunos detalles, el estar sentado junto a ti los domingos (haciendo excepción, desde luego, de los ataques de desesperación) y esta alegría me seduciría de inmediato y me arrojaría a continuar el trabajo. Pero tú tienes cosas más importantes que hacer, aunque sólo fuera el Ulises. Carezco de todo talento organizativo y por eso ni siquieras soy capaz de inventar un título para el anuario. Pero no olvides que en la invención los títulos mediocres o incluso malos alcanzan un buen
prestigio por influencias probablemente caprichosas de la realidad. ¡No digas nada contra la sociabilidad! También vine aquí por la gente y estoy satisfecho de que al menos en esto no me haya equivocado.
¡Cómo vivo en Praga! Esta necesidad que tengo de la gente y que se transforma en temor tan pronto se satisface, sólo está a gusto durante las vacaciones; sin duda que he cambiado un poco. Por otra parte, no leíste con atención mi horario, hasta las 8 escribo poco, pero después de las 8 nada, aunque es cuando más libre me siento.
Escribiría más sobre esto si no hubiera pasado todo el día tan tontamente con juegos de balón y de naipes y sentado y recostado en el prado. ¡No hago excursiones! El mayor peligro es.que ni siquiera veré el fragmento. ¡Si supieras cómo transcurre este corto tiempo! ¡Si fluyera con tanta claridad como el agua, pero se escurre como el aceite! El sábado por la tarde me iré de aquí (pero
hasta entonces me gustaría mucho recibir una tarjeta tuya), me quedaré el domingo en Dresde y llegaré por la noche a Praga. No iré por Weimar únicamente por una debilidad que vislumbro a distancia. Recibí una pequeña carta suya con
saludos de propia mano de la madre y tres fotografías. En las tres se la ve en distintas posiciones, en relación con las fotografías anteriores son incomparablemente nítidas y ¡es bella!. Y yo iré a Dresde fingiendo obligación y visitaré el jardín zoológico ¡que es donde debiera estar!
Franz