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3/3/15

LA COPA DE PITÁGORAS

Se dice que el sabio filósofo Pitágoras, allá por el 530 a.C., inventó una copa para moderar el consumo de alcohol entre los trabajadores de las obras de abastecimiento de aguas en la isla de Samos. Ofrecía a cada uno su copa y les indicaba que solamente podían servirse hasta la línea marcada con hilo de oro.
Ese era el límite para que todos pudiesen beber por igual la misma moderada cantidad. Así lo fueron haciendo hasta que alguien entre todos pensó que merecía más que los demás y se sirvió el preciado licor por encima de la raya. Entonces la copa se vació por su base dejando al insolidario trabajador sin su ración. Pitágoras había inventado una copa que castigaba la codicia y premiaba la equidad. Los obreros la llamaron la copa de la justicia o también la copa de la igualdad.
En realidad esta copa, o Vaso de Tántalo es un recipiente con un cilindro en medio que aplica el sencillo principio de los vasos comunicantes que ya era conocido antes de que Pitágoras le “inventase”. Hay quien atribuye su diseño al mismísimo Arquímedes, pero la hidrostática ya era conocida antes de la época de Pitágoras.
Consiste en un vaso o copa con un cilindro en su interior que posee un tubo interno con un orificio dentro, cerca de la base del vaso. El tubo sube por el interior de la columna hasta la parte superior, y vuelve a bajar hasta salir, por otro orificio en la parte baja de la copa, al exterior. Por este segundo orificio es por donde se va a escurrir el contenido de la misma cuando el nivel del líquido lo permita. Al añadir agua al vaso, ésta permanece en su interior hasta que se supera el nivel en el que el tubo interno de la columna central gira 180 grados, momento en que la copa se vacía por completo. Esto ocurre porque al llenarse la copa, también se llena el tubo, desplazando el aire que se alojaba en su interior. En el momento en que el agua del tubo empieza a caer, todo el líquido que hay en el vaso le sigue, dejándolo vacío. Es el mismo sistema que utilizamos en los desagües de nuestras casas, y que llamamos sistema de sifón.
Pero en estos tiempos de avaricia y falta de solidaridad social, es bueno recordar lo que la física y la filosofía nos enseñan: Todos podemos disfrutar de los bienes que la sociedad posee mientras alguien no de un “giro de 180 grados” con su avaricia y codicia, y acabe convirtiendo una copa medio llena en un recipiente completamente vacío.

1/2/15

LA GRAN NIEBLA DE 1952...

Una de los grandes inconvenientes de la Revolución Industrial ha sido el alto nivel de contaminación que se produce en muchas de las ciudades del planeta.
Esta polución puede acarrear graves problemas de salud en los ciudadanos, e incluso llevarlos a la muerte sobre todo a personas que tengan problemas respiratorios. El caso de contaminación atmosférica más mortífera que se ha conocido hasta ahora se produjo a mediados del siglo XX en las Islas Británicas, en concreto en Londres.
Se trata de la Gran Niebla de 1952. A principios de Diciembre de ese año, llegó del norte un frente frio tan crudo que obligó a los londinenses a quemar grandes cantidades de carbón en masa para evitar morirse de congelación. La pega es que debido a las graves carestías que existían debido a la posguerra, la gente utilizó carbón de mala calidad, rica en azufre creando un enorme humo negro que terminó fusionándose con la típica niebla londinense (fog).
Esta niebla era tan densa que
obligó a las autoridades a clausurar el tráfico de la ciudad para evitar accidentes y cerrar las salas de cine y conciertos ya que además de que las personas casi no las podían encontrar, la niebla que se colaba por debajo de las ventanas o puertas impedía ver el espectáculo. Al principio se pensó que esta era una neblina algo atípica pero pasadas las semanas los médicos descubrieron que habían muerto ya 4000 personas, y al finalizar esta rareza atmosférica el número total de fallecidos sumó un total de 8000, en su mayoría debido a graves problemas respiratorios a los que se había añadido la gran polución habida.

Kahn el arquitecto

Arthur Kahn diseñó el Pasaje Zingg, el emblemático Edificio Altamira de la Plaza Francia , el del Instituto Anatomo-Patológico del conjunto de la Ciudad Universitaria de la UCV, el célebre Hotel Nacional. También la primera etapa del IVIC (Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas), el edificio BECO-Blohm de la esquina de Puente Yánez, la Torre Aco de Las Mercedes, entre tantos otros íconos de Caracas. A pesar de una obra arquitectónica tan relevante, son casi inexistentes los registros de su trabajo en los libros de historia de la arquitectura en Venezuela. Todavía hay quienes se preguntan quién es Arthur Kahn.
Un relato de vida. Kahn es venezolano por nacionalización, con casi 70 años de residencia en el país. Nació en Estambul, Turquía, el 10 de octubre de 1910. Es el segundo de dos hijos de una pareja de aristócratas turcos. Su temprana infancia la vivió junto a su hermano mayor, O. San, y sus padres, en la parte oriental de Estambul a orillas del Bósforo. Su primer idioma fue el
griego dado que en aquel entonces todas las niñeras en Turquía eran inmigrantes del país helénico. En 1915, poco después de estallar la Primera Guerra Mundial, Arthur Kahn, un niño de cinco años, se trasladó junto a su familia a Viena. En la capital austriaca recibió sus primeras clases de dibujo y piano. Descubrió su facilidad para expresarse gráficamente y su pasión por la música.
A la edad de 15 años ya dominaba el trombón, la guitarra, el piano y el bajo. Con 17 años, viajó a Suiza para concluir la secundaria. Hablaba griego, alemán e inglés y a partir de esta etapa se acostumbró a su nuevo idioma: el francés. Durante su estancia en el colegio alpino compartió clases con dos venezolanos: Alejandro Lara y Juan Liscano, a quienes llamaba "americanos del sur".
En 1932 trabajó como trombonista en la orquesta de la famosa cantante y bailarina americana Josephine Baker durante su gira por Austria. Años después sería ella, su amiga Josephine, la persona que salvaría a sus padres y a su hermano durante la invasión alemana a Francia. Ese gesto le permitiría huir con su familia a Venezuela.
A los 24 años se trasladó a Francia para iniciar sus estudios de arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París, en el prestigioso taller del profesor George Gromort.
Su vida de estudiante coincidió con la recesión previa a la guerra, por lo que se vio obligado a trabajar como mago y bailarín profesional de tap en cafés, cabarets y teatros de vaudeville parisinos para conseguir un dinero extra que le permitiera cubrir sus gastos. Se graduó de arquitecto en 1939, cuando inicia la Gran Guerra, y finalmente, en 1942, salió de Marsella con destino a Puerto Cabello.
Kahn, el arquitecto. Llegó a Venezuela en julio de 1942. En su primer empleo como músico duraría pocos meses, al ser contratado como dibujante de arquitectura en e Ministerio de Obras Públicas. "Un día encuentro al arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Había sido contratado por el Ministerio de Obras Públicas para elaborar el proyecto de la Ciudad Universitaria.
Me propuso trabajar con él, renuncié al ministerio y me incorporé al equipo de Villanueva", recuerda a sus 100 años. Con Villanueva trabajó en las primeras proyecciones de la Ciudad Universitaria, en el diseño del Hospital Universitario y del edificio del Instituto de Anatomo-
Patología. En paralelo, Kahn fue contratado para el proyecto del Hotel Nacional (1947) de la avenida Bolívar, su primera gran obra en Venezuela, lamentablemente demolido, y aún recordado por el roof bar que diseñó para la terraza.
Eso ameritó una jornada intensiva.
"Trabajaba de día con Villanueva en el proyecto de la Ciudad Universitaria y de noche, en casa, en el proyecto del Hotel Nacional".
Inmediatamente surgieron otras oportunidades para Kahn y después de dos años de trabajo, dejó a Villanueva e inició su propia
compañía, Arquidec C. A. "Tenía entre manos muy buenos proyectos: además del hotel, inicié el Edificio Altamira para Luis Roche en Altamira (1947) y el Edificio BECOBlohm (1948) en la esquina de Puente Yánez para Jorge Blohm". Según el propio Kahn, la obra del Edificio Altamira la obtuvo de manera casi fortuita. Kahn supo que Luis Roche, uno de los mayores constructores de entonces, planificaba urbanizar una gran extensión de terreno en el este de la ciudad. Así consiguió una entrevista con él y le ofreció sus servicios como arquitecto. Acto seguido, Luis Roche le dijo: "Nosotros no somos arquitectos, pero tenemos muy buenos libros de arquitectura y por eso nunca utilizamos los servicios de un arquitecto". Frase a la que Kahn respondió: "Estimado señor Roche, gracias por su hospitalidad y si un día se siente mal de salud llámeme por favor, no soy médico pero tengo muy buenos libros de medicina".
Al día siguiente, Roche llamó a Kahn para discutir los términos de un contrato en el que lo empleaba en la elaboración del proyecto del Edificio Altamira. Pocos años después, en 1951, inició el Pasaje Zingg, el primer centro comercial de Caracas y el primer edificio con escaleras mecánicas (de madera) en un pasaje que albergaba 40 de las más elegantes tiendas de la ciudad y cuyo diseño conectó dos calles de diferentes alturas a través de un corredor interior. En 1954, el profesor Humberto Fernández Morán ­ creador del bisturí de diamante le propuso a Kahn hacer el diseño de un Instituto de Ciencias que se proponía crear en Venezuela. "La entrevista duró siete horas. Al concluir el encuentro teníamos un proyecto y había nacido una amistad que duraría hasta el día de su muerte. Diseñé así la Unidad Piloto Experimental del IVNIC (1954-55), primer cuerpo de edificios del actual IVIC".

Fuente:
(Jonathan Gutiérrez y Efrén
Hernández)
El Nacional Todo en Domingo -
Domingo 28 de Noviembre de 2010

21/12/14

El trono del amor

El rey Enrique VIII de Inglaterra, culpable de romper con la Iglesia Católica debido a que el papa se negaba a anular su matrimonio con la reina Catalina de Aragón, y por tanto padre de la Iglesia Anglicana, estuvo obsesionado desde un principio con una de las damas de honor de su esposa, la archifamosa Ana Bolena. Pero parece ser que ésta no vendía tan barato sus favores, por lo que el rey se inventaba mil y una tretas para conseguir un beso suyo.
Así que un buen día se le ocurrió la siguiente idea: construir un trono de madera en cuyo respaldo pusiera la siguiente frase: “El dueño de esta silla tiene derecho a un beso de cualquier dama que se sienta en ella”. En cuanto se lo trajeron del taller acudi rápidamente ante Ana Bolena y la obligó a sentarse en el trono del amor. Acto seguido la besó. Aquello cambio la Historia.

10/12/14

KANDOVAN

Kandovan es un antiguo pueblo escondido en la esquina noroeste de Irán en las faldas del Monte Sahand y cerca de la ciudad de Tabriz, en la provincia de Azerbaiyán Oriental. Las casas en este pueblo parecen colmenas construidas en el corazón de las montañas. Hay otras dos aldeas rocosas en el mundo, una en Dakota del Norte en los EE.UU. y el otro en Turquía. Sin embargo,
Kandovan, situado en Oskou Distrito, es el único pueblo rocoso del mundo habitado por personas hace unos 6.000 años.

La leyenda dice que los primeros habitantes de Kandovan s mudaron allí en el siglo 13 para escapar del ejército invasor mongol. Cavaron refugios en las rocas volcánicas, pero finalmente decidieron instalarse en estas cuevas que se desarrollaron y se transformaron en viviendas permanentes, de varios pisos en forma gradual.
Desde entonces, muchas generaciones de sus descendientes han continuado viviendo en las mismas casas.
Hay indicios de que los residentes
actuales son sucesores de los habitantes de las cuevas que habitaron hace 1,600-3,000 años, lo que les han hecho contemporáneos a la primera presencia conocida de los zoroastrianos en la región.
Las casas son conocidas como karan en el dialecto local. Una
interpretación tiene a la palabra Kandovan como una forma plural de Kandou, una colmena. Otra interpretación sostiene Kandovan significa Tierra de talladores desconocidos.
En 317 aC, el Comandante macedonio Antígono Monophthalmus es citado diciendo que él encontró Kossaeans (casitas), llamándolos hombres de las cavernas.

La bicicleta y la emancipación femenina

La mujer de la fotografía es Elsa von Blumen de Nueva York, quien participó en una carrera de bicicletas para mujeres en 1889 en Pittsburg durante mil millas en un maratón de seis días. Aunque al final, tuvo que ser apoyada para acabar la carrera, su fama ya se había cimentado: "el estilo de la señorita von Blumen es en gran medida muy laborioso, pero cuando ella se inclina hacia adelante para una racha de su bicicleta parece volar alrededor de la pista." Decía de ella la prensa.
Desde la década de los setenta las carreras de bicicleta de la mujer fue convirtiéndose en un deporte muy popular. En 1879 las mujeres
competían entre si, destacando Lizzie Balmer quien recorrió dieciocho millas y media en dos horas. Pero también había exhibiciones de mujeres contra hombres, contra peatones y hasta contra caballos al trote. En una de estas carreras compitió Ernestine Bernard, de París, disputando contra un caballo una carrera de tres kilómetros en una pista de en Toronto (Canada). En la revista National Police Gazette, del 28 de junio de 1879, no dice quien ganó la carrera, pero si se escandaliza de que la ciclista francesa apareció en la pista “con escasas prendas, apropiadas para la ocasión." En Norteamérica las carreras ciclistas de mujeres se hicieron populares muy pronto.
En 1882 Louise Armaindo, de Montreal (Canadá), una atleta muy completa al parecer, se proclamó campeona del mundo, derrotando al profesor Fred Rollinson, el campeón de América, en tres carreras de 20 millas (Rollinson le había permitido una ventaja 2 millas). En St. Louis, recorrió 617,5 millas en 72 horas, a razón de 12 horas al día, durante seis días. Ganó la carrera del campeonato del mundo y estaba dispuesto a montar en contra de cualquier dama en América, o a cualquier hombre con una ventaja de inicio de cinco millas en una carrera de cincuenta millas.
La libertad que aportó la bicicleta a las mujeres fue enorme. Además de por la facilidad de movimientos que proporcionaba, llegó a revolucionar la moda y las costumbres al utilizar pantalones para montar en velocípedo. En 1896 Susan Brownell Anthony (1820 – 1906, feminista, líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles) dijo que "la bicicleta ha hecho más por la emancipación de las mujeres que cualquier otra cosa en el mundo."

7/12/14

Un mensaje de guerra

Se dice que el rey persa Darío I, barruntando que la zona de la Jonia estaba a punto de sublevarse, mandó llamar a Histieo, tirano de Mileto, a la ciudad de Susa. Pensaba hacerlo consejero suyo para alejarlo de aquella zona conflictiva, pero éste, a pesar del honor recibido, estaba
frustrado ya que deseaba volver a su tierra para comenzar la rebelión y no podía marcharse sin levantar sospechas. Así que pensó que si no podía ir alguien de Mileto podría comenzar la sublevación en su nombre. Para ello debía mandar un mensaje a Aristagoras, un familiar suyo que en esos momentos era el gobernante sustituto en su ausencia, para que levantara en armas a toda la Jonia y así poder liberarse del pesado yugo de la ocupación persa.
La idea era buena, pero muy difícil de cumplir ya que la distancia que había entre Susa, y la ciudad de Sardes, la gran capital de Asia Menor, era de 2400 kilómetros. Si mandaba un mensajero por rutas alternativas podía despertar sospechas, y si en cambio lo enviaba por la vía real pronto sería interceptado ya que cada cierto número de kilómetros había controles que vigilaban a los viajeros. Es por ello que Histieo pensó una manera de lo más curiosa para sortear cualquier eventualidad. Mandó llamar a un esclavo, al cual le afeitó la cabeza y acto seguido mandó que le tatuaran en el cuero cabelludo un mensaje. Esperó a que le creciera el pelo, y cuando ya lo tuvo bastante tupido lo envió a Mileto. Al llegar allí el esclavo le dijo a Aristagoras que le afeitara la cabeza para que de esta manera leyese el mensaje cifrado. Y así lo hizo. En el ponía lo siguiente: “Histieo a Aristagoras: subleva a Jonia”. Este fue el pistoletazo de salida de un conflicto bélico que pasaría a la historia como Las Guerras Médicas.

28/11/14

Códice Nuttall

El Códice Nuttall (conocido también como Códice Tonindeye o Zouche-Nuttall) es un manuscrito pictórico prehispánico, perteneciente a la cultura mixteca. Consta de dos lados: un lado que registra la vida, conquistas y alianzas de Ocho Venado, un prominente gobernante mixteca, y otro lado, que trata el origen de la dinastía e historia de Tilantongo y Teozacoalco. El códice Zouche-Nuttall es uno de los seis códices mixtecos considerados de tradición prehispánica que sobrevivieron a la conquista de México.
El manuscrito está conformado por 16 piezas de piel de venado tratada unidas a los extremos, que
constituyen una larga tira de 11.41 metros. Las hojas son dobleces realizados en cada una de las piezas de piel, dando así un total de 47 láminas, no todas pintadas. Se desconoce la fecha real de elaboración del códice, pero se estima fue alrededor del siglo XIV en la población de Tilantongo.
No hay datos de cómo salió el códice de México. Probablemente fue enviado a España en el siglo XVI, poco después de consumarse la conquista de los pueblos mixtecos en 1522. Fue identificado por primera vez en el año de 1854 en el convento dominico de San Marcos en Florencia. Cinco años más tarde fue vendido a John Temple Leader, quien lo envió a Robert Curzon, cuarto barón Zouche.
Una edición facsimilar fue publicada por el Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad Harvard en 1902, con introducción escrita por Zelia Nuttall. Hoy en día el códice pertenece a la colección del Museo Británico.

Geghard

El monasterio de Geghard es una construcción arquitectónica única en la provincia de Kotayk en Armenia, parcialmente excavada en la montaña adyacente, rodeada por acantilados. El monasterio, junto con el valle alto del Azat, fueron incluidos por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 2000.
Mientras que la capilla principal fue construida en 1215, el complejo monástico fue fundado en el siglo IV por Gregorio el Iluminador en el lugar de un manantial sagrado en el interior de una caverna. El monasterio por lo tanto fue llamado originariamente Ayrivank, significando con ello «el Monasterio de la Cueva». El nombre usado habitualmente para el monasterio hoy en día, Geghard, o de forma íntegra Geghardavank, significa «el Monasterio de la Lanza», que se origina de la lanza que hirió a Jesús en la Crucifixión, supuestamente llevada a Armenia por el apóstol Judas, llamado Tadeo, y conservada entre otras reliquias. Actualmente se exhibe en el tesoro de Echmiadzin.

Cotufas

En los comienzos de la explotación comercial del cine, el hecho de ir a ver una película era uno de los pocos entretenimientos que tenían las clases más desfavorecidas. Al igual que ahora, no son pocas las familias que se sientan frente al televisor para ver su serie favorita mientras cenan, en aquello primeros años en los que no existía la caja tonta, no era extraño que las familias o amigos se reunieran en las salas de proyección para comer o beber algo mientras veían una película, era un formato de entretenimiento totalmente distinto a como se nos presenta hoy en día, con inclusión de bailes y orquestas que amenizaban aquellas sesiones de cine mudo.
Con la llegada de la crisis de 1929 la clases populares quedaron totalmente arruinadas y aunque las entradas para el cine seguían siendo realmente baratas (sobre todo comparadas con las de hoy día), la economía familiar no llegaba para hacer gastos también en el interior de las salas, así que se impuso como alternativa el vender en los accesos de los cine, palomitas de maíz, un producto del que habían existencias suficientes, era muy barato, tenía muchas calorías -más si se le añade mantequilla-, saciaba el hambre (un recipiente de los grandes puede tener hasta 1200 calorías) y además no ensuciaba el local.
No tardaron los dueños de las salas exhibidoras en darse cuenta del negocio potencial de las palomitas o cotufas y pensaron añadirlo a su oferta. Julia Braden convenció a los dueños del Linwood Theater de Missouri para que le dejaran colocar su puesto de cotufas dentro del propio cine, en vez de en la calle como hasta entonces. El negocio fue mayúsculo, tanto que a partir de 1931 la idea ya era copiada por todos los exhibidores. La nueva época de escasez que llegó con la Segunda Guerra Mundial terminó por afianzar esta opción, que además se impuso a otras alternativas como los cacahuetes o las pipas por su virtud de no ensuciar la sala.

Fuente:
unmundoenlascocinas

17/11/14

LA CAPILLA SIXTINA

La Capilla Sixtina fue construida entre 1471 y 1483 por orden del Papa Sixto IV, al que debe su nombre. Fue el resultado de rehabilitar y ampliar la Capilla Magna, antigua aula medieval fortificada donde tenían lugar las reuniones de la corte papal y, desde aquel momento, se convertiría en la sede de la elección de cada Papa en el cónclave del Colegio cardenalicio.
Y como Sixto IV era de los que pensaba que la historia le juzgaría por sus obras -de arte, que no por su forma de obrar-, encargó los frescos de la capilla a los pintores
florentinos más famosos: Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, Pietro Perugino… En 1483 se inauguró la capilla con una ceremonia en la que fue consagrada y dedicada a la Virgen María.
La tradición católica sitúa la Basílica de San Pedro sobre la tumba del primer obispo de Roma, San Pedro.
La construcción del actual edificio, sobre una basílica del siglo IV en la época del emperador Constantino el Grande, comenzó en 1506 por orden del Papa Julio II, sobrino de Sixto IV, y finalizó en 1626. En el haber de Julio II también hay que añadir el hecho de que ordenase al gran Miguel Ángel la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina. Aunque en un principio se mostró reticente,
aceptó el encargo cuando consiguió del Papa libertad creativa: un conjunto de pinturas al fresco en las que se representa la historia del mundo y del cosmos antes de Jesucristo.
Harto difícil cuantificar el enorme coste de estas dos emblemáticas construcciones pero, cual político español con sus proyectos aeroportuarios, nada iba a detener los aires de grandeza de tío y sobrino… y menos la financiación.
Sixto IV fue un adelantado a su tiempo, ya que legalizó la prostitución en Roma -si entendemos por legalizar gravar la actividad con un impuesto-. Todas las prostitutas debían pagar un tributo para ejercer su profesión y, visto que aquello reportaba pingües beneficios, decidió ampliar aquel impuesto a todos los miembros del clero que mantuviesen barraganas y a los miembros de la nobleza que quisiesen tener libre acceso a la cama de alguna joven doncella. Pero todavía quedaba su obra maestra: la venta de indulgencias. Según la RAE, las indulgencias son la remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los pecados ya perdonados, que se obtiene por mediación de la Iglesia; en palabras de Sixto IV…
Los que murieron en la luz de la caridad de Cristo pueden ser ayudados por las oraciones de los vivos. Y no sólo eso. Si se dieren limosnas para las necesidades de la Iglesia, las almas ganarán la
indulgencia de Dios.
Se convirtió en un auténtico mercado en el que el Papa obtenía
financiación y los compradores el perdón de sus pecados. Pero Sixto fue un poco más allá, también podía sacar tajada con los muertos. Hasta la fecha, los beneficiarios de las indulgencias eran los vivos, pero ahora los vivos podían comprar un pasaje en un crucero de lujo para que sus difuntos saliesen del aterrador purgatorio, donde se redimían las penas, y alcanzar el paraíso celestial. Otra ventaja de este mercado, a diferencia de anteriores Papas que vendieron reliquias más falsas que Judas u obtenidas de expoliar tumbas de santos, era que al no entregar nada a cambio era un producto inagotable. Una legión de clérigos recorrieron ciudades y pueblos vendiendo humo que los temerosos de Dios compraban en beneficio de sus difuntos.
A Julio II, el Papa Guerrero, más que un líder de la Iglesia se le podía considerar un monarca. Gustaba vestir la armadura y beber con sus soldados; luchó contra los Borgia y sus aliados, contra Venecia y contra los franceses. Estas guerras implicaban un preciado botín que en buena parte fueron destinados a financiar las obras arquitectónicas y contratar a los mejores artistas de la época. Además, y siguiendo los pasos
de su tío, también obtuvo importantes ingresos de la prostitución pero añadiendo otra fuente: creó su propio burdel. E incluso parece que Julio II era el que hacía los castings para contratar a los/las profesionales. En 1508, el día de Viernes Santo, no se permitió besar los pies del Papa por las ulceraciones que los cubrían, propias del morbo gálico o mal francés.
Murió de sífilis, quizás contraída en los castings.

Fuentes: De lo humano y lo divino,
Los Papas y el Sexo – Eric Frattini

9/11/14

Hedy Lamarr

La historia de Hedy Lamarr tiene todos los ingredientes de una gran historia: el Hollywood dorado de los años 40, el régimen nazi avanzando por Europa, una increíble huida hacia los Estados Unidos desde la Alemania de Hitler y un invento revolucionario en las telecomunicaciones. mantenido en secreto, que
cambiaría el curso de los acontecimientos.
Y como toda buena historia, nada hacía sospechar en su comienzo que una chica nacida como Hedwig Eva Maria Kiesler en el antiguo imperio austrohúngaro, y de familia judía, acabaría siendo la primera mujer en protagonizar un desnudo en la historia del cine y la primera persona en concebir la versión del espectro ensanchado que daría lugar a la tecnología wifi.
La joven que de pequeña era considerada por sus maestros como superdotada, durante años se la conoció únicamente como “la mujer más bella de la historia del cine” y durante muchos más se la recordó como aquella que en la película checa Éxtasis (Gustav Machaty, 1933) corría desnuda por el bosque y mostraba
directamente su rostro durante un orgasmo. Algo absolutamente escandaloso para la época. El controvertido filme llegó a ojos de un rico vendedor alemán de armas, Friedrich 'Fritz' Mandl, que proveía de municiones y
aviones de combate a sus amigos Hitler y Mussolini.
Mandl se obsesionó con Lamarr. Obligó a sus padres a darla en matrimonio, intentó destruir todas las copias de la película –cosa que no logró– y la encerró en su mansión dejándola salir al exterior exclusivamente con él
en cenas y viajes de negocios. Hedy recordaría años más tarde aquella época como de auténtica esclavitud.
Su actividad artística, por supuesto, se interrumpió abruptamente pero aprovechó su cautiverio para continuar sus estudios de ingeniería y para obtener de los clientes y proveedores de su marido, que nada sospechaban, informaciones sobre tecnología armamentística de la época.
Los acontecimientos que siguen son dignos de un guión cinematográfico. Con ayuda de la asistenta, con quien mantenía una relación sentimental, escapó desde la ventana del baño de un restaurante donde estaba un
coche esperándola para huir a París. Perseguida por los guardaespaldas de su marido, logró llegar a su destino y continuar hacia Londres. Una vez allí vendió sus joyas y conoció, por casualidad, a uno de los
magnates de Hollywood, Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer. Ambos embarcaron juntos dirección a los Estados Unidos.
Hollywood y el gran invento
En aquel viaje en barco liberador fue donde nació Hedy Lamarr, nombre dado por su protector Mayer, y donde firmó un contrato de siete años como actriz con la compañía. Compartió guión con Charles Boyer, Clark Gable, Lana Turner o Jimmy Stewart. De esa época de grandes películas como Sansón y Dalila (Cecil B. DeMille, 1949), es célebre su frase: “Cualquier chica puede ser glamourosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida”.
Richard Rhodes, uno de sus biógrafos y autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy
Lamarr, the most beautiful woman in the world, aseguraba que Hedy Lamarr odiaba las fiestas y nunca bebía.
“Su principal hobby era inventar". Ya con el título de ingeniera en Telecomunicaciones, conoció a quien sería su principal apoyo en la creación de un sistema secreto de comunicaciones .
El compositor George Antheil y ella idearon un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda. Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con 88 frecuencias, equivalentes a las teclas del piano, y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético.
Registraron la patente y se la ofrecieron de forma gratuita al Ejército de los Estados Unidos, quienes no la utilizaron por miedo a que fuera detectada por el enemigo, pero la guardaron y la mantuvieron en secreto.
Mientras, el régimen nazi continuaba su avance por Europa, y Lamarr, impotente, de nuevo ofreció su colaboración y su inteligencia al Gobierno estadounidense para el desarrollo de investigaciones científicas en
busca de avances armamentísticos. Aunque su título de “mujer más bella” se impuso a su ingenio y para lo que el Gobierno la demandó fue para utilizar su fama –y, por supuesto, su belleza– para convertirse en
imagen de pósteres propagandísticos y para ayudar en la venta de bonos de guerra. Aquel que comprara 25.000 dólares conseguiría un beso de la actriz: Lamarr logró vender siete millones de dólares en bonos de guerra en una única noche.

La tecnología patentada por Lamarr y Antheil en 1940 ha demostrado ser la solución esencial para la comunicación secreta vía radio y para compartir el número de canales de radio ocupados. Hizo posible la
transmisión de señales secretas sin poder ser interferidas y Estados Unidos lo utilizó por primera vez durante la crisis de Cuba, después como base para el desarrollo de las técnicas de defensa antimisiles hasta que, en la década de 1980, el sistema de espectro expandido vio sus primeras aportaciones en ingeniería civil.
Su idea, mantenida en secreto por el ejército, acabó convirtiéndose en la precursora de la tecnología que se utiliza hoy en día en las comunicaciones inalámbricas de los teléfonos móviles, los sistemas GPS y la
tecnología wifi .
“Thank God for Hedy Lamarr”, dijo Cecil B. DeMille, director de Sansón y Dalila, al terminar el rodaje de la película, sin saber que realmente había que agradecer mucho a Hedwig Eva Maria Kiesler por su ingenio y su
agudeza.
En 1998 la Electronic Frontier Foundation concedió a Hedy Lamarr y George Antheil el Premio Pionero reconociendo su contribución fundamental en el desarrollo de las comunicaciones basadas en ordenadores.
George Antheil murió sin conocer su aportación a la tecnología ni ver su reconocimiento y Hedy Lamarr rehusó a ir a recoger aquel premio. Murió dos años después en Florida.

El día de su nacimiento, el 9 de noviembre, se celebra el Día del Inventor en su honor.

Fuente

3/11/14

DON BYAS, EL GRAN OLVIDADO DEL JAZZ

Don Byas (Wesley Carlos Byas. 1912-1972 - EEUU), fue uno de esos músicos que decidieron no aguantar más las humillaciones habituales a las que eran sometidos los músicos de color en la tierra de la libertad y al finalizar la Segunda Guerra Mundial marchó a Europa con la
Orquesta de Don Redman y llegada la hora de volver decidió quedarse para desarrollar su carrera allí. Antes de abandonar su formación al estilo del primer violín de una orquesta rusa de gira, ya atesoraba la calidad suficiente para ser el elegido por Count Basie para sustituir en su orquesta al inmenso Lester Young y previamente había trabajado en la formación de Lionel Hampton. Ya en Europa, fijó su residencia en Paris o Amsterdam pero hizo también alguna estancia en España (su madre era española), principalmente en Barcelona, donde realizó algunas magistrales grabaciones, algunas de ellas con nuestro mejor jazzista, el pianista Tete Montoliu. Trabajo no le faltó y las grandes orquestas cuando visitaban el viejo continente sabían que el puesto de saxofonista tenor estaba asegurado, pues contaban con este esplendoroso comodín ya en destino. Pero más allá de estas ventajas, su marcha de Estados Unidos terminó por jugarle una mala pasada y es que siendo, sin temor a exagerar, uno de los más grandes saxofonistas de la historia del jazz, a la altura de los conocidos Ben Webster, Coleman Hawkins (su maestro) o Lester Young, y ahora sí que me arriesgo un poco y digo que quien sabe si incluso mejor que ellos en los dominios de las baladas, no ha quedado reseñado como tal en la mayoría de los libros de jazz. Es el gran olvidado, quedando casi omitido en todas las reseñas, debido exclusivamente a que simplemente no estaba allí, estaba lejos, demasiado lejos para escuchar su música, en los momentos en los que se estaba fraguando toda la mitología de este estilo musical.
Es difícil encontrar vídeos buenos de este músico, pero no tanto sus discos y este que les presento de la colección "Jazz in Paris", de título "Laura", es uno de mis preferidos.
Está repleto de grandes temas de
Porter, Gershwin, Kern resueltos de una manera elegante e hipnotizadora. Es un disco que pongo a la más mínima oportunidad, he bombardeado con él a compañeros que sucumbieron a su encanto, ha amenizado cenas en las que los invitados no pudieron resistirse a preguntar ¿Quién toca en ese disco? casos en los que se llevaban una copia de regalo que ya estaba preparada (para que postergar lo inevitable, siempre quieren una). El tema de "Laura" que da nombre al disco es la visión que Byas tiene del tema principal de la película del mismo nombre de Preminger (que bonita estaba Gene Tierney en ese peliculón ). En definitiva una delicia, una sonoridad tan profunda como la de Webster o Hawkins, pero con ese "nosequé queseyó" que te lo hace incluso más atractivo. Puede que el atractivo sea el saber que es que es un verso suelto y casi olvidado en la historia del jazz, pero que rima con el conjunto de una manera soberbia y definitiva. Para Johnny Griffin, uno de los grandes saxofonistas del jazz, Don Byas, era ni más ni menos que el Tatum del saxo, dejando claro que en el mundo del jazz, Tatum es de
manera incontestable y reconocida el mejor del piano.

Besa

[Besa e shqiptarit nuk shitet pazarit, el honor de un albanés no puede ser vendido o comprado en un bazar]

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Albania era una monarquía dependiente económica y militarmente de Italia. Así que, cuando los italianos la ocuparon y el rey Zog I huyó -eso sí, con todo el oro que pudo-, apenas cambiaron las cosas. En estas fechas, el número de judíos en Albania apenas llegaba a los 200… cuando terminó la guerra eran más de 3.000. Los judíos que huían de los países ocupados por los nazis encontraron refugio en Albania… un país de mayoría musulmana. Los organismos gubernamentales proporcionaron documentación falsa a las familias judías que les permitía entremezclarse entre el resto de la población y los albaneses proporcionaron sus casas y sus escasos recursos para acogerlos.
Las cosas se complicaron en 1943 cuando fueron los nazis los que, a petición de Mussolini, tomaron Albania. Al igual que hicieron en el resto de la Europa ocupada, los nazis solicitaron a las autoridades locales los listados de los judíos residentes en el país… pero obtuvieron un no por respuesta. ¿Por qué un país de mayoría musulmana se implicó en salvar a los judíos poniendo en juego su propia vida?
-"No hicimos nada especial. Es Besa - así responden los albaneses- ."
Según el profesor Saimir Lloja, de la Asociación de Fraternidad Albano- Israel,
-"Besa es la regla de oro, es un código moral, una norma de conducta social, además de una antigua tradición.[...] Besa se trata, en esencia, de no ser indiferentes ante alguien que sufre o es perseguido. Es una autoexigencia moral que le pide a cada albanés que viva honestamente y que -llegado el caso- también se sacrifique."
Herman Bernstein, embajador de Estados Unidos a Albania en los años 30, escribió:
-"No hay rastro de ningún tipo de discriminación contra los judíos en Albania [...] Albania ha pasado a ser un lugar raro en Europa hoy en día, donde no existe el odio ni los prejuicios religiosos, a pesar de que los albaneses mismos están divididos en tres religiones."

Imagen: Alí Sheqer Pashkaj, fotografiado por Norman Gershman.
Su padre, también llamado Alí, salvó al joven judío Yasha Bayuhovio, con sombrero mexicano en una de las fotos

Besa: The Promise Trailer from Besa: The Promise on Vimeo.
Fuentes: eSefarad, WebIslam

¡Qué te vuelvas visir...!

En torno al Palacio de Topkapi (Turquía) existen muchas leyendas y curiosidades, pero hay una que llama especialmente la atención. Se dice que cuando el sultán de turno llamaba a su presencia a algún visir que hubiera cometido alguna falta grave era llevado a este suntuoso palacio y de inmediato un sirviente le servía un sorbete bien fresquito. Si el contenido era de color blanco significaba que el sultán le perdonaba. Pero si era de color rojo… ¡ya podía darse prisa! Al sentenciado a muerte entonces se le daba la oportunidad de correr trescientos metros hasta el lugar de ejecución. Si llegaba antes que el verdugo se le perdonaba la vida, pero si se retrasaba inmediatamente se le cortaba la cabeza. Con este sistema tan curioso el sultán Selim I llegó a ejecutar a siete visires, y tan de moda se puso esta pena de muerte que sus súbditos, cuando se enfadaban con alguien decían lo
siguiente: “¡Qué te vuelvas visir de Selim!”

22/10/14

Catalina de Medici

Catalina de Medici, una fría y despiadada reina de Francia Hija de Lorenzo II de Medici, nació en Florencia. Su tío, el papa Clemente VII, concertó su matrimonio con el futuro rey de Francia, Enrique II. Tras la muerte de éste y la de su primogénito, se convirtió en regente del pequeño Carlos IX, gobernando el país galo con mano de hierro. Durante más de 30 años marcó la política francesa del siglo XVI. Esposa de Enrique II, fue madre de cinco reyes y reinas, mientras superaba grandes crisis de gobierno provocadas por los desencuentros religiosos. Con ella y su descendencia directa se agotó la línea sucesoria de los Valois, dando paso a la hegemonía borbónica en el país galo. Catalina María Rómula de Medici vino al mundo en Florencia el 13 de abril de 1519. A edad temprana sufrió orfandad por las muertes, casi consecutivas, de sus padres, el italiano Lorenzo II de Medici y la francesa Madeleine de la Tour d’Auvergne, por lo que quedó bajo el amparo del papa León X. Éste la entregó al cuidado de diferentes parientes, quienes instruyeron a la pequeña como una refinada dama, apta para ser moneda de cambio en cualquier acuerdo matrimonial. En 1527 los Medici fueron expulsados de la capital toscana, motivo por el cual Catalina fue recluida en conventos, donde las monjas terminaron de esculpirle una personalidad dispuesta para asumir la razón de Estado en cualquiera de sus capítulos por azarosos que fuesen.
En 1530, su tío, el recién proclamado papa Clemente VII, concertó para ella un calculado matrimonio con Enrique, duque de Orleáns y segundo filogenético del rey francés Francisco I. La única condición que puso el Sumo Pontífice fue que la joven heredera renunciase a sus pretensiones dinásticas sobre Florencia, a cambio recibiría 100.000 escudos como dote y un futuro poco halagüeño en la corte francesa. El 28 de octubre de 1533 se celebró la boda con una Catalina de rostro triste, pues para entonces la italiana ya había constatado cómo su flamante esposo exhibía sin pudor una fogosa relación sentimental con la bella cortesana Diana de Poitiers. Esta sonora infidelidad conyugal no impidió que Catalina quedase en cinta en 11 ocasiones. De todos sus hijos nacidos, siete llegaron a la edad adulta y cinco de ellos lograron reinar. Tras los óbitos, primero del delfín Francisco y, más tarde, del propio monarca galo, Enrique II fue ungido rey de Francia en 1547. Hasta entonces Catalina había sido un modelo de virtud y prudencia, ocupada en cuestiones culturales y poco más. Sin embargo, su coronación regia la confirmó de inmediato como una figura preparada para el gobierno. Pero tal y como habían vaticinado algunos videntes de la soberana, incluido su médico y astrólogo personal Nostradamus, el rey moriría en 1559, víctima de las heridas producidas en un torneo de entretenimiento. Este suceso desató los acontecimientos en Francia, y el primogénito de Enrique, Francisco II, se colocaba la corona un breve tiempo para cederla a su muerte – acontecida 18 meses después– a su hermano Carlos IX, un niño de apenas 10 años que, como es lógico, fue convenientemente dirigido por su ambiciosa madre. En estos años, Francia mantenía una posición delicada en el concierto europeo, aunque el matrimonio entre Isabel de Valois –la hija mayor de Catalina– y Felipe II de España había sosegado bastante las relaciones entre las dos potencias.
Asimismo, en el terreno interno la reina trataba de entenderse por igual con católicos y protestantes, siempre dispuestos al enfrentamiento bélico. Pero no pudo impedir que una devastadora guerra religiosa estallase en Francia, cuyo punto más álgido aconteció el 24 de agosto de 1572, en la renombrada Noche de San Bartolomé. Miles de hugonotes (calvinistas) fueron asesinados por los católicos con una clara permisividad real, justo cuando se realizaban los esponsales que unían a Enrique III de Navarra y a Margarita, otra de las hijas de Catalina. Precisamente, este borbón navarro de confesión protestante sería uno de los pocos supervivientes hugonotes de aquella pésima jornada y acabaría coronado, tras su conversión al catolicismo, como Enrique IV de Francia.
Durante este convulso periodo, Catalina mantuvo con mano de hierro su gobierno sin descuidar su vocación de mecenas: instituyó el considerado primer ballet de la Historia y mandaba construir castillos y palacios, como el parisino de Las Tullerías. Finalmente, contempló como otro de sus hijos varones ocupaba el trono francés bajo el nombre de Enrique III. Este último representante de la casa Valois era estéril, por lo que la línea de sucesión quedó finiquitada en beneficio de los borbones. Catalina, reina moderna, además de hábil y maquiavélica estratega política, falleció el 5 de enero de 1589 en el castillo de Blois (Francia).

1/10/14

Emmanuel Bobovnikoff

Se llamaba Emmanuel Bobovnikoff y, por razones de supervivencia, se lo cambió
por el de Bove. Nació en París en 1898. Su padre era un ruso emigrado y su madre
una criada luxemburguesa. Pasó una infancia de privaciones y dudosa estabilidad
familiar. A los doce años se marchó a Ginebra a vivir con su padre y su amante
inglesa, una pintora rica y maravillosa. Pero la buena vida no duraría demasiado:
su padre muere y Emily se arruina. En 1916, Emmanuel regresa a París con su
madre y trabaja en lo que sale (camarero, conductor de tranvías, obrero de la
Renault) para “acumular experiencias”. Es arrestado durante un mes por
vagabundo –y por tener un nombre sospechoso-. En 1918 empieza el servicio
militar y consigue liberarse pronto de sus obligaciones militares. En 1921 se casa
con una maestra y se marchan a Austria, donde la vida resulta más barata. Ahí
escribe sus primeros libros “serios”, porque hasta entonces sobrevivía escribiendo
a tanto la línea para editoriales populares y colaborando esporádicamente en el
periodismo sensacionalista. En 1923 está en Francia y manda un cuento al
periódico Le Matin. Tiene la suerte de que la editora de la sección literaria es
Colette, quien se interesa por ese escritor tan extraño y no sólo le publica en el
periódico sino que le pide algo para la colección que dirige en la editorial Ferenzci.
Y en 1924 aparece Mis amigos. Aquí me quedo en cuanto a la biografía, siempre
irregular, de Bove, para detenerme en la obra que, a partir de esa publicación, irán
unidas.
Aquella era una época extraordinaria para los escritores. La literatura apasionaba a
la gente, los autores eran admirados y admirables, las librerías estaban
abarrotadas de novedades y si alguien destacaba no pasaba precisamente
desapercibido, pues los críticos del momento eran a su vez grandes escritores, con
paladares exigentes y los lectores confiaban en ellos; les hacían caso. Sacha Guitry,
por ejemplo, se quedó deslumbrado ante la lectura de Mis amigos y escribió un
artículo que resultó decisivo. No hay duda de que se trata de uno de esos libros
que suponen un descubrimiento para cualquiera que lo lea. No en vano conmovió
profundamente a Rilke, que entonces estaba en París y quiso conocerlo de
inmediato. Como también Beckett, quien le debe mucho (dijo de él que era el
mayor de los autores franceses desconocidos), André Gide, Saint-Exupéry, y tantos
otros de los que destacaron en la época. Aunque después escribió unos cuantos
libros igualmente sorprendentes, Mis amigos , publicado por primera vez en España
hace un par de años por la editorial Pre-Textos (traducción de Manuel Arranz) es
su libro de referencia y, por ejemplo, al alemán lo tradujo Peter Handke. Trata de
las desventuras de un ex combatiente de la Gran Guerra, esto es la Primera Guerra
Mundial. Victor Bâton (así se llama este antihéroe) es un desarraigado que malvive
con su pensión de inválido y es sistemáticamente despreciado por la sociedad.
Pero él está deseoso de hacer amigos y abandona su barrio pobre y desarrapado
para introducirse en barrios ricos donde encontrar personas que le protejan. Sin
embargo, sólo consigue causar todavía más rechazo. Son cinco relatos breves que
son otros tantos recordatorios para el protagonista de su invencible marginación
social. Todo, escrito en un estilo seco y despojado, en un tono de humor
caricaturesco pero compasivo que lo salva del negro pesimismo al que parecía
abocado tanto el autor como el personaje. No hay nada más eficaz, para conjurar
el sarcasmo, que reírse primero de uno mismo.
Tampoco hace falta ser freudiano para
entender, a la luz de la escueta biografía
que he apuntado, que la doble vida que
llevó el adolescente Bobovnikoff, entre una
madre vulgar y popular, que casi vivía en el
arroyo y una “madrastra” idílica y refinada,
fue decisiva para dejarle el alma en vilo.
Como persona que ha sido suficientemente
baqueteada por la vida, Bove nunca se creyó
del todo su fama. En realidad fue una fama
más libresca que popular, pues como todo escritor de culto, sus principales
lectores también son escritores. Tanto en París, como en Argel, donde vivió de 1942
a 1944 (se negó a publicar en la Francia ocupada) participó activamente en la vida
literaria del momento –más bien dejó que le incluyeran en ella los demás– pero él
era un solitario empedernido y un tanto atrabiliario. La prueba es otra de sus
obras maestras, Bécon-les-Bruyères , publicada en 1927 y que muchos tomaron por
un escarnio a los lectores. La historia es la siguiente. En la época se pusieron de
moda los libros de viajes. Cierta editorial encargó a los autores más conocidos del
momento (como se ve no hay nada nuevo bajo el sol) que retrataran los lugares
más notables de Francia. Paul Morand escribió sobre Toulon-sur-Mer, André
Maurois sobre “su” Rouen,, Jean Cassou sobre Bayona y Emmanuel Bove sobre
Bécon-les-Bruyères, que era el suburbio parisino donde vivía en la época y cuyos
encantos –descritos con la misma solemnidad y seriedad que si se tratara de
Venecia- son similares a los que pueda tener, pongamos, Getafe o Useras. El
resultado es uno de los textos más cervantinos de la literatura francesa, incluido
Bouvard et Pécuchet de Flaubert.
En Argel, Bove contrajo el paludismo que le llevaría a la muerte. Cuando regresó a
Francia, en octubre de 1944, el panorama literario había cambiado por completo y
él era nuevamente un desconocido. No obstante, publicó dos novelas más y murió
un año después, a los 47 años de edad. Está enterrado en París, en el cementerio
de Montparnasse, en el panteón de la familia Ottensooser (de su segunda mujer).
El emplazamiento se puede visitar perfectamente; no hay más que ir a la 25ª
división israelita, 27ª línea Este, nº 1 Sur. No tiene pérdida. Para más detalles, y
para entender lo que es un verdadero autor de culto, visiten la página que le han
hecho sus numerosos admiradores, desperdigados por todo el mundo.

Fuente: http://www.libertaddigital.com/

26/9/14

La Dama de Elche

La Dama de Elche es un busto íbero tallado en piedra caliza que se data entre los siglos V y IV a. C. Mide 56 cm de altura y tiene en su espalda una cavidad casi esférica de 18 cm de diámetro y 16 de profundidad, que posiblemente servía para introducir reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Otras muchas figuras ibéricas de carácter religioso, halladas en otros lugares, tienen también en su espalda un hueco y, como la Dama de Elche, sus hombros se muestran ligeramente
curvados hacia adelante.
La pieza se encontró cerca de Elche, donde existe un montículo que los árabes llamaron Alcudia ('montículo') y que en la antigüedad estaba casi rodeado por un río. Se sabe que fue un asentamiento íbero denominado Helike (en griego) y que los. romanos llamaron Colonia Iulia Illici Augusta.
Cuando llegaron los árabes, situaron la ciudad más abajo, en la parte llana, conservando el topónimo romano de Illici, que fue arabizado por el sonido en «Elche».
Se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España

AUBIN

El Códice Aubin conocido también como Manuscrito de 1576, es un documento pictórico y textual que trata sobre la historia de los mexica, desde su salida de Aztlán hasta los primeros años de la dominación española, período que concluye en 1607.
El códice consiste en 81 folios. Su elaboración probablemente comenzó en 1576, bajo la supervisión de Diego Durán, fraile dominico a quien se debe la crónica conocida como Códice Durán. Entre otros asuntos, el Códice Aubin aborda la Matanza de Tóxcatl, ocurrida en el Templo Mayor de México en 1520, y la la Caída de Tenochtitlan en 1521.
Actualmente, el documento pertenece al British Museum de Londres. Una copia de él se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Princeton.

19/9/14

Los húsares alados polacos

Los húsares fueron un cuerpo de caballería pesada (a diferencia de otros húsares europeos) de la Mancomunidad de Polonia-Lituania en el siglo XVII (también parte de los siglos XVI y XVIII). Sus rasgos más representativos eran unas «alas» sujetas al espaldar de la coraza, por lo que son conocidos como los húsares «alados». Hay que tener en cuenta que a pesar de formar un solo Estado, la Mancomunidad de Polonia-Lituania tuvo dos
parlamentos independientes y dos ejércitos: uno polaco y otro lituano. Por lo tanto existieron también los húsares alados lituanos, quienes lograron algunas de las más sonadas victorias bélicas en los siglos XVI y XVII.
En el siglo XVII, el ejército polaco- lituano era una fuerza de caballería. Existía una proporción de tres o cuatro jinetes por cada infante. El cuerpo de Hussaria era la élite, el más prestigioso y privilegiado de todo el ejército.
Los húsares alados derivaban de una caballería ligera similar a los húsares húngaros, pero a lo largo del tiempo (en el siglo XVI) se convirtieron en una unidad de caballería pesada.