27/9/14

Renacer

내생

서운산 숲 속에 들어왔다 비로소 내 집이다
긴 숨을 내쉬었다
그늘이 그늘 위에 쌓여 있다
가지고 온
몇 줄기 취한 불빛을 놓아주었다 밤이 왔다
어느 나라에서나 자유는 늘 끝에 있었다
백 년의 허접쓰레기들도
하나 둘 놓아주었다
아침에는
빈 거미줄에 이슬들이 대롱거렸다
세상에는 타율이 너무 많았고 상상이 자꾸 줄어들었다
숲 밖의 바람 일부분이
숲 속으로 머리 숙여 들어왔다
때깔나무 잎새들이 지저귄다
돌이켜 보면
오래전부터 나는 문맹자의 자손이었다
어쩌다가
어쩌다가
벗어날 수 없는 교착어의 문자지옥에 갇혀 버렸다
내생에는 땅속 깊숙이
무슨 나무의 뿌리 한 가지이리라
말 없는 홀어미의 송장과
몇몇 고아의 가마니 덮인 새 송장 아래에서

Renacer

Encontré mi hogar al entrar
en el bosque del monte Seoun.
Exhalé un profundo suspiro.
Sombras sobre sombras se apilaban.
Al soltar
unos rayos titilantes que traía, anocheció.
En cada país la libertad siempre era lo último.
Una a una también
solté la basura de cien años.
La mañana siguiente,
gotas de rocío pendían de telarañas vacías.
Se acortaba la imaginación
con tantos órdenes en el mundo.
Una parte del viento de fuera
se agacha para entrar en el bosque,
haciendo trinar las hojas del árbol.
En retrospectiva,
soy descendiente de iletrados ancestrales.
De casualidad,
de casualidad
quedé atrapado en el ineludible infierno
hecho de letras de una lengua aglutinante.
Al renacer seré una rama de la raíz de un árbol
enterrada profundamente
bajo el cadáver mudo de una viuda
y los cadáveres frescos de unos huérfanos cubiertos con paja.

KO UN

26/9/14

La Dama de Elche

La Dama de Elche es un busto íbero tallado en piedra caliza que se data entre los siglos V y IV a. C. Mide 56 cm de altura y tiene en su espalda una cavidad casi esférica de 18 cm de diámetro y 16 de profundidad, que posiblemente servía para introducir reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Otras muchas figuras ibéricas de carácter religioso, halladas en otros lugares, tienen también en su espalda un hueco y, como la Dama de Elche, sus hombros se muestran ligeramente
curvados hacia adelante.
La pieza se encontró cerca de Elche, donde existe un montículo que los árabes llamaron Alcudia ('montículo') y que en la antigüedad estaba casi rodeado por un río. Se sabe que fue un asentamiento íbero denominado Helike (en griego) y que los. romanos llamaron Colonia Iulia Illici Augusta.
Cuando llegaron los árabes, situaron la ciudad más abajo, en la parte llana, conservando el topónimo romano de Illici, que fue arabizado por el sonido en «Elche».
Se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España

AUBIN

El Códice Aubin conocido también como Manuscrito de 1576, es un documento pictórico y textual que trata sobre la historia de los mexica, desde su salida de Aztlán hasta los primeros años de la dominación española, período que concluye en 1607.
El códice consiste en 81 folios. Su elaboración probablemente comenzó en 1576, bajo la supervisión de Diego Durán, fraile dominico a quien se debe la crónica conocida como Códice Durán. Entre otros asuntos, el Códice Aubin aborda la Matanza de Tóxcatl, ocurrida en el Templo Mayor de México en 1520, y la la Caída de Tenochtitlan en 1521.
Actualmente, el documento pertenece al British Museum de Londres. Una copia de él se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Princeton.

MIGUEL DE UNAMUNO.- NIEBLA

"No hacemos sino representar cada uno su papel. ¡Todos personas, todos caretas, todos cómicos. Nadie sufre ni goza lo que dice y expresa y acaso dice que goza y acaso cree que goza y sufre; si no, no se podría vivir. En el fondo estamos tan tranquilos.
Como yo ahora aquí, representando a solas mi comedia, hecho actor y espectador a la vez. No mata más que el dolor físico. La única verdad es el hombre fisiológico, el que no habla, el que no miente"

Imagen: James Ensor.- Autorretrato con máscaras

OTOÑO

Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos
escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que
emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve
escarcha.
Mario Benedetti: “Otoño”, de
“Insomnios y duermevelas” (2002)
Imagen: “Otoño” (1573), óleo de
Giuseppe Arcimboldo.

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE AMOR

Creo que en el amor no somos más que principiantes. Decimos que nos amamos, y nos amamos, no lo dudo. Yo amo a Terri y Terri me ama a mí, y también vosotros os amáis. Ya sabéis a qué tipo de amor me refiero ahora. Al amor físico, ese impulso que te arrastra hacia alguien concreto, y al amor que inspira el ser de la otra persona. (...) Oía los latidos de mi corazón. Oía el corazón de los demás. Oía el ruido humano que hacíamos allí sentados, sin movernos, ninguno lo más mínimo.

Raymond Carver: “De qué hablamos cuando hablamos de amor” (1981), fragmento.
Imagen: “La confluencia de las almas” (1896), óleo de Max Švabinský.

19/9/14

Il visconte dimezzato

Era la aurora y al borde la charca la exigua figura de Medardo, envuelta en la capa negra, se reflejaba en el agua, donde flotaban setas blancas o amarillas o color tierra. Eran las mitades de las setas que él había llevado, y ahora estaban diseminadas por aquella superficie transparente. En el agua, las setas parecían completas y el vizconde las miraba…
Estaba entero y todas las cosas eran para mí naturales y confusas, estúpidas como el aire; creía
verlo todo y no veía más que la corteza. Si alguna vez te conviertes en la mitad de ti mismo, muchacho, y te lo deseo, comprenderás cosas que escapan a la normal inteligencia de los cerebros enteros. Habrás perdido la mitad de ti y del mundo, pero la mitad que quede será mil veces más profunda y valiosa. Y también tú querrás que todo esté demediado y desgarrado a tu imagen, porque belleza y sabiduría y justicia existen sólo en aquello que está hecho a trozos.
La ballesta del vizconde disparaba desde hacía tiempo sólo a las golondrinas, pero no para
matarlas, sólo para herirlas y tullirlas. Pero ahora empezaban a verse en el cielo golondrinas con
las patitas vendadas y entablilladas, o con las alas pegadas o con esparadrapo; había toda una bandada de golondrinas recompuestas que volaban con prudencia todas juntas como convalecientes de un hospital pajaril, e inverosímilmente se decía que el propio Medardo era el doctor.
-Pero vos sois distinto; algo chalado también, pero bueno.
Entonces el buen Medardo dijo: - Oh, Pamela, eso es lo bueno de estar partido por la mitad: el
comprender en cada persona y cosa del mundo la pena que cada uno y cada una siente por estar
incompleto. Yo estaba entero y no entendía, y me movía sordo e incomunicable entre los dolores y
las heridas sembrados por todas partes, allí donde, estando entero, uno menos se atreve a creer.
No sólo yo, Pamela, soy un ser partido por la mitad y separado, también lo eres tú y todos. Ahora
tengo una fraternidad que antes, entero, no conocía: con todas las mutilaciones y las carencias del
mundo. Si vienes conmigo, Pamela, aprenderás a sufrir con los males de los demás y a sanar los tuyos curando los de ellos.
- Padre – le dijo uno de sus hijos -, os veo mirar hacia el valle, como si esperaseis la llegada de
alguien.
- Esperar es propio del hombre – respondió Ezequiel -, y del hombre justo, esperar con fé...

El vizconde demediado (Italo Calvino)
Il visconte dimezzato, 2002
Ed. Siruela, 2009
Traducción: Esther Benítez

Los húsares alados polacos

Los húsares fueron un cuerpo de caballería pesada (a diferencia de otros húsares europeos) de la Mancomunidad de Polonia-Lituania en el siglo XVII (también parte de los siglos XVI y XVIII). Sus rasgos más representativos eran unas «alas» sujetas al espaldar de la coraza, por lo que son conocidos como los húsares «alados». Hay que tener en cuenta que a pesar de formar un solo Estado, la Mancomunidad de Polonia-Lituania tuvo dos
parlamentos independientes y dos ejércitos: uno polaco y otro lituano. Por lo tanto existieron también los húsares alados lituanos, quienes lograron algunas de las más sonadas victorias bélicas en los siglos XVI y XVII.
En el siglo XVII, el ejército polaco- lituano era una fuerza de caballería. Existía una proporción de tres o cuatro jinetes por cada infante. El cuerpo de Hussaria era la élite, el más prestigioso y privilegiado de todo el ejército.
Los húsares alados derivaban de una caballería ligera similar a los húsares húngaros, pero a lo largo del tiempo (en el siglo XVI) se convirtieron en una unidad de caballería pesada.

EL FESTÍN DE BALTASAR

Existe un cuadro de Rembrandt Harmenszoon van Rijn, más conocido como Rembrandt a secas, titulado "El Festín de Baltasar". En él se puede observar a un rey o déspota babilónico mirando aterrado una mano que pinta unas enigmáticas y brillantes letras en la pared mientras está en un banquete rodeado de comensales igualmente asustados.
Pues bien, para quien no lo sepa ese lienzo nos cuenta el origen mítico de la caída de Babilonia. Empecemos por la figura central, ya que aunque siempre se ha creído que era el rey Baltasar de Babilonia, y que por eso el cuadro se llama así, en verdad es su propio hijo Nabonido que en esos momentos era una especie de regente de la ciudad y los alrededores. Según cuenta la leyenda una vez que se estaba celebrando un festín en palacio, y cuando los invitados estaban algo achispados, no dudo en traer a la mesa los vasos de oro y plata que había traído consigo del saqueo del templo de Jerusalén. Hay que recordar que en aquella época los judíos estaban deportados en Babilonia. Pero mientras profanaba aquellos elementos religiosos en una de las paredes de la sala aparecieron unos dedos de la nada que comenzaron a pintar un brillante mensaje en hebreo que decía:

Mene, Tekel, Upharsin (Dos minas, un siclo, dos partes)

El monarca se asustó tanto que rápidamente mandó llamar a sus sabios caldeos y babilónicos, prometiendo que quien descifrara aquel mensaje sería recompensado con riquezas sin limite. Pero ninguno de aquellos adivinos supo que significaba. Y fue entonces cuando a la reina se le ocurrió llamar al profeta Daniel, el cual también había sido deportado junto con todos los judíos a Babilonia en el 585 a.C. Cuando llegó, de inmediato supo lo que decían aquellas letras y volviéndose al hijo del rey le dijo:
Tu reino está contado, ha sido pesado y hallado escaso. Tu reino será repartido entre los medos y los persas. Entre risas fue expulsado del palacio, pero esa misma noche otro rey, esta vez de los persas, llamado Ciro, tomó la ciudad de la siguiente manera: desvió la corriente del Éufrates y tras desecarlo introdujo a sus tropas por los desagües de la ciudad pillando por sorpresa a los durmientes babilonios. Nadie sabe a ciencia cierta que fue de Nabonido, pues unos dicen que lo mataron allí mismo, mientras que otros creen que fue enviado al exilio. Los más agradecidos de todo este asunto fueron los judíos ya que el rey Ciro los liberó de la esclavitud.

18/9/14

PUNTOS DE VISTA

En algún lugar del tiempo, más allá del tiempo, el mundo era gris. Gracias a los indios Ishir, que robaron los colores a los dioses, ahora el mundo resplandece; y los colores del mundo arden en los ojos que los miran.
Ticio Escobar acompañó a un equipo de la televisión, que viajó al Chaco, desde muy lejos, para filmar escenas de la vida cotidiana de los Ishir. Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.
El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía su lengua.
Ella confesó:
–Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.
–Del mismo que tú –sonrió el director.
–¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?

Bocas del Tiempo. Eduardo Galeano

LA INMORTALIDAD por Jorge Luis Borges

..."Nuestro yo es lo menos importante para nosotros. Qué significa sentirnos yo? En que pueda diferir que yo me sienta Borges de que ustedes se sientan A. B. o C? En nada, absolutamente. Ese yo es lo que compartimos, es lo que está presente, de una forma o de otra, en todas las criaturas. Entonces podríamos decir que la inmortalidad es necesaria, no la personal pero sí esa otra inmortalidad. Por ejemplo cada vez que alguien quiere a un enemigo, aparece la inmortalidad de Cristo. En ese momento el es Cristo. Cada vez que repetimos un verso de Dante o de Shakespeare, somos, de algún modo, aquel instante en que Dante o Shakespeare crearon ese verso. En fin, la inmortalidad está en la memoria de los otros y en la obra que dejamos. Qué puede importar que esa obra sea olvidada? Yo he dedicado estos últimos veinte años a la poesía anglosajona, sé muchos poemas anglosajones de memoria. Lo único que no sé es el nombre de los poetas. ¿Pero qué importa eso? ¿Qué importa si yo, al repetir poemas del siglo IX estoy sintiendo algo que alguien sintió en ese siglo? Él está viviendo en mi en ese momento que yo no soy ese muerto. Cada uno de nosotros es, de algún modo, todos los hombres que han muerto antes. No sólo los de nuestra sangre. Desde luego heredamos cosas de nuestra sangre. Yo sé - mi madre me lo dijo-que cada vez que repito versos ingleses, los repito con la voz de mi padre. (Mi padre murió en 1938 cuando se dio muerte Lugones) Cuando yo repito versos de Schiller mi padre está viviendo en mi Las otras personas que me han oído a mí, vivirán mi voz que es un reflejo de su voz que fue, quizás un reflejo de la voz de sus mayores. ¿Qué podemos saber nosotros? Es decir podes crear en la inmortalidad. Cada uno de nosotros colabora, de un modo u otro en este mundo. Cada uno de nosotros quiere que este mundo sea mejor, y si el mundo realmente mejora, eterna esperanza; si la patria se salva (¿por qué no habría de salvarse la patria?) nosotros seremos inmortales en esa salvación no importa que se sepan nuestros nombres o no. Eso es lo mínimo, lo importante es la inmortalidad. Esa inmortalidad que se logra en la obras, en la memoria que uno deja en los otros. Esa memoria puede ser nimia. Puede ser una frase cualquiera. Por ejemplo: “Fulano de tal, más vale perderlo que encontrarlo” Y no se quien inventó esa frase pero cada vez que la repito soy ese hombre. Qué importa que ese modesto compadrito haya muerto, si vive en mí y en cada uno que repita esa frase. Lo mismo puede decirse de la música y del lenguaje. El lenguaje es una creación viene a ser una especie de inmortalidad. Yo estoy usando la lengua castellana. ¿Cuántos muertos castellanos están viviendo en mí? No importa mi opinión, ni mi juicio; no importan los nombres del pasado si continuamente estamos ayudando al porvenir del mundo, a la inmortalidad, a nuestra inmortalidad. Esa inmortalidad no tiene porque ser personal, puede prescindir del accidente de nombres y apellidos puede prescindir de nuestra memoria. ¿Para qué suponer que vamos a seguir en otra vida con nuestra memoria, como si yo siguiera pensando toda mi vida en mi infancia, en Palermo, en Adrogué o en Montevideo? ¿Por qué estar siempre volviendo a eso? Es un recurso literario; yo puedo olvidar todo eso y seguiré siendo, y todo eso vivirá en mí aunque yo no lo nombre. Quizá lo más importante es lo que no recordamos de un modo preciso, quizá lo más importante lo recordaremos de un modo inconsciente.
Para concluir diré que creo en la inmortalidad: no en la inmortalidad personal, pero si en la cósmica. Seguiremos siendo inmortales; más allá de nuestra muerte corporal queda nuestra memoria, y más allá de nuestra memoria quedan nuestros actos, nuestros hechos, nuestras actitudes, toda esa maravillosa parte de la historia universal aunque no lo sepamos y es mejor que no lo sepamos..."

Albañil 1928

La admiración que Sander sentía por la fuerza y la franqueza de este albañil es evidente y se convierte en el principal elemento de información emocional en esta imagen. Los ladrillos parecen extremadamente pesados, y sin embargo, el joven los equilibra sobre los hombros como si fueran ligeros. El fondo negro y el rayo de luz, que ilumina rostro y cuerpo en diagonal, confieren a esta fotografía un aspecto mágico y etéreo en marcado contraste con la irregularidad de los ladrillos. Aunque la intención de Sander no era mostrar al albañil en plena faena, la imagen proporciona al espectador información precisa sobre el trabajo, la fuerza y el vigor necesarios para realizarlo. En otros retratos de la serie, como los de los granjeros, abogados o artistas, Sander desvela la clase de profesión de un sujeto mediante gestos, ropa y escenario.
La fotografía que August Sander tomó de un joven albañil en la ciudad de Colonia a finales de 1920 pertenece a la serie Gente del siglo XX. Cuando empezó esta serie, Sander era un fotógrafo experto consciente de la importancia de aspectos como la pose, la luz y la composición. Creó centenares de fotografías para esta colección, que se ha conservado como un ejemplo destacable de la importancia del retrato descriptivo.
Aunque le interesaba fotografiar y documentar "esterotipos" también tenía en cuenta la individualidad de cada uno de los sujetos. En Albañil retrata a un joven atlético y atractivo, que posa con gracia ante la cámara y mira fijamente al espectador
"Nada me parece más detestable que la fotografía empalagosa llena de fingimiento, poses y trucos. Por eso me he permitido contar la verdad sobre la gente y nuestro tiempo de manera sincera"

Fuente: Cuando la foto es un arte Ed. Lunwerg

Mesa de los pecados capitales

Jeroen Anthoniszoon van Aeken, conocido como El Bosco o Jerónimo Bosch (1450 - 1516) fue un pintor holandés.
Protagonista de sus cuadros es la Humanidad que incurre en el pecado y es condenada al infierno. La única vía que parece sugerir el artista para redimirse se encuentra en las tablas con vidas de santos que, dedicados a la meditación, deben ser modelo de imitación, aunque estén rodeados por el Mal. Ejemplo de ello son las tablas con la Pasión de Cristo a través de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar del pecado universal al género humano. Su estilo cambia en los últimos años de su actividad, pintando cuadros con un menor número de figuras, pero de mayor tamaño, que parecen sobresalir del cuadro y acercarse al observador.
El Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y sólo firmó algunos. El rey Felipe II de España compró muchas de sus obras después de la muerte del pintor. Como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee hoy en día varias de sus obras más famosas.
Cuadro: Mesa de los pecados capitales
La Mesa de los pecados capitales es una de las obras del pintor holandés Hieronymus Bosch, El Bosco. Es un óleo sobre tabla, pensado para usarse como encimera o tablero de mesa. Como todas las obras de El Bosco, al no estar fechado por su autor es
datado en fechas diversas. Tradicionalmente se considera pintado el año 1485; otras fuentes lo sitúan entre 1475 y 1480. Mide 120 cm de alto y 150 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid. Esta tabla fue adquirida por el monarca Felipe II de España, quien la guardó en el monasterio de El Escorial. Se llevó al Museo del Prado durante la guerra civil española.

13/9/14

Jack Kilby, el precursor de los microchips

Los microchips se utilizan en todas las esferas de la vida moderna: en los equipos médicos, los teléfonos celulares, los juguetes y en casi todos los equipos modernos. La medicina, por ejemplo, es un campo formidable de aplicación para esta tecnología, ellos invaden con sus posibilidades los centros de investigación, clínicas, laboratorios y hasta la vida de los pacientes con el objetivo de elevar su calidad de vida. Se han desarrollado microchips con el objetivo de diagnosticar y seguir diversas enfermedades, para realizar diversos análisis del ADN, por ejemplo; así como para almacenar datos médicos sobre los pacientes. Según la American MedicalAssociation (AMA), estos dispositivos del tamaño de un grano de arroz, implantados en la piel del paciente, pueden suministrar a los galenos la información médica pertinente sobre las enfermedades crónicas que sufren los pacientes en caso de una emergencia.

Estos avances, que hoy parecen comunes y previsibles a gran.escala, se deben al ingenio de Jack Kilby, nacido en Jefferson City Missouri, el día 8 de noviembre de 1923 y doctorado en ingeniería a los 27 años en la Universidad de Wisconsin. El 12 de septiembre de 1958, Jack Kilby, que laboraba para la empresa Texas Instruments, completó el primer circuito integrado monolítico, sustituto de los tubos al vacío. El invento consistía de tan solo un transistor y otros componentes, montados en una placa de germanio. Este pequeño dispositivo -aproximadamente 12 x 1.5 mm- revolucionó la industria
electrónica. Con anterioridad, en la década de la Segunda Guerra Mundial, los elementos más comunes de los equipos electrónicos de la época eran los llamados tubos al vacío. La innovación tecnológica de Kilby contribuyó a reducir considerablemente el tamaño de las computadoras, las cuales hasta principio de la década de los años 70 eran enormes, frecuentemente ocupaban el espacio de una habitación y hasta mucho más. Este logro, en el que todos los componentes constituían una sola pieza de material semiconductor de tamaño microscópico, aunque un poco tarde, le sirvió a Jack Kilby para obtener el codiciado Premio Nobel de Física en el año 2000, que compartió con el estadounidense Herbert Kroemer y con el ruso Zhores Alferov , debido a la importancia de sus invenciones para el desarrollo de los fundamentos básicos de las tecnologías modernas de información, en particular por la invención de los transistores rápidos, los diodos en láser y los circuitos integrados. Muchos especialistas consideran que la unión de transistores en un único componente marca el inicio de la llamada era de la información. El día 20 de junio del 2005 falleció, aquejado de cáncer, Jack Kilby, precursor del microchip y de la electrónica moderna. Su trabajo supuso el registro de unas 60 patentes relacionadas con los semiconductores e intervino además, en la creación de dispositivos importantes como la calculadora y la impresora térmica.

Fuente

7/9/14

NANAS DE LA CEBOLLA

Fueron escritas por Miguel Hernández en 1939 cuando estaba en la cárcel como respuesta a una carta de su esposa en la que le contaba que ella y el niño únicamente se alimentaban con pan y cebolla, a falta de otros alimentos. Se las dedicó a su hijo Manuel Miguel, nacido en enero de 1939.

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre su cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
(...)
Desperté de ser niño;
nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
(...)
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

Miguel Hernández: fragmentos de “Nanas de la cebolla” (1939)
Imagen: “Noche de invierno” (1867), de Jean-François Millet.