Lewis Hine es un fotógrafo muy
conocido, especialmente por sus
imágenes del proceso de construcción
del edificio “Empire State”. Sin
embargo el objetivo de este especial
no es precisamente esas fotos, sino las
que dedicó a niños trabajadores o en
la miseria en las calles de su país. Sea
por la proximidad de la fiesta de los
Reyes Magos, donde intentamos
colmar de regalos a nuestros niños,
sea porque, quizá con otro color de
piel, estas imágenes vuelven a repetirse
desde hace algunos años, es un buen
momento para dedicar unas líneas e
imágenes a este gran fotógrafo.
Lewis Wickes Hine (Wisconsin, 6 de
septiembre de 1874 - Nueva York, 1940)
estudió Sociología, y aunque no ejerció
como tal, a la hora de realizar
fotografías buscaba fines claramente
sociológicos (y artísticos, como
quedará evidenciado)
Muy preocupado por el bienestar de
los menos favorecidos, registró la
llegada de los inmigrantes a Ellis
Island, sus asentamientos en
insalubres viviendas, sus trabajos en
fábricas y tiendas y a sus hijos jugando
en los cubos de basura. Hine
comprendía la subjetividad de sus
fotografías pero también creía que
tenían un enorme poder de crítica,
llegando a describir sus fotografías
como "fotointerpretaciones".
Siguió a los inmigrantes a sus lugares
de acogida y documentó sus vivencias,
así como las condiciones laborales a
las que eran sometidos (a menudo
realizaban trabajos poco remunerados,
explotados por patrones sin
escrúpulos) Convencido del alcance y
poder de la fotografía, pretendía
mostrar que dichos inmigrantes,
procedentes en su mayoría del sur y
del este europeo, merecían respeto. De
ideología claramente progresista,
apostaba por la idea de que debía
lucharse por una mejora en las
condiciones laborales. A Hine le
consternaba especialmente el
retroceso en las condiciones de vida de
la infancia, ya que eran numerosos los
niños explotados y sin educación, que
sin duda no se convertirían en buenos
ciudadanos cuando alcanzaran la edad
adulta. El sistema también era ineficaz
porque no permitía que las personas
desarrollaran su faceta creativa. Gran
parte de la explotación infantil que
Hine presenció era cruel e inhumana, y
por ello redactaba extensas notas que
servían de pie de foto a las imágenes.
Realizó carteles, como el titulado
“Fabricando basura humana”, que
mostraba a unos niños agotados antes
de haber alcanzado la edad adulta. Y
de los terribles lugares de trabajo
infantil, le parecían sin duda las peores
las fábricas de algodón,
establecimientos que visitaba y
fotografiaba, percatándose de que
incluso sus obreros más pequeños
habían recibido órdenes de contestarle
que tenían catorce años, la edad
mínima laboral según la ley.
Pero Hine nunca pretendió mostrar
niños tristes, como reclamo sentimental
o artístico, sino denunciar que su vida
no era la adecuada, y que su lugar no
estaba en esas fábricas, campos o en
la calle trabajando.
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31/3/12
14/3/12
Fotos de vida
Ver hoy las fotografías de Lewis Hine (1874-1940) - EEUU
nos lleva a un tiempo pasado.
Cuando el reportaje tenía sentido.
A principios del siglo XX, Hine inaugura
el reportaje con sentido social.
Hine se planteaba que la fotografía
podía ayudar a cambiar la realidad.
Con esta fin, sus fotografías ponen en
evidencia la situación de los
emigrantes europeos a su llegada a
EEUU, donde permanecían un tiempo
en Ellis Island.
De igual manera, apoyado en sus
fotografías pretende ayudar a cambiar
las leyes, de manera que se instaure un
control federal sobre las condiciones
de trabajo de los niños.
Mantenía conversaciones con los niños
que, primero apunta en su libreta y
después pasa a máquina para
acompañar a sus fotografías (aún no
habían aparecido las grabadoras).
Su trabajo lo ofrecía a una serie de
políticos reformadores que precisaban
que la opinión pública tomara
conciencia de situaciones no
conocidas, a los períodicos y revistas
que tenían interés por reportajes de
este tipo y a las organizaciones que
denunciaban estos hechos para apoyo
en sus actos públicos.
El estilo de sus fotografías es clásico,
no pretende mas que denunciar,
representar verdades irrefutables.
En su época fue criticado por
sentimentalismo.
Le acusaban de hacer héroes a sus
actores.
Le sugieren que se distancie y que
refleje las condiciones tal como son,
pero no tomando partido.
En el transcurso de la Primera Guerra
Mundial, la Cruz Roja le envía a Europa
para que fotografíe las condiciones en
que viven los refugiados.
En los años 20, con el auge de la
economía centra su trabajo en la
relación del hombre con la máquina.
Está a punto de abandonar la
fotografía cuando le encargan un
nuevo trabajo, fotografiar la
construcción del Empire State Building.
Como siempre, en estos últimos
trabajos, coloca al hombre en un lugar
preeminente.
No puede decirse que tuvo un gran
éxito en su cometido, pero su trabajo
refleja honestidad por su parte y
dignidad en los retratados, al tiempo
que nos transmite unos aspectos poco
conocidos de la vida cotidiana de una
época.
http://www.elangelcaido.org/
fotografos/hine/hine.html
nos lleva a un tiempo pasado.
Cuando el reportaje tenía sentido.
A principios del siglo XX, Hine inaugura
el reportaje con sentido social.
Hine se planteaba que la fotografía
podía ayudar a cambiar la realidad.
Con esta fin, sus fotografías ponen en
evidencia la situación de los
emigrantes europeos a su llegada a
EEUU, donde permanecían un tiempo
en Ellis Island.
De igual manera, apoyado en sus
fotografías pretende ayudar a cambiar
las leyes, de manera que se instaure un
control federal sobre las condiciones
de trabajo de los niños.
Mantenía conversaciones con los niños
que, primero apunta en su libreta y
después pasa a máquina para
acompañar a sus fotografías (aún no
habían aparecido las grabadoras).
Su trabajo lo ofrecía a una serie de
políticos reformadores que precisaban
que la opinión pública tomara
conciencia de situaciones no
conocidas, a los períodicos y revistas
que tenían interés por reportajes de
este tipo y a las organizaciones que
denunciaban estos hechos para apoyo
en sus actos públicos.
El estilo de sus fotografías es clásico,
no pretende mas que denunciar,
representar verdades irrefutables.
En su época fue criticado por
sentimentalismo.
Le acusaban de hacer héroes a sus
actores.
Le sugieren que se distancie y que
refleje las condiciones tal como son,
pero no tomando partido.
En el transcurso de la Primera Guerra
Mundial, la Cruz Roja le envía a Europa
para que fotografíe las condiciones en
que viven los refugiados.
En los años 20, con el auge de la
economía centra su trabajo en la
relación del hombre con la máquina.
Está a punto de abandonar la
fotografía cuando le encargan un
nuevo trabajo, fotografiar la
construcción del Empire State Building.
Como siempre, en estos últimos
trabajos, coloca al hombre en un lugar
preeminente.
No puede decirse que tuvo un gran
éxito en su cometido, pero su trabajo
refleja honestidad por su parte y
dignidad en los retratados, al tiempo
que nos transmite unos aspectos poco
conocidos de la vida cotidiana de una
época.
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