27/9/15

Dvergatal

Los Dvergar (sing. Dvergr) esenciales en la mitología nórdica, se vinculan a la piedra, la tierra, el trabajo del metal, la tecnología, la sabiduría, la suerte, la muerte y la codicia. Se les llamaba también Svartálfar o Dokkálfar (elfos negros u oscuros).
Una teoría dice que estos seres en la mitología nórdica eran del tamaño humano hasta que “encogieron” a partir de las sagas legendarias del siglo XIII, como motivo de burla. De ahí el término inglés Dwarf, que originariamente significa “torcido”, “deforme”, otra en cambio cree que eran así desde el principio ya que creen que el origen de dicha palabra deriva del protogermánico dweraz, y este del protoindoeuropeo dhwegwhos que viene a significar “algo pequeño”. Estas criaturas tenían la facultad de cambiar de forma y tamaño a voluntad, aunque parece que su forma normal era de piel pálida, casi cadavérica, cabellos y barbas negros y de complexión extremadamente delgada. En el Völuspá (La Profecía de la Vidente), primer y más conocido poema de la Edda poética, en la sección Dvergatal (sobre enanos), divide a los enanos en tres tribus:
- La tribu de Mótsognir (primer enano nacido)
- La tribu de Durin (segundo enano
nacido)
- La tribu de Dvalin (padre de la escritura de los enanos: las runas)
Según el Völuspá, Mótsognir (el del feroz rugido) y Durin (el durmiente) nacieron de forma espontánea cuando Odín y sus hermanos crearon el mundo a partir del cuerpo del gigante Ymir. Como se formaron en las entrañas del cuerpo estaban hechos de piedra y tierra. Los dioses les concedieron inteligencia y apariencia humanas, ya que en principio eran gusanos.
Según este poemario eran feos, pequeños en estatura y temerosos de la luz, ya que les podía convertir en piedra. Su reino era el reino subterráneo de Nidavellir (campos oscuros), uno de los nueve mundos del árbol-mundo Yggdrasil. Fueron ellos los artífices del martillo Mjolnir de Thor, la lanza Gungnir de Odín, el anillo mágico Draupnir o el collar Brisingamen de Freyja, entre otras maravillas.