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29/9/13

EL MERIDIANO DE PARÍS

El Meridiano de París es el meridiano
que pasa por el Observatorio de París
(longitud 2°20′14.025″ este). Rivalizó
con el de Greenwich como principal
meridiano del mundo hasta que en
1884 la Conferencia Internacional del
Meridiano votó por la segunda
(Francia se abstuvo).
En París hay unas placas (o
medallones) de unos 12 cm. con el
nombre Arago en referencia al
astrónomo francés François Arago
(1786- 1853 ), Director del
Observatorio de París, que a
principios del siglo XIX hizo una
medición más exacta del meridiano.
Al artista holandés Jan Dibbets se le
ocurrió realizar a lo que se conoce
como el monumento invisible de
París, o para los lectores del Codigo
Da Vinci, la Linea Rosa. Son los
medallones Argo, distribuidos por
toda la ciudad y marcados con las
indicaciones N y S. Estos medallones,
en total más de un centenar, se
repartieron a lo largo del Meridiano
de París, en los barrios 1º, 2º, 6º, 9º,
14º y 18º desde la Puerta de
Montmartre en la Ciudad
Universitaria.
Pero El Codigo Da Vinci miente. Es
verdad que el Meridiano de París
pasa a más de 100 metros de la
Iglesia de Saint Sulpice, en el Barrio
Latino (6º Arrondissement de París).
Pero la línea que cruza el altar de la
iglesia no es la Línea Rosa. Y la Línea
Rosa no existió. Y el Obelisco
tampoco forma parte del meridiano
de París.
Es un Gnomón Astrológico, un
calendario solar que sirve para
determinar la fecha en la que se
producen los solsticios y los
equinoccios durante el año. El
Gnomón Astronómico de Saint Sulpice
fue una petición que hizo el Padre
Jean Baptiste Langet a Henry Sully,
un relojero y astrónomo británico.
Sully lo fabricó en granito de la
región de París y fue colocado y
terminado en 1727.
El elemento principal del Gnomón, y,
sin él, no puede funcionar es el Sol.
Para los demás elementos, es la mano
del hombre la que construye. Y así el
segundo elemento de Saint Sulpice es
una vidriera en la pared central del
ala derecha del crucero. Dicha
vidriera está dividida en pequeños
cristales. todos son transparentes,
dejan pasar la luz del Sol, a
excepción de uno, que es opaco y
será el encargado de proyectar la
sombra sobre el suelo. Este cristal
está situado una distancia de 24
metros y 54 centímetros del suelo.
Conforme va pasando el año y las
estaciones, el Sol cambia de posición
con respecto a la Tierra. En invierno
los rayos son más inclinados, en
verano son más verticales. Pues bien,
tenemos el sol brillando y una
sombra proyectada sobre el suelo. En
el solsticio de verano (21 de junio de
cada año) es cuando el Sol está en su
línea más cercana a la vertical. Por
tanto donde proyecte las sombra este
día se marcará como ”Solsticio de
Verano“. En Saint Sulpice hay una
placa de mármol sobre el suelo que
lo marca. Esta placa está situada a 11
metros 34 centímetros de la pared
donde se encuentra el cristal opaco.
De esta marca en el suelo que, como
dijimos está en el ala derecha del
trasepto de la iglesia, nace un línea
de cobre incrustada en el suelo en
dirección al otro ala del trasepto en
un ángulo aproximado de 60 grados.
Dicha línea atraviesa el altar que está
situado en medio del trasepto bajo la
hermosa cúpula de la iglesia.
Conforme van transcurriendo los días,
la sombra se va desplazando por la
línea hasta llegar junto al altar
donde hay una plancha redonda de
cobre rodeada por un semicírculo del
mismo elemento. Este punto marcará
los Equinoccios, el momento en el
que el día dura exactamente igual
que la noche, lo que ocurre los días
23 de Septiembre y 20 de Marzo.
Desde la placa de mármol hasta este
punto hay 16 metros y 32
centímetros.
La línea continua progresando,
atraviesa el altar y llega hasta la
pared central del ala izquierda del
trasepto. Ha recorrido 23 metros y 97
centímetros. Allí tropieza con un
obelisco que tiene 10 metros y 72
centímetros de altura. El obelisco
termina en una bola redonda de
bronce. Cuando el Sol proyecte la
sombra sobre dicha bola, habremos
alcanzado el Solsticio de Invierno,
justo el día del año en el que la
noche es mayor durante todo el año.
Ocurre todos los días 21 de
Diciembre.
En pocas palabras este es el
funcionamiento del Ggnomón
Astrológico de Saint Sulpice, la
segunda iglesia en importancia de
París tras la Catedral de Notre Dame.
AlmaLeonor
Fuentes: Quartier Latin; París Swet
Home; Wikipedia

9/4/12

GÁRGOLAS, HISTORIA Y LEYENDAS

Gárgola es un ser imaginario,
representado generalmente en piedra,
que posee características a menudo
grotescas. Su nombre puede derivar
del francés gargouille (gargouiller,
producir un ruido semejante al de un
líquido en un tubo), y éste del latín
gargărīzo, que a su vez deriva del
griego hacer gárgaras.
El origen de las gárgolas se remonta a
la Edad Media y se relaciona con el
auge de los bestiarios y los tormentos
del infierno. Cierto es también que la
imaginación de los artistas medievales
estaba abonada por mitos aún más
antiguos. De hecho, las primeras
gárgolas fueron bautizadas con el
nombre de 'grifos', o bien
evidenciando así su raigambre clásica
No obstante, la iconografía gargólica
no se limitaba a la mera representación
de grifos, sino que plasmaba, además,
otros seres fabulosos que podían
tomar la forma de animales, seres
humanos o una mezcla de ambos;
pero siempre representados de
manera más o menos monstruosa.
Las gárgolas, por otra parte, cumplían
tres funciones básicas, que consistían
en desaguar los tejados (función de las
primeras gárgolas, construidas en
catedrales góticas), decorar dichos
desagües buscando, por tanto, una
finalidad estética, o ahuyentar a brujas,
demonios y otros espíritus del mal.
Sin embargo, es un error extendido
llamar gárgolas a cualquier figura
grotescas o monstruosa contenida en
iglesias medievales; sólo se pueden
calificar como tales las que se ajusten a
la función antes especificada. Así, por
ejemplo, las famosas figuras
monstruosas de función puramente
decorativa instaladas por Viollet-le-Duc
en la catedral de Notre Dame de París
deben ser denominadas quimeras, y
no gárgolas
Las gárgolas suelen aparecer siempre
agrupadas, casi nunca aparecen solas,
suelen presentarse en hileras
agrupadas, casi siempre en lo alto de
las iglesias y las catedrales. El diseño y
las formas de las gárgolas de piedra
fueron proliferando cada vez más; las
del primer gótico apenas estaban
elaboradas pero poco a poco se
fueron creando nuevas formas, hasta
llegar a convertirse en auténticas obras
de arte. Cabe decir que el gótico
siempre fue más realista que el
románico, aunque no es exacto en el
tema de las gárgolas ya que en el
románico hubo verdadera fascinación
por estas criaturas grotescas y
monstruosas. A partir ya del siglo XIII
las gárgolas se hicieron más complejas,
usando cada vez menos las figuras de
animales, que las fueron
reemplazando por figuras humanas,
con un tamaño mayor, muy exageradas
y caricaturizadas.
Los temas demoníacos dejaron de
usarse en el siglo XV, en el cual se
exageraron las posturas y los gestos
faciales, perdiendo todo significado
religioso y centrándose más en lo
cómico. Cabe destacar que no se han
podido encontrar dos gárgolas iguales
lo que demuestra la gran creatividad e
invención de sus creadores. Hay
muchísima variedad de formas, clases,
y por lo tanto significados de estas
gárgolas de piedra, por lo que es muy
difícil descifrar su significado exacto.
También se descubrieron gárgolas en
lugares que no eran iglesias ni
catedrales, como en casas privadas y
en edificios seculares.
MITOS SOBRE LA GÁRGOLA
Hay varias interpretaciones, mitos y
leyendas que nos hablan sobre las
gárgolas, del porqué de su existencia,
de su aspecto, y de su función.
Existe una leyenda sobre el principio o
creación de las gárgolas. La Leyenda
trata de un dragón llamado La
Gargouille, un monstruo con cuello
largo y rectilíneo, hocico delgado,
potentes mandíbulas, alas fibrosas,
que vivía en una cueva próxima al río
Sena. Destruía todo lo que se le
interponía, tragaba barcos y escupía
agua. Para intentar paliar su mal
comportamiento, los habitantes que
vivían cercanos a él en Rouen, le
realizaban ofrendas humanas. En el
año 600 un sacerdote cristiano,
Romanus, llegó hasta Rouen con el fin
de llegar a un pacto con el dragón, con
la condición de que los habitantes se
bautizaran y construyeran una iglesia
para el culto católico. Romanus, el
sacerdote, consiguió dominar al
dragón con la sola señal de la cruz, así
pues lo transformó en una bestia dócil,
que consintió ser trasladada a la
ciudad, atado con una simple cuerda.
La Gargouille fue quemado en la
hoguera, a excepción de su boca y
cuello que, acostumbrados al
abrasador aliento de la fiera, se
resistían a arder, en vista de lo cual, se
decidió montarlos sobre el
ayuntamiento, como recordatorio de
los malos momentos que había hecho
pasar a los habitantes del lugar. Esta
leyenda nos explica el origen de la
palabra gárgola como sinónimo de
escupir agua con facilidad, motivo por
el que principalmente se realizaban
estas esculturas en las cornisas de las
iglesias y las catedrales.
Pero el mito de la gárgola nace en la
antigua Grecia, donde criaturas con
cuerpo de león, y alas y cabeza de
águila (grifos) proporcionaban ayuda y
amparo a los hombres. Este mito se
pierde durante un tiempo pero en el
gótico vuelve a resurgir modificado El
mito nos explica que las gárgolas
fueron creadas para socorrer al
hombre, en las horas en las que este
era más indefenso, en la noche,
cuando no brillaba el sol. Por lo que,
cuando aparecía el sol, las gárgolas
quedaban quietas, inertes, hasta que
anocheciera, entonces cobraban vida y
volaban vigilando y dando ayuda a los
hombres necesitados. Pero las
gárgolas también necesitaban del
hombre para protegerse, ya que al salir
el sol quedaban totalmente
indefensas, y podían ser derribadas.
Por lo tanto las gárgolas y los hombres
hicieron un pacto, que finalmente fue
rota por un hombre, que destruyó a
una de las gárgolas por miedo o
inconsciencia.
Otra interpretación de las gárgolas es
que son las almas que no se les ha
permitido entrar en las catedrales por
sus pecados, por lo que se les impide
la entrada y están siempre en las
puertas de las iglesias y catedrales sin
poder entrar en ellas. En este caso se
podría justificar el aspecto terrorífico
de las gárgolas, lo que les dejaba
entrever lo que les podía pasar a los
pecadores.
(fuentes: wikipedia y “estecha.com”)
Imagen: Gárgola (o Quimera) de la
Catedral de Notre-Dame, París)