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8/2/15

AL OTRO LADO DE LAS MONTAÑAS

Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Solo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía a dormir en mi,
echado en mis ojos,
pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar, y no se
si soy yo quien sueño, o es que por mi sueñan
campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón.

Álvaro Cunqueiro (1933): “Al otro lado de las montañas”, de “Poemas do si e non”

21/6/14

LA LEY COMO EL AMOR

La Ley, dicen los jardineros, es el sol,
la Ley es aquello
que todos los jardineros obedecen
mañana, ayer, hoy.
La Leyes la sabiduría de los viejos,
rezongan lánguidos los abuelos
impotentes;
los nietos sacan una lengua atiplada,
la Ley es la razón de la juventud.
La Ley, dice el sacerdote con mirada
piadosa,
explicándose ante una congregación
impía,
la Leyes las palabras en mi piadoso
libro,
la Ley es mi púlpito y mi campanario.
La Ley, dice el juez con su mirada de
menosprecio,
hablando con claridad y suma
dureza,
la Ley es como ya os dije,
la Ley es como, supongo, sabéis es
la Ley, pero dejadme que os lo
explique otra vez,
la Ley es La Ley.
Sin embargo, los eruditos
cumplidores de la ley escriben:
la Ley no acierta ni se equivoca,
la Ley no es más que crímenes
castigados por lugares y épocas,
la Ley es la ropa que llevan los
hombres
en cualquier momento, en cualquier
lugar,
la ley es Buenos Días y Buenas
Noches.
Otros dicen, la Ley es nuestro
Destino;
otros dicen, la Leyes nuestro Estado;
otros dicen, otros dicen
la Ley ya no existe,
la Ley ha desaparecido.
Y siempre la muchedumbre furiosa y
vociferante,
muy furiosa y muy vociferante,
la Ley somos nosotros,
y siempre el débil idiota débilmente
Yo.
Si nosotros, cariño, sabemos que no
sabemos más
que ellos sobre la Ley,
si yo no sé más que tú
qué deberíamos y no deberíamos
hacer
salvo que todos aceptamos
de buen grado o por fuerza
que la Ley es
y que todos lo sabemos,
si por tanto pensando que es
absurdo
identificar la Ley con otra palabra,
a diferencia de tantos hombres
no puedo decir que la Ley es otra vez,
no más que ellos podemos sofocar
el deseo universal de descubrir
o zafarnos de nuestra propia
situación
hacia una condición indiferente.
Aunque al menos puedo limitar
tu vanidad y la mía
a expresar tímidamente
una tímida similitud,
alardearemos de todos modos:
como el amor, digo yo.
Como el amor que no sabemos dónde
o por qué,
como el amor que no podemos
imponer ni abandonar,
como el amor que a menudo
lloramos,
como el amor que rara vez
conservamos.

W. H. Auden
Septiembre de 1939
Versión de Eduardo Iriarte
"Canción de cuna y otros poemas"

27/4/14

La energía de los esclavos

16
Ya no estoy en mi mejor momento
para practicar
el oficio de los versos.
Se me da mucho mejor
estar en el cuarto ropero con Sara.
Pero incluso en este mundo
alternativo
tampoco estoy ya en mi mejor
momento.
Necesito
la compasión de mi propia
atención.
Quién podría haber imaginado
que el corazón envejece
del contacto con otros.
20
Siempre intento mantenerme en
contacto esté donde esté.
No digo que te amo.
No digo que lo haya solucionado.
El sol entra por el tragaluz.
Mi trabajo me llama
dulce, como el sonido del arroyo
que pasa junto a mi cabaña de
Tennessee.
Escucho sentado en mi mesa
y estoy casi dispuesto a perdonar
a los que intentaron aplastarnos
con sus magníficos sistemas.
Tu belleza está en todas partes,
la que destilamos juntos
de los tiempos difíciles.
Nunca sentirás que te dirijo.
Huyo para siempre de tu
homenaje.
No tengo ninguna intención de
encadenarte.
No tengo nada pensado para ti.
No tengo oraciones en las que
incluirte.
Vivo para ti, sin pensar en lo que
mereces
o en lo que no mereces.
21
Tus ojos son muy poderosos.
Intentan tullirme.
Pones toda tu fuerza en tus ojos
porque no sabes lo que hay que
hacer
para ser un héroe.
Te has confundido de ideal.
No eres un héroe,
sino un tirano
lo que aspiras a ser.
Es por eso por lo que la debilidad
es tu cualidad más atractiva.
No tengo planes para ti.
Tus peligrosos ojos negros
se clavan en la chica más cercana
o en el espejo más próximo
mientras vas esperanzado
de profesión en profesión.
39
Se sentó al piano
la más bella pianista del mundo,
vestida con una bata de fotógrafo.
Yo estaba hojeando las páginas
amarillas
de mi viejo corazón de esclavo
en busca de algo mejor que la
gratitud.
Cuando sobre la parte mucosa ella
colocó
el más pequeño y majestuoso barco
de vela
que jamás haya devuelto el mar.
Diciendo: a veces estoy contigo.
A veces tengo que ir donde
el hombre es un extraño a su
dolor.

Leonard Cohen, de "La energía de los esclavos" (1972)