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1/6/13

DIE GLOCKE

La campana nazi o Die Glocke, proyecto ultrasecreto  bajo el mando del misterioso General de las SS Hans Kammler, un ingeniero científico que había estado involucrado también en el desarrollo de los misiles V-2, aviones reactores, alas volantes, ovnis nazis, y construcciones subterráneas, entre otros proyectos. Las referencias a propósito de este artilugio, de tan fascinante nombre, son básicamente dos; “Truth about the wonderwaffe” (la verdad sobre las armas maravillosas) del periodista polaco Igor Wtkowski y “the hunt of cero” (la caza del punto cero) de Nick Cook experto editor y divulgador británico sobre temas aeronáuticos.

Witkowski recoge en su libro los experimentos llevados a cabo por los nazis en la mina de Wenceslau, frontera polaco-checoslovaca, durante los últimos meses de la Guerra, pertenecientes a la División de Armas Maravillosas-Milagrosas y q gozaban de la mayor prioridad dentro del Reich; en ella se desarrollan los famosos proyectos de naves circulares q tanta rumorología han fomentado; la serie Vril, la FZR o la Haenebu; proyectos q en su mayoría y según la historiografía oficial no pasaron del papel y q cuando lo hicieron contaron con escasos resultados y con un motor de explosión convencional; pero q según la otra historia cuenta, bien pudieron llevarse a término, disponiendo además, de tecnología antigravitatoria.

Una tecnología tan desproporcionadamente avanzada q d haberla realmente poseído se hace difícil entender como es q los nazis pudieron perder la contienda; ¿una retirada encubierta? Quizás a sus bases secretas de Nueva Suevia en la Antártida; esperando el momento profetizado del regreso; desde el interior de la tierra; desde la cara oculta de la Luna; hay quien dice, q bajo la superficie de Marte aun resisten en poder de una vasta flota de aeronaves fantásticas q les permiten desafiar a la gravedad a través de las líneas magnéticas y del hiperespacio. OVNIS q nos visitan; Nazis por volver.

Toda una mesiánica y nauseabundamente tétrica, futurista y fantasmagórica opereta del pasado; a toque de campana; ahora entenderan

Bueno, se sabe con los científicos nazis, de alma cruzada, con frecuencia dirigieron sus investigaciones hacia campos nada ortodoxos; como la alquimia del oro o la tierra hueca (historia relatada en el fascinante Retorno de los Brujos y a la q pronto volveremos); proyectos financiados con alegría promiscua por el Reich y su particular realismo-mágico-mítico constituyente.

Parece, también, se investigo la antigravedad; según el testimonio de un alto mando de la SS, recogido durante su juicio, y q Cook da a conocer. Para lo cual, se desarrolla la Campana; q tenia, si, forma de campana; de 5m de alto por 3’5 de ancho; en su interior, 2 cilindros giraban en direcciones opuestas rodeados de una sustancia liquida conocida como Xerum 525, probablemente, compuesta, en su mayor parte, por mercurio.

Elucubrando… un ignorante desinformado; el liquido, a determinada velocidad, tendría la propiedad de evitar el rozamiento, es decir, los cilindros no encontrarían obstáculo para su movimiento con lo q, la velocidad de rotación tendería al infinito, al menos, hacia la velocidad de la luz; en dadas circunstancias, se abortaría la gravedad; siendo

Una cosita; según las teorías referidas a sus posibles fines; además de para desarrollar motores o el propio efecto de antigravedad, hay quien apunta, si en realidad no se tratase de una máquina del tiempo.

Ambas posturas son perfectamente compatibles, de hecho, necesarias; el mismo hecho de la antigravedad supone la capacidad de curvar el espacio, lo q, según la relatividad, conlleva curvar el tiempo; la campana es una puerta al hiperespacio.entonces la campana, el precursor del supuesto motor antigravitatorio nazi.

11/4/12

CEMENTERIO DE AVIONES

Como ocurre con todos los vehículos,
sean del tipo que sean, al finalizar su
ciclo operativo acaban en algún lugar
olvidado para su desguace o
simplemente para que el paso del
tiempo y la corrosión los hagan
desaparecer lentamente. Existen,
también, los cementerios de aviones.
El mayor de todos ellos es el AMARC
(Aerospace Maintenance And
Regeneration Center), que se
encuentra en el desierto de Mohave de
Tucson, Arizona. El enclave no está
elegido al azar, pues el clima seco y el
terreno alcalino son idóneos para la
conservación de los aviones que, en
muchos casos, tras pasar allí largas
temporadas son puestos a punto de
nuevo y vendidos a terceros,
mayormente a las fuerzas aéreas de
otros países menos desarrollados.
El impacto visual de las imágenes es
elevado, pues la meticulosa
organización de miles de aviones de
todo tipo, vista desde el aire, es de lo
más inusual.
En el AMARC hay más de 4200 aviones
jubilados, la mayoría de ellos
procedentes de las fuerzas aéreas
americanas, aunque también van a
parar allí los aviones de empresas
privadas e incluso de la NASA. Muchos
de los aviones que allí llegan están en
perfectas condiciones para volar pero
los motivos para que queden allí son
muy variados, en muchos casos, la
aparición de nuevas tecnologías hacen
que se queden obsoletos, sobre todo
en los aviones y cazas de guerra y, en
otros casos, simplemente los costes de
su mantenimiento son demasiado
elevados y son reemplazados por
aparatos más económicos.
Los cazas son desmilitarizados,
desmontando todos los aparatos
tecnológicos y en muchos casos
secretos, para evitar posibles robos.
Mientras los aviones están en este
lugar, se desmontan ciertas partes de
ellos que hace que sea imposible que
vuelen, pero todo está perfectamente
catalogado y almacenado y se puede
volver a montar en caso de venta.
Los que no tienen tanta suerte, con el
tiempo acaban por ser desguazados y
vendidos a contratistas que
aprovechan casi todo de ellos.
Pueden ver más fotos en http://
tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/08/07/
amarc-el-mayor-cementerio-de-
aviones-del-mundo/
La imagen es fotografía de Jon Russell