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18/9/14

PUNTOS DE VISTA

En algún lugar del tiempo, más allá del tiempo, el mundo era gris. Gracias a los indios Ishir, que robaron los colores a los dioses, ahora el mundo resplandece; y los colores del mundo arden en los ojos que los miran.
Ticio Escobar acompañó a un equipo de la televisión, que viajó al Chaco, desde muy lejos, para filmar escenas de la vida cotidiana de los Ishir. Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.
El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía su lengua.
Ella confesó:
–Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.
–Del mismo que tú –sonrió el director.
–¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?

Bocas del Tiempo. Eduardo Galeano

13/6/12

EL TIEMPO

El tiempo de los mayas nació y tuvo
nombre cuando no existía el cielo ni
había despertado todavía la tierra.
Los días partieron del oriente y se
echaron a caminar.
El primer día sacó de sus entrañas al
cielo y a la tierra.
El segundo día hizo la escalera por
donde baja la lluvia.
Obras del tercero fueron los ciclos de
la mar y de la tierra y la muchedumbre
de las cosas.
Por voluntad del cuarto día, la tierra y
el cielo se inclinaron y pudieron
encontrarse.
El quinto día decidió que todos
trabajaran.
Del sexto salió la primera luz.
En los lugares donde no había nada, el
séptimo día puso tierra. El octavo clavó
en la tierra sus manos y sus pies.
El noveno día creó los mundos
inferiores. El décimo día destinó los
mundos inferiores a quienes tienen
veneno en el alma.
Dentro del sol, el undécimo día
modeló la piedra y el árbol.
Fue el duodécimo quien hizo el viento.
Sopló viento y lo llamó espíritu, porque
no había muerte dentro de él.
El décimotercer día mojó la tierra y con
barro amasó un cuerpo como el
nuestro.
Así se recuerda en Yucatán.
Eduardo Galeano – Memoria del fuego
I. Los Nacimientos