George Orwell, escritor inglés de la
primera mitad del siglo XX, que pasará
a la historia por esta obra y por la
tambien genial "Rebelión en la granja"
de la que algun día hablaremos.
Pocas historias nos han conmovido
tanto como las tribulaciones terribles
de Winston Smith, funcionario del
ironicamente llamado Ministerio de la
Verdad que un dia toma conciencia de
su situación de opresión ante el brutal
estado opresor de Oceania. Se trata de
una historia de rebelión, pero tambien
de fracaso y de desesperación.
La obra aporta una interesantisima
reflexión critica hacia los estados
totalitarios, sean estos de la ideología
que sean. Orwell realiza una mezcla
entre el estado Nazi y el estado
Stalinista, creando un organismo
brutal, simbolizado por el
omnipresente y omnipotente Gran
Hermano, supuesto lider de Oceanía.
Mediante la opresión, la falsificación
constante de la realidad presente y
pasada, el pensamiento único y el
terror, este estado consigue anular a
los librepensadores. Y si alguno se
escapa y empieza a pensar por su
cuenta es rapidamente detenido y
"lobotomizado" mediante brutales
torturas fisicas y psicologicas, como le
sucede a nuestro protagonista.
Orwell supo ver las tragicas
consecuencias que podian tener el
exito de las naciones totalitarias de su
epoca, pero tambien avisó sobre los
peligros del pensamiento único y
global. Supo darse cuenta de que el
"gran poder" tiene en realidad un solo
enemigo: el pensamiento
independiente, capaz de todo con tal
de mantener su libertad. Por eso, de
alguna forma, tambien critica el
conformista sistema democrático,
basado en el imperio de lo
politicamente correcto y de
uniformidad de acción y pensamiento.
Uno de los logros de Orwell fue la
introducción de lo que él llamo la
"neolengua", idioma creado por el
estado para eliminar del lenguaje
común cualquier palabra que tenga un
significado emocional o rebelde.
Modificando la lengua, eliminando
palabras como Libertad, Amor o
Justicia, uno no puede ser libre, querer
a nadie o exigir igualdad. Modificando
el lenguaje se modifica al ser humano.
En definitiva, una visionaria, fascinante
y genial obra que ha influido
enormemente en millones de lectores,
y que lo seguirá haciendo.
Aunque sea larga, recomiendo que
leais esta cita de la obra, que resume
perfectamente el espiritu aniquilador
del estado que propone Orwell, y que,
a la vez, refleja resumidamente la
posición crítica del autor:
- Vamos a ver, Winston, ¿Cómo afirma
un hombre su poder sobre otro?
Winston pensó un poco y respondió:
- Haciéndole sufrir.
- Exactamente. Haciéndole sufrir. No
basta con la obediencia. Si no sufre
¿Cómo vas a estar seguro de que
obedece tu voluntad y no la suya
propia? El poder radica en infligir dolor
y humillación. El poder está en la
facultad de hacer pedazos los espíritus
y volverlos a construir dándoles
nuevas formas elegidas por ti.
¿Empiezas a ver qué clase de mundo
estamos creando? Es lo contrario,
exactamente lo contrario, de esas
estúpidas utopías hedonistas que
imaginaron los antiguos reformadores.
Un mundo de miedo, de ración, de
tormento, un mundo para pisotear y
ser pisoteado, un mundo que se hará
día a día más despiadado. El progreso
de nuestro mundo será la consecución
de más dolor. Las antiguas
civilizaciones sostenían basarse en el
amor o en la justicia. La nuestra se
funda en el odio. En nuestro mundo
no habrá más emociones que el
miedo, la rabia, el triunfo y el
autorebajamiento. Todo lo demás lo
destruiremos, todo. Ya estamos
suprimiendo los hábitos mentales que
han sobrevivido de antes de la
Revolución. Hemos cortado los
vínculos que unían al hijo con el padre,
un hombre con otro y al hombre con
la mujer. Nadie se fía ya de su esposa,
de su hijo ni de un amigo. Pero en el
futuro no habrá ya esposas ni amigos.
Los niños se les quitarán a las madres
al nacer, como se les quitan los huevos
a la gallina cuando los pone. El instinto
sexual será arrancado donde persista.
La procreación consistirá en una
formalidad anual como la renovación
de la cartilla de racionamiento.
Suprimiremos el orgasmo. Nuestros
neurólogos trabajan en ello. No habrá
lealtad; no existirá más fidelidad que la
que se debe al Partido, ni más amor
que el amor al Gran Hermano. No
habrá risa, excepto la risa triunfal
cuando se derrota a un enemigo. No
habrá arte, ni literatura, ni ciencia. No
habrá ya distinción entre la belleza y la
fealdad. Todos los placeres serán
destruidos. Pero siempre, no lo olvides,
Winston, siempre habrá el afán de
poder, la sed de dominio, que
aumentará constantemente y se hará
cada vez más sutil. Siempre existirá la
emoción de la victoria, la sensación de
pisotear a un enemigo indefenso. Si
quieres hacerte una idea de cómo será
el futuro, figúrate una bota aplastando
un rostro humano... incesantemente.
(págs. 254-256)