Creyente: En mi opinión, los milagros
son la mejor prueba de la existencia de
Dios.
Escéptico: No estoy seguro de saber
qué es un milagro.
C: Bien,algo extraordinario e
imprevisible.
E: La caída de un gran meteorito o la
erupción de un volcán es
extraordinaria e imprevisible. ¿No
estará sugiriendo que son milagrosas?
C: Desde luego que no. Son sucesos
naturales. Los milagros son
sobrenaturales.
E: ¿Qué quiere decir con sobrenatural?
¿No es justamente un sinónimo de
milagroso? Consultemos el diccionario.
Dice “Sobrenatural: Fuera de acción
normal de causa y efecto.” Hmm. Todo
depende de lo que usted entienda por
“normal”.
C: Diría que normal quiere decir
familiar o bien comprendido.
E: Una dínamo o una radio habrían
sido consideradas como milagrosas
por nuestros antepasados, que no
estaban familiarizados con el
electromagnetismo.
C: Estoy de acuerdo en que
probablemente habrían considerado
estos artefactos como milagrosos, pero
estarían equivocados, puesto que hoy
sabemos que funcionan según las
leyes naturales. Un suceso
verdaderamente sobrenatural es aquel
cuya causa no se puede encontrar en
ninguna ley natural conocida o
desconocida.
E: ¿No será esta una definición
completamente inútil? ¿Cómo sabe qué
leyes son desconocidas? Puede haber
leyes totalmente extrañas o
inesperadas que seamos incapaces de
imaginar. Suponga que viera una roca
flotando en el aire, ¿lo consideraría un
milagro?
C: Depende… Debería estar seguro de
que no existía ningún truco o ilusión.
E: Sin embargo, puede haber procesos
naturales que producen ilusiones que
nadie podría esperar.
C: ¿O quizá toda nuestra experiencia
no es más que una ilusión y
deberíamos renunciar a discutir nada?
E: Muy bien. No nos metamos por este
camino. Todavía no puedo estar
seguro de que algún caprichoso efecto
magnético o gravitacional no esté
haciendo levitar la roca.
C: Pero es más fácil creer en Dios que
en un extravagante fenómeno
magnético. Se trata de una cuestión de
credibilidad.
E: ¡Ah! ¿Así que por milagro usted
entiende “algo causado por Dios”?
C: ¡Naturalmente! Aunque algunas
veces puede usar intermediarios
humanos.
E: Entonces usted no puede presentar
los milagros como una prueba en favor
de Dios o de lo contrario su
argumento es circular. “Los milagros
prueban la existencia de un agente
que produce milagros.” El problema,
tal como usted admitió, se reduce a
creer o no creer. Usted tiene que creer
en Dios para que los milagros tengan
algún sentido. Los sucesos milagrosos
en sí mismos no pueden demostrar la
existencia de Dios. Pueden ser sucesos
naturales imprevistos.
C: Estoy dispuesto a admitir que es
dudoso si las rocas flotantes son o no
son un milagro. Pero considere alguno
de los milagros famosos: Jesús
alimentando a la multitud, por
ejemplo. ¡No me va a decir que alguna
especie de ley natural multiplicó los
panes y las peces!
E: Pero, ¿qué razones puede tener
usted para creer una historia escrita
cientos de años atrás por un conjunto
de fanáticos supersticiosos con un
interés personal en promover su
propia religión?
C: No sea cínico. Considerada
aisladamente, la historia de los panes y
los peces no es nada. Hay que situarla
en el contexto de la Biblia entera. No
fue el único milagro de que se da
cuenta allí.
E: Cuénteme otro.
C: Jesús andando sobre las aguas.
E: ¡Levitación! Yo pensaba que usted
había descartado este tipo de milagro
como “dudoso”.
C: Para una roca, sí: para Jesús, no.
E: ¿Por qué no?
C: Porque Jesús fue hijo de Dios y, por
tanto, poseía poderes sobrenaturales.
E: Pero usted otra vez da por supuesto
lo que intenta demostrar. Yo no creo
que Dios tuviera poderes
sobrenaturales. Si caminó sobre las
aguas, preferiría suponer que fue
debido a un suceso natural extraño o
imprevisto. Sin embargo, en cualquier
caso no creo la historia, ¿Por qué iba a
creerla?
C: La Biblia ha sido una fuente de
inspiración para millones de personas.
No la menosprecie frívolamente.
E: Lo mismo ocurre con la obra de Karl
Marx. Tampoco creería ningún informe
suyo sobre milagros.
C: Usted puede rechazar a aceptar la
palabra de la Biblia, pero no puede
descartar as declaraciones de cientos
de personas que han experimentado
milagros incluso en años recientes.
E: La gente afirma todo tipo de cosas:
encuentros con extraterrestes,
telepatía, clarividencia. Solamente un
tonto o un loco daría crédito a esas
bobadas.
C: Admito que se dicen muchas cosas
fantásticas y absurdas, pero la
evidencia de curaciones milagrosas es
irresistible. Piense en Lourdes.
E: ¡Psicosomático! Déjeme emplear sus
propias palabras: ” Es simplemente una
cuestión de credibilidad.” Estoy de
acuerdo. ¿No es más fácil creer en
unos sucesos que desde el punto de
vista médico son inesperados que
invocar una deidad?
C: No puede desacreditar todos los
milagros como psicosomáticos. ¿Qué
quiere decir este término en realidad?
Es simplemente un eufemismo para
decir “médicamente inexplicable”. ¿Por
qué iba a estar tanta gente convencida
de la existencia de milagros si se
tratara simplemente de imprevistos
naturales?
E: No es más que una herencia de la
edad de la magia. Antes de la aparición
de la ciencia o de las más importantes
religiones del mundo, los pueblos
primitivos creían que casi todas las
cosas que ocurrían eran cosas de
magia (la acción de algún tipo de dios
o demonio secundario). A medida que
la ciencia explicaba más cosas y la
religión caminaba a tientas hacia la
idea de un solo Dios, las explicaciones
mágicas fueron desapareciendo. Sin
embargo, todavía se conserva algún
vestigio.
Escrito por Paul Davies.