24/2/12

Todo un personaje

Henry Cavendish
1731-1810), un gran fisicoquímico
inglés, que ha pasado a la historia por
sus adelantados experimentos y
descubrimientos en el campo de la
electricidad, además de por aislar el
hidrogeno o cuantificar la constante
gravitatoria. Cavendish tenía el
tratamiento de Lord y era Duque de
Devonshire ¡qué bien suena este
nombre en inglés! y de él se decía que
era el más sabio de todos los ricos y el
más rico de todos los sabios, pero más
allá de su probada inteligencia, de sus
posesiones, riquezas y títulos también
tenía una timidez que rayaba en lo
patológico y que muy posiblemente
estuviera acentuada por una ligera
tartamudez, de modo que intentaba
rehuir cualquier contacto social, así
algún contemporáneo suyo escribió
"probablemente haya pronunciado
menos palabras que cualquier otro
hombre en el curso de su vida, sin
exceptuar a los monjes trapenses".
A tal punto llegaba la cosa que se
comunicaba con su servidumbre a
través de notas y llegó a hacerse
construir entradas particulares y
exclusivas a sus dependencias a fin de
no tener que encontrarse con nadie. La
comida y la ropa limpia le era dejada
en una habitación aparte a una hora
determinada a la que solo accedía
cuando habían marchado los
sirvientes. Tenía prohibido que nadie le
tocara y de tener que hablar con
alguien de temas científicos pedía que
no le miraran a los ojos, cosa que por
supuesto sus sirvientes tenían
prohibido terminantemente. La cosa ya
pasaba a mayores si el encuentro se
producía con una mujer, situación en
la que su timidez se volvía totalmente
insoportable para él y que provocaba
que la mujer fuera despedida
inmediatamente del servicio para
supongo no tener cercano un testigo
de ese momento de suprema flaqueza
de ánimo.
Y ciertamente sería tímido para las
relaciones humanas, pero era
realmente arrojado para sus
investigaciones. Ya hemos dicho que el
campo más señalado de sus trabajos
era el de la electricidad y como quiera
que no tenía ningún tipo de
instrumental que le permitiera medir la
intensidad de la corriente, Cavendish
la media a través de un curioso
método, simplemente se aplicaba la
corriente a sí mismo y la cuantificaba
según la grado de dolor que le
provocaba la descarga, lo que
demuestra lo distintos que podemos
ser las personas según el ámbito de
nuestras vidas al que nos refiramos. Su
propia timidez le impidió publicar
muchos de sus grandes trabajos en
vida lo que durante un tiempo otorgó
la paternidad y fama por algunos
descubrimientos a Faraday, Ohm o
Coulomb, cuando en realidad las
aportaciones de estos ya figuraban
desde muchos años antes en los
escritos no publicados de nuestro
timorato Cavendish. Todo un
personaje