19/2/12

Contaminacion visual

Este tipo de contaminación percibida a
través del sentido de la vista expone
diariamente a millones de personas,
principalmente en las ciudades, a
estímulos agresivos que las invaden y
contra los cuales no existe ningún filtro
ni defensa.
La contaminación visual se refiere al
abuso de ciertos elementos “no
arquitectónicos” que alteran la estética,
la imagen del paisaje tanto rural como
urbano, y que generan, a menudo, una
sobreestimulación visual agresiva,
invasiva y simultánea.
Dichos elementos pueden ser carteles,
cables, chimeneas, antenas, postes y
otros elementos, que no provocan
contaminación de por sí; pero
mediante la manipulación
indiscriminada del hombre (tamaño,
orden, distribución) se convierten en
agentes contaminantes.
Una salvaje sociedad de consumo en
cambio permanente que actúa sin
conciencia social, ni ambiental es la
que avala (o permite) la aparición y
sobresaturación de estos
contaminantes. Esto se evidencia tanto
en poblaciones rurales como en
aglomeraciones urbanas de mayor
densidad. Pero lógicamente es en las
metrópolis, donde todos estos males
se manifiestan más crudamente.
Todos estos elementos descriptos
influyen negativamente sobre el
hombre y el ambiente disminuyendo la
calidad de vida.
La cartelería publicitaria es el agente
más notorio por su impacto inmediato,
creando una sobreestimulación en el
ser humano mediante la información
indiscriminada, y los múltiples
mensajes que invaden la mirada. Así el
hombre percibe un ambiente caótico y
de confusión que lo excita y estimula,
provocándole una ansiedad
momentánea mientras dura el
estímulo.
La simultaneidad de estos estímulos a
la que se ven sometidos, por ejemplo,
los automovilistas, pueden llegar a
transformarse en disparadores de
accidentes de tránsito. Dado que
pueden llegar a generar distracción, e
incluso a imposibilitar la percepción de
las señales indicadoras de tránsito. Esta
situación, inevitablemente, actúa
también en detrimento de los mismos
medios de comunicación, mimetizando
los diferentes signos y señales a que se
somete a los individuos, camuflándose
mutuamente y perdiendo fuerza la
clara lectura del mensaje.
Pero estos agentes también afectan
notoriamente al espacio físico.
Se ven así fachadas destruidas u
ocultas por la superposición de
carteles, estructuras metálicas y
chimeneas. La arquitectura aparece
desvalorizada y miniaturizada. El cielo
oculto por cables y antenas. El espacio
público desvirtuado e invadido por
postes, sostenes de carteles, refugios;
el tránsito peatonal entorpecido; y la
vegetación destruida. Este panorama
es terriblemente agresivo para el
hombre común, imaginemos cuánto lo
es para un discapacitado, niño o
anciano.
Esta situación no sólo atenta contrala
belleza del espacio urbano, sino
también sobre la lectura poco clara
que tienen los individuos del mismo,
dificultando la identificación del
habitante con su ciudad.
Una ciudad con contaminación visual
denota un estado con falta de política
para la ciudad, con una regulación
deficitaria o inexistente del espacio
público y privado. Así las ciudades se
convierten en escenarios de millones
de decisiones individuales
despreocupadas por su entorno, que
conviven formando un caos difícil de
asimilar por el ojo humano.
La contaminación visual debe ser
considerada definitivamente como un
tema ambiental, y se debe legislar en
concordancia. Se debe tomar
conciencia de que no se trata
solamente de intervenir sobre medidas
y proporciones de carteles. El estado
debe tener una política ambiental
global con reglas claras y precisas cuya
finalidad sea una mejor calidad de vida
para todos. Así como la degradación es
voluntaria y producida por el hombre
también debe ser controlada y
modificada por él.
Fernanda García.
Bibliografía:
- ETULAIN J. C., FISCH S., LOPEZ I.,
PONCE N., 1996. Ensayos Teóricos: La
Ciudad y la Arquitectura. Praxis y
Degradación Urbana. El Texto, el
Contexto y su Articulación (La Plata,
Argentina). Premio Anual de
Arquitectura, Urbanismo, Investigación
y Teoría 1996. C.A.P.B.A.