9/2/12

La naturaleza de la realidad

Diálogo entre Rabindranath Tagore y el
profesor Albert Einstein, en la tarde del
14 de julio de 1930, en la residencia del
profesor Einstein en Kaputh, Berlín.
Einstein: ¿Cree usted en lo divino
aislado del mundo?
Tagore: Aislado no. La infinita
personalidad del Hombre incluye el
Universo. No puede haber nada que
no sea clasificado por la personalidad
humana, lo cual prueba que la verdad
del Universo es una verdad humana.
He elegido un hecho científico para
explicarlo. La materia está compuesta
de protones y electrones, con espacios
entre sí, pero la materia parece sólida
sin los enlaces interespaciales que
unifican a los electrones y protones
individuales. De igual modo, la
humanidad está compuesta de
individuos conectados por la relación
humana, que confiere su unidad al
mundo del hombre. Todo el universo
está unido a nosotros, en tanto que
individuos, de modo similar. Es un
universo humano. He seguido la
trayectoria de esta idea en arte, en
literatura y en la conciencia religiosa
humana.
Einstein: Existen dos concepciones
distintas sobre la naturaleza del
Universo:
El mundo como unidad dependiente
de la humanidad, y
El mundo como realidad
independiente del factor humano
Tagore: Cuando nuestro universo está
en armonía con el hombre eterno, lo
conocemos como a la verdad, lo
aprehendemos como belleza.
Einstein: Esta es una concepción del
universo puramente humana.
Tagore: No puede haber otra. Este
mundo es un mundo humano, y la
visión científica es también la del
hombre científico. Por lo tanto, el
mundo separado de nosotros no
existe; es un mundo relativo que
depende,
para su realidad, de nuestra
conciencia. Hay cierta medida de razón
y de gozo que le confiere certidumbre,
la medida del Hombre Eterno cuyas
experiencias están contenidas en
nuestras experiencias.
Einstein: Esto es una concepción de
entidad humana.
Tagore: Sí, una entidad eterna.
Tenemos que aprehenderla a través de
nuestras emociones y acciones.
Aprehendimos al Hombre Eterno que
no tiene limitaciones individuales
mediadas por nuestras limitaciones.
La ciencia se ocupa de lo que no está
restringido al individuo; es el mundo
humano impersonal de verdades. La
religión concibe esas verdades y las
vincula a nuestras necesidades más
íntimas, nuestra conciencia individual
de la verdad cobra significación
universal. La religión aplica valores a la
verdad, y sabemos, conocemos la
bondad de la verdad merced a nuestra
armonía con ella.
Einstein: Entonces, la Verdad, o la
Belleza, ¿no son independientes del
hombre?
Tagore: No
Einstein: Si no existiera el hombre, el
Apolo de Belvedere ya no sería bello.
Tagore: No
Einstein: Estoy de acuerdo con esta
concepción de la Belleza, pero no con
la de la Verdad.
Tagore: ¿Por qué no? La verdad se
concibe a través del hombre.
Einstein: No puedo demostrar que mi
concepción es correcta, pero es mi
religión.
Tagore: La belleza es el ideal de la
perfecta armonía que existe en el Ser
Universal; y la Verdad, la comprensión
perfecta de la mente universal.
Nosotros, en tanto que individuos, no
accedemos a ella sino a través de
nuestros propios errores y desatinos, a
través de nuestras experiencias
acumuladas, a través de nuestra
conciencia iluminada; ¿cómo si no,
conoceríamos la verdad la Verdad?
Einstein: No puedo de mostrar que la
verdad científica deba concebirse
como verdad válida
independientemente de la humanidad,
pero lo creo firmemente. Creo, por
ejemplo, que el teorema de Pitágoras
en geometría afirma algo que es
aproximadamente verdad,
independientemente de la existencia
del hombre. De cualquier modo, si
existe una realidad independiente del
hombre, también hay una verdad
relativa a esta realidad; y, del mismo
modo, la negación de aquella
engendra la negación de la existencia
de ésta.
Tagore: La verdad, que es una con el
Ser Universal, debe ser esencialmente
humana, si no aquello que los
individuos conciban como verdad no
puede llamarse verdad, al menos en el
caso de la verdad denominada
científica y a la que sólo puede
accederse mediante un proceso de
lógica, es decir, por medio de un
órgano reflexivo que es exclusivamente
humano. Según la filosofía hindú,
existe Brahma, la Verdad absoluta, que
no puede concebirse por la mente
individual aislada, ni descrita en
palabras, y sólo es concebible
mediante la absoluta integración del
individuo en su infinitud. Pero es una
verdad que no puede asumir la
ciencia. La naturaleza de la verdad que
estamos discutiendo es una apariencia
- es decir, lo que aparece como Verdad
a la mente humana y que, por tanto,
es humano, se llama maya o ilusión.
Einstein: Luego, según su concepción,
que es la concepción hindú, no es la
ilusión del individuo, sino de toda la
humanidad...
Tagore: En ciencia, aplicamos la
disciplina para ir eliminando las
limitaciones personales de nuestras
mentes individuales y, de este modo
acceder a la comprensión de la Verdad
que es la mente del Hombre Universal.
Einstein: El problema se plantea en si la
Verdad es independiente de nuestra
conciencia.
Tagore: Lo que llamamos verdad radica
en la armonía racional entre los
aspectos subjetivos y objetivos de la
realidad, ambos pertenecientes al
hombre supra-personal.
Einstein: Incluso en nuestra vida
cotidiana, nos vemos impelidos a
atribuir una realidad independiente del
hombre a los objetos que utilizamos.
Lo hacemos para relacionar las
experiencias de nuestros sentidos de
un modo razonable. Aunque, por
ejemplo, no haya nadie en esta casa, la
mesa sigue estando en su sitio.
Tagore: Sí, permanece fuera de la
mente individual, pero no de la mente
universal. La mesa que percibo es
perceptible por el mismo tipo de
conciencia que poseo.
Einstein: Nuestro punto de vista natural
respecto a la existencia de la verdad al
margen del factor humano, no puede
explicarse ni demostrarse, pero es una
creencia que todos tenemos, incluso
los seres primitivos. Atribuimos a la
Verdad una objetividad sobrehumana,
nos es indispensable esta realidad que
es independiente de nuestra
existencia, de nuestras experiencias y
de nuestra mente, aunque no
podamos decir qué significa.
Tagore: La ciencia ha demostrado que
la mesa, en tanto que objeto sólido, es
una apariencia y que, por lo tanto, lo
que la mente humana percibe en
forma de mesa no existiría si no
existiera esta mente. Al mismo tiempo,
hay que admitir que el hecho de que la
realidad física última de la mesa no sea
más que una multitud de centros
individuales de fuerza eléctricas en
movimiento es potestad también de la
mente humana. En la aprehensión de
la verdad existe un eterno conflicto
entre la mente universal humana y la
misma mente circunscrita al individuo.
El perpetuo proceso de reconciliación
lo llevan a cabo la ciencia, la filosofía y
la ética. En cualquier caso, si hubiera
alguna verdad totalmente desvinculada
de la humanidad, para nosotros sería
totalmente inexistente. No es difícil
imaginar una mente en la que la
secuencia de las cosas no sucede en el
espacio, sino sólo en el tiempo, como
la secuencia de las notas musicales.
Para tal mente la concepción de la
realidad es semejante a la realidad
musical en la que la geometría
pitagórica carece de sentido. Está la
realidad del papel, infinitamente
distinta a la realidad de la literatura.
Para el tipo de mente identificada a la
polilla, que devora este papel, la
literatura no existe para nada; sin
embargo, para la mente humana, la
literatura tiene mucho mayor valor que
el papel en sí. De igual manera, si
hubiera alguna verdad sin relación
sensorial o racional con la mente
humana, seguiría siendo inexistente
mientras sigamos siendo seres
humanos.
Einstein: ¡Entonces, yo soy más
religioso que usted!
Tagore: Mi religión es la reconciliación
del Hombre Suprapersonal, el espíritu
humano Universal y mi propio ser
individual. Ha sido el tema de mis
conferencias en Hibbert bajo el título
de "La religión del hombre".
A ver...SILENCIO POR FAVOR, persona
pensando. :D...
Publicado por primera vez en el diario
"Modern Review" de Calcuta en 1931
Tomado de "Gaceta Literaria
Universitaria" N°48, México
2003