Las Pioneer 10 y 11 son dos sondas
espaciales que envió la NASA en los
años ’72 y ’73 para explorar los
planetas Júpiter y Saturno, hasta
entonces inexplorados.
Ambas sondas eran gemelas en
construcción, llevando una gran
antena de comunicaciones, pilas
nucleares (ya que a las distancias a las
que iban a ir los paneles solares no
eran eficientes) y con varios
instrumentos científicos.
Las dos naves pasaron por Júpiter (la
P10 en el ’73 y la P11 un año más
tarde), ganando velocidad y tomando
rumbos diferentes: la P10 tomó una
trayectoria para alejarse del Sistema
Solar, en dirección aproximada hacia
la estrella Aldebarán, que se puede
ver las noches de invierno como la
estrella más brillante en la
constelación de Tauro, a la que, en el
caso de que consiguiese llegar, lo
haría dentro de unos 2 millones de
años.
Mientras que la P11 se dirigió hacia
Saturno, para después tomar una
trayectoria similar a su gemela, solo
que dirigiéndose en otra dirección.
Debido a esto las dos sondas llevaban
una placa donde se encontraba
grabados un hombre y una mujer, así
como la “localización” de la Tierra, por
si alguna hipotética civilización
extraterrestre encontrase algún día las
naves.
Finalmente, las sondas se sitúan
actualmente a una distancia de unas
100 veces la distancia Sol-Tierra,
aunque se perdió el contacto con
ellas en 1995 (P11) y 2003 (P10).
LA ANOMALÍA
A medida que se alejaban, las sondas
iban transmitiendo información sobre
su “estado” a Tierra, la cual fue
analizándose poco a poco (durante
varias décadas).
Y analizándose estos datos, se
comenzó a encontrar una cosa
curiosa: se encontró que las naves se
estaban frenando ligeramente más de
lo debido (recordemos que aunque
están demasiado lejos de la Tierra, el
Sol las sigue atrayendo). Era una
aceleración prácticamente
inapreciable, casi en el borde de lo
que se podía detectar, pero ahí
estaba, y tenía una magnitud de
aproximadamente 10 m / s .
Así que la pregunta era clara: ¿qué
hacía frenar a la nave más de lo
previsto?
PRIMERAS EXPLICACIONES
Antes de nada, recordar que estamos
en el espacio, donde no hay “aire”
como aquí, luego un objeto que está
moviéndose en el espacio no
encuentra resistencia que lo frene.
Así que las primeras hipótesis que se
barajaron fueron las lógicas: en la
nave se debe de estar produciendo
algún fenómeno que frena la nave:
Dado que las naves llevan una
reserva de combustible para poder
hacer correcciones a sus órbitas,
podrían tener alguna fuga de dicho
combustible, lo que las haría frenar.
Pero esta explicación no era
coherente ya que es altamente
improbable que se haya producido la
misma fuga en el mismo punto de la
nave, dejando escapar la misma
cantidad de combustible en la misma
dirección…
También se barajó que podría ser
debido a un calor emitido por las
naves en una dirección concreta
(generado por las pilas nucleares que
llevaban). De existir esto, podría ser
idéntico en las dos naves por su
construcción, pero éste calor debería
decrecer con el tiempo debido a que
las pilas nucleares van produciendo
menor calor.
Además, el efecto, de existir, sería
bastante menor al encontrado.
Y así se sugirieron varias posibles
explicaciones, aunque con ninguna (ni
juntando todas de la mejor forma
posible) se llegó a explicar esta
aceleración.
OTRAS CAUSAS
Abandonando estos razonamientos,
se empezó a pensar que esta
aceleración podría ser debida a
causas ajenas a la nave, como una
gravedad mayor de lo esperado, u
otras influencias que no se tenían en
cuenta.
Esto se vio confirmado por la
observación de una aceleración
similar en otras naves (como la Galileo
y la Ulysses ).
Así que el origen estaba claro: la
aceleración no procedía de la nave.
Las primeras hipótesis no tardaron en
llegar:
Si hubiera otro cuerpo en el
Sistema Solar (del tamaño de Plutón
por ejemplo) podría atraer a la nave
causando dicha aceleración. Aunque
aquí también se propuso que más
que un cuerpo, podría ser materia
oscura presente en nuestro Sistema
Solar.
El problema de este razonamiento era
que si se ajustaba dicha masa
“desconocida” para que provocase tal
aceleración, se descompensaba la
órbita de los demás planetas, con lo
cual esta masa nueva no podía existir
ya que la órbita de los planetas es
bien conocida desde hace muchos
años.
También se pensó en que podría
ser debido a que las partículas (polvo)
que existe entre estrellas pudiera
estar generando una fricción en la
nave, pero esto parece muy
improbable ya que por lo que se
conoce la poca densidad que existe
en el espacio no podría provocar este
efecto.
Por supuesto, también hubo
quienes propusieron que esto era un
síntoma de que las leyes actuales de
la física era erróneas y aquí se obtenía
otra prueba nueva de ello.
EXPLICACIÓN MÁS PROBABLE
Pero la posible solución (la más
probable y la única que lo explica
razonadamente en la actualidad) vino
traída por una coincidencia que se
descubrió sobre los ’90:
dicha aceleración tenía un valor
prácticamente igual (y coherente dado
los márgenes de error) a la cantidad
c·H donde c es la velocidad de la luz,
y H es la constante de expansión de
Universo, o constante de Hubble.
Esto hizo pensar que dicha
aceleración podría tener relación con
la expansión del Universo (aunque en
principio esta no influía para
distancias tan pequeñas).
Y la explicación vino tras más de 35
años desde que se lanzaron las naves:
debido a que el Universo no es
totalmente plano (sino que el espacio-
tiempo tiene una ligera curvatura),
sobre las señales que emite la nave se
produce un efecto similar al efecto
Doppler (el de la ambulancia que se
acerca, y por ello se oye la sirena más
aguda) llamado corrimiento al azul
(también existe la contrapartida:
corrimiento al rojo que se suele oir
más a menudo) que hace que dicha
señal (que no deja de ser otra cosa
que luz) tenga un tono más azulado
de lo normal (en el caso en que
pudiéramos ver la señal, ya que ésta
es una señal de radio).
Así que realmente no se trataba de
ninguna aceleración que sufren las
naves, sino más bien de un efecto que
se produce sobre las señales que
éstas envían a Tierra por estar las
naves moviéndose y por estar el
Universo expandiéndose.
www.universocuantico.wordpress.com/2009/01/15/anomalias-de-las-pioneer/