30/3/12

CONAN DOYLE Y LAS HADAS DE COTTINGLEY

En 1917 dos primas de Cottingley,
cerca de Bradford (Inglaterra), Elsie
Wright y Frances Griffiths, de 16 y 10
años respectivamente, tomaron dos
fotografías en las que, supuestamente,
aparecían hadas. Pese a lo evidente del
fraude, muchos se lo creyeron, entre
ellos nuestro querido Arthur Conan
Doyle. Luego vendrían tres fotos más,
pero no será hasta 1981 cuando una
de las primas, ya anciana, admita eran
falsas todas las fotografías (excepto
una). Una historia apasionante que
merece ser algo más desarrollada:
Frances nació en Sudáfrica en 1907.
Aquel año, 1917, ella y su madre se
fueron de vacaciones de verano a casa
de sus tíos en Cottingley, Arthur y Polly
Wright, los padres de Elsie, su prima,
que por aquel entonces tenía ya 16
años. Pues bien, durante aquel verano
las niñas solían ir a jugar a un
pequeño riachuelo cerca de su casa, a
pesar de la prohibición de sus madres.
Una de esas veces, en el mes de julio,
la pequeña Frances regresó mojada del
rio y cuando su madre le pidió
explicaciones por haber incumplido la
norma de no ir a ese lugar, la niña
aseguró que iban a ver a las hadas. Las
madres no la creyeron, pero resulta
que Elsie, ya una adolescente, afirmó
que también las había visto.
Ante la incredulidad de sus padres, las
niñas le pidieron al padre de Elsie,
Arthur, fotógrafo aficionado, su cámara
de fotos (una Butcher Midg No. 1 de
placas), para poder fotografiar a las
hadas, algo a lo que el padre, al
principio reticente, accedió. Las niñas
regresaron en menos de una hora, con
la cámara intacta y con unas cuantas
impresiones marcadas en las placas.
Arthur reveló las placas (exactamente
unas Imperial Rapid de 8,2 por 10,8
cm) en su propio laboratorio y
descubrió en una de ellas unas
extrañas manchas blancas (que
formaban cinco formas) delante del
rostro de France. Elsie, su hija, le dijo
que eran sus amigas las hadas, algo a
lo que no hizo demasiado caso el
padre, que las guardó en un cajón,
dudando de la idea de su hija.
Algo después, en agosto, se repite la
jugada: las niñas se van al bosque, con
la cámara, y regresan con otra extraña
mancha en una imagen en que la
aparecía la propia Elsie. Se trataba de
algo que parecía un pequeño gnomo.
Quedó algo más inquieto, pero pensó
que las niñas le estaban gastando una
broma. Así que les prohibió volver a
usar su cámara. En cambio, su mujer
estaba empezando a dudar de su
autenticidad.
Pasan dos años.
1919. Polly Wright y Annie Griffiths, las
madres de las niñas, asisten a una
reunión de la Sociedad Teosófica (la
logia Blavatsky de Londres), dirigida
por Edward L. Gardner, ferviente
defensor de la existencia de “espíritus
naturales”. Pues bien, las madres le
enseñaron las imágenes de las hadas a
Gardner, que quedó maravillado.
Sin embargo, como las imágenes
estaban relativamente desvaídas y
poco definidas, Gardner le encomendó
a Harold Snelling, un experto en
fotografía, nuevos y mejores revelados.
Snelling llegó a la conclusión de que
no habían sido retocadas, pero
además dijo que la velocidad de
obturación de la cámara debió haber
sido puesta muy baja (cosa que puede
ser confirmada por el movimiento de la
cascada borrosa detrás de Frances en
la primera fotografía) y que las hadas
aparecían borrosas, como si la cámara
las hubiera tomado en el movimiento
de su danza. En definitiva, las dieron
por buenas.
Entra en escena Arthur Conan Doyle, el
famoso creador de Sherlock Holmes,
además de gran aficionado al mundo
de lo oculto y del misterio. “A
comienzos del mes de mayo, de 1920,
hablando con mi amigo el Sr. Gow,
redactor en jefe de la revista Light, tuve
conocimiento de que alguien se
enorgullecía de haber fotografiado
hadas...”dice en su obra de 1922 “The
coming of the fairies”, dedicado a este
tema. Su amigo no había visto
realmente las fotos, sino que hablaba
por referencias llegados de Gardner, el
teósofo. Como no podía ser de otra
forma Conan Doyle se interesó en la
movida: pudo ver con sus propios ojos
las dos fotos, que le dejaron
maravillado, más que nada porque
creía haber encontrado la evidencia de
la existencia de seres no conocidos,
demostrando sus propias convicciones
sobre el más allá.
En la navidad de ese año Doyle publicó
un artículo (“Hadas fotografiadas – un
suceso memorable”, se llamó) para la
revista Strand Magazine sobre las
hadas firmado, ilustrado con las
fotografías de Cottingley. Eso sí,
cambiando los nombres de los
protagonistas y los lugares. Poco
después, a principios de enero de
1921, la revisa Westminster Gazette,
escéptica con el caso, publica de
nuevo la historia, eso sí, diciendo las
verdaderas identidades. Hubo otros
medios bastante agresivos contra la
historia de las ideas, acusando
directamente a los protagonistas de
fraude, como el Mayor Hall-Edwards,
un experto en radio que dijo:
“Tras la evidencia no vacilo en decir
que esas fotografías han podido ser
“falsificadas”. Critico la actitud de
aquellos que declaran que hay algo
sobrenatural en las circunstancias
basándose en la toma de esas
fotografías porque, como médico, creo
que la inculcación de ideas tan
absurdas en la mente de los niños
resultará más tarde en sus vidas en
manifestaciones de desórdenes
nerviosos y perturbaciones
mentales…” (Acusando directamente a
Conan Doyle)
Incluso algunos colegas de Doyle en la
Sociedad de Investigaciones Psíquicas
lo rechazaron y pidieron no ser
relacionados con él. Sir Oliver Lodge,
un investigador psíquico pionero
argumentó, basándose en que Elise,
efectivamente, había tomado clases con
un fotógrafo profesional, lo que le
hacía conocer el tema, que eran falsas.
Conan Doyle y Gardner, ante la lluvia
de ataques, decidieron que si se
tomaban más fotografías de las hadas
el asunto sería completamente
incuestionable. Tuvieron que esperar
pues consideraban que las dos niñas
debían estar juntas, según dijo Doyle
“necesitábamos la fusión de las auras
de las dos muchachas”. Finalmente se
tomaron nuevas fotos el 26 y el 28 de
agosto de 1921, con una cámara y
unas placas facilitadas por Gardner. Y
fue, según ellos, un éxito: había 3
nuevas fotos sobrenaturales, una con
un grupo de hadas y dos con imágenes
de hadas voladoras.
Doyle quedó aun más convencido. Usó
las tres nuevas fotos para ilustrar un
segundo artículo para el Strand
Magazine en 1921 y preparó el libro
que antes mencionábamos, “La llegada
de las Hadas”, publicado en 1922.
Desgraciadamente al verano siguiente
no se pudo repetir el éxito, no hubo
más fotos de hadas.
La reacción crítica fue similar a la
anterior ocasión. Era demasiado
sospechoso el parecido de las nuevas
hadas a las que aparecían de toa la
vida en los cuentos ilustrados. Y era
llamativo que llevaban peinados de la
moda del momento.
Y la cosa se calmó y pasó al olvido de
los tiempos…
… hasta que en 1966, cuarenta añazos
después, Elsie, casada y con el apellido
Hill, aceptó una entrevista para la BBC.
Afirmó que su padre fue ajeno a todo
el tema, pero las fotografías eran
reales, manteniéndose en su postura
pese a los duros ataques del
entrevistador. 10 años después, en
1976, en otra entrevista se reafirmó,
pese a que había serías dudas de la
veracidad de las fotos. De hecho, el
equipo de televisión de esta ocasión
reprodujeron las fotos con el
presentador haciendo las hadas con
recortable de cartón. Y quedo bien.
Ya en los ochenta, la empresa Kodak le
pidió al experto analista Geoffrey
Crawley un estudio de las imágenes.
Dijo que sin la más mínima dudas
cuatro de ellas eran falsas, todas
excepto la que se conoce como “nido
de hadas”, que resistía a los análisis.
Finalmente en 1983 Elsie cantó:
confesó que habían fabricado las fotos
con imágenes recortadas de una
revista y fijadas con alfileres al suelo,
aunque seguía defendiendo que la
dichosa “Nido de hadas” sí era real (de
hecho es la más extraña, aunque el
efecto puede deberse a una
sobreexposición con otra de las fotos).
Admitió que nunca pensaron que la
cosa iba a tener tanta repercusión, y
que cuando la historia se hizo famosa
no se echaron para atrás, dejando en
vergüenza al mismísimo Conan Doyle.
“Dos chicas pueblerinas y un hombre
brillante como Conan Doyle, bueno,
sólo podíamos mantenerlo en secreto”,
dijo.
Francés nunca lo admitió.
A modo de epilogo mencionar que
recientemente, en una subasta publica
en la London's Knightsbridge, una
compradora anónima había pagado la
friolera de 6000 libras (unos 9.000
euros) a la empresa Bonhams &
Brooks, por los negativos originales de
las fotografías de hadas.

Mas info y fuentes por aquí: http://
es.wikipedia.org/wiki/
Las_hadas_de_Cottingley , aquí: http://
www.cottingley.net/cfph.shtml , aquí:
http://www.linkmesh.com/hadas/
articulos/
el_caso_de_las_hadas_de_cottingley.php ,
aquí: http://www.pasarmiedo.com/
hadas_cottingley.php , aquí: http://ojo-
critico.blogspot.com.es/2006/06/el-
final-de-las-hadas-de-cottin