Robert Koch (1843-1910) era un
insigne médico alemán que legó su
apellido a uno de esos bacilos que
terminaron haciéndose famoso para
muchos de nosotros, el bacilo de
Koch, toda vez que fue este médico el
que lo descubrió y con él la causa de la
tuberculosis. No se quedaría ahí y
también tiene en su haber el
descubrimiento del bacilo del cólera,
meritos más que suficientes para
hacerse acreedor al Premio Nobel de
Medicina que le fue entregado en
1905. Son famosos sus postulados de
Koch y es considerado unánimemente
como el fundador de la bacteriología.
Todos podríamos imaginar a este
talento que descubrió la causa de dos
de las enfermedades más peligrosas de
su época como una persona
ocupadísima en sus investigaciones y
siempre atareada y sin embargo
parece que era algo perezoso, al
menos así nos lo muestra esta
anécdota que paso a contaros.
No habían sido pocos los castigos y
reprimendas escolares que había
recibido el después laureado Robert
Koch, de manos de sus profesores y
siempre por su insistente falta de
interés en sus estudios. En cierta
ocasión un profesor suyo llegó a
castigarlo con la redacción de un
escrito de al menos tres folios
alrededor del tema: ¿Qué es la
pereza?.
Robert Koch escribió el trabajo que le
había sido impuesto y que sin duda
reflejaba muy a las claras la esencia del
tema sobre el que debía versar. En el
primer folio ponía "Esto", en el
segundo escribió "Es" y acabó en el
tercero con "Pereza".
Supongo que con el tiempo se
enmendaría, tal como muestra la
importancia de sus descubrimientos,
pero nadie puede dudar que de joven
ya era capaz de tratar con concisión y
exactitud los problemas que le eran
planteados.
Hay una frase suya que dice:
"Cuando un médico va detrás del
féretro de su paciente, a veces la causa
sigue al efecto."