30/3/12

LUDWIG WITTGENSTEIN (1889-1959) (Filósofo Austriaco)

Cierto que en principio el nombre
puede echar un poco para atrás, pero
el caso es que Ludwig Wittgenstein es
uno de esos personajes altamente
curiosos que ha dado la historia. Nació
en Viena en 1889, en el seno de una
de las familias más ricas del Imperio
Austrohungaro, gracias a su
monopolio de la producción de hierro
y acero. Recibió una educación
esmerada, y en su casa eran habituales
personalidades de todo tipo,
existiendo un ambiente excepcional en
el plano artístico e intelectual. Por
ejemplo, su casa era frecuentada por
Mahler, Pau Casals o Brahms. Decir a
este respecto de la música que su
hermano Paul fue un gran concertista
de piano y que al perder el brazo en la
guerra, le fue dedicado el famoso
concierto para la mano izquierda de
Ravel. Volviendo al tema, Wittgenstein
tuvo en principio inclinaciones hacia la
ingeniería, pero también hacia la
filosofía, y fue definitivamente hacia
esta a donde dirigió sus esfuerzos
intelectuales y verdaderamente
demostró en su devenir vital, que la
ética (hasta donde yo sé) presidia
totalmente sus acciones.
Tuvo como profesor a Bertrand Russell
y para concentrarse en sus
investigaciones filosóficas llegó a
marchar a un paraje solitario, a una
cabaña en un apartado fiordo de
Noruega. Cuando llegó la Primera
Guerra Mundial, se alistó voluntario en
el ejército como artillero, a pesar de
que en principio había sido declarado
inútil para el servicio por problemas de
salud, una vez superado este primer
obstáculo y ser aceptado, se negó a
entrar con grado alguno, pese al poder
que ostentaba su familia, y así se
desenvolvió como soldado raso.
Pretendía con ello demostrarse a sí
mismo y a los demás que era capaz de
ascender por méritos propios y así, en
el transcurso de la contienda logró
varias medallas y llegó al grado de
Sargento. Pero además tuvo tiempo
para entre batalla y batalla, bombazo
aquí y allá, de escribir uno de los libros
más interesantes de la filosofía reciente
el "Tractatus Logico-Philosophicus"
que ya había finalizado al ser hecho
prisionero al final de la contienda. Un
libro que sería de gran repercusión en
el devenir del Positivismo y de toda la
filosofía y el saber posterior, aunque él
mismo después trabajara en la crítica
de su propia creación.
Al terminar la guerra renunció a su
parte de la herencia paterna (un
piquito nada desdeñable) que repartió
entre sus hermanos y un buen
número de artistas e intelectuales,
entre los que se encontraba Rilke, con
la promesa de que jamás se lo
devolverían. Así, este señor, que podría
estar paseándose por los grandes
salones y las alfombras rojas, dotado
de un intelecto preclaro, toma la senda
de una vida humilde como profesor
primero y como jardinero después.
Tiempo después tomaría el puesto de
catedrático en Cambridge, lo cual no le
haría olvidar su determinación cuando
de tomar partido se trataba y llegada la
Segunda Guerra Mundial ejerció de
forma voluntaria como enfermero. Al
final de su vida incluso renunciaría a su
cátedra en Cambridge.
Tenía un temperamento irritable, más
bien nervioso y tendente a la
depresión. Cuatro de sus hermanos se
suicidaron, y el mismo coqueteaba con
la idea de la muerte frecuentemente.
Tendia a la soledad y a alejarse de los
demás. Toda su vida vivió atormentado
por su ideal de autenticidad, que se
exigia continuamente a si mismo (su
devenir anteriormente descrito da una
buena idea de ello), y era en extremo
exigente en su trabajo. Su trato con los
demás era difícil y no tenía demasiada
confianza en la bondad y cualidades
del ser humano (aun cuando él a mi
me parece un gran ser humano, capaz
de renunciar a tantas comodidades).
Así, a menudo sentía la urgente
necesidad de aislarse del mundo y las
personas y vivir en la más completa
soledad. Muere en 1959 víctima de un
cáncer de próstata (dolorosísimo hoy
día si no fuera por los remedios
modernos, más entonces con las
limitaciones de aquella medicina) y aún
así se negó a recibir tratamiento
alguno. Parece que sus últimas
palabras, dirigidas al médico que le
atendía fueron: "Diles que mi vida fue
maravillosa"
En el inicio de la película de Alex de la
Iglesia "Los crímenes de Oxford" hay
un magnifico parlamento de John Hurt
sobre él, que fue el que me abrió un
poco más la curiosidad por este
personaje, del que me encantaría
encontrarme con una buena biografía.
Su vida es sin duda una vida de novela