31/3/12

EL DISCURSO: SANGRE, SUDOR Y LAGRIMAS

Sir Winston Leonard Spencer-Churchill
fue un estadista, historiador, escritor,
militar, orador y primer ministro
británico.
Recibió el premio Nobel de Literatura
en 1953. Se le concedió por sus obras
históricas, sus artículos periodísticos y
por sus brillantes discursos, que lo
erigen como uno de los principales
oradores y políticos del siglo XX.
"Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor" es
una famosa expresión utilizada en un
histórico discurso por el primer
ministro británico Winston Churchill en
1940, al comienzo de la Segunda
Guerra Mundial.
El primero en pronunciar la famosa
frase fue Giuseppe Garibaldi el 2 de
julio de 1849, cuando reunió a sus
fuerzas revolucionarias en Roma.
La expresión fue usada por Theodore
Roosevelt, en un discurso pronunciado
el 2 de junio de 1897 en el Colegio de
la Marina de Guerra de los Estados
Unidos cuando era Subsecretario de
Marina.1
Winston Churchill tomó la expresión
de Roosevelt y la incluyó en un
histórico discurso realizado en la Casa
de los Comunes del Parlamento del
Reino Unido, el 13 de mayo de 1940. Es
posible que Churchill leyera el discurso
de Theodore Roosevelt cuando fue
designado Primer Lord del
Almirantazgo, cargo equivalente al que
desempeñaba Roosevelt cuando la
formuló inicialmente; pero también es
posible que Churchill simplemente
hubiera recurrido a las obras de
Roosevelt, de amplia difusión, debido a
su notable calidad en materia de
historia militar.
Fue el primer discurso de Churchill
ante el Parlamento luego de haber sido
nombrado Primer Ministro del Reino
Unido, cuando aún transcurría el
primer años de la Segunda Guerra
Mundial, luego de reemplazar a Neville
Chamberlain el 10 de mayo.
“Debemos recordar que estamos en las
fases preliminares de una de las
grandes batallas de la historia, que
nosotros estamos actuando en
muchos puntos de Noruega y Holanda,
que estamos preparados en el
Mediterráneo, que la batalla aérea es
continua y que muchos preparativos
tienen que hacerse aquí y en el
exterior. En esta crisis, espero que
pueda perdonárseme si no me
extiendo mucho al dirigirme a la
Cámara hoy. Espero que cualquiera de
mis amigos y colegas, o antiguos
colegas, que están preocupados por la
reconstrucción política, se harán cargo,
y plenamente, de la falta total de
ceremonial con la que ha sido
necesario actuar. Yo diría a la Cámara,
como dije a todos los que se han
incorporado a este Gobierno: «No
tengo nada más que ofrecer que
sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».
Tenemos ante nosotros una prueba de
la más penosa naturaleza. Tenemos
ante nosotros muchos, muchos, largos
meses de combate y sufrimiento. Me
preguntáis:
¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré:
Hacer la guerra por mar, por tierra y
por aire, con toda nuestra potencia y
con toda la fuerza que Dios nos pueda
dar; hacer la guerra contra una tiranía
monstruosa, nunca superada en el
oscuro y lamentable catálogo de
crímenes humanos. Esta es nuestra
política.
Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra
aspiración?. Puedo responder con una
palabra:
Victoria, victoria a toda costa, victoria a
pesar de todo el terror; victoria por
largo y duro que pueda ser su camino;
porque, sin victoria, no hay
supervivencia. Tened esto por cierto;
no habrá supervivencia para todo
aquello que el Imperio Británico ha
defendido, no habrá supervivencia
para el estímulo y el impulso de todas
las generaciones, para que la
humanidad avance hacia su objetivo.
Pero yo asumo mi tarea con ánimo y
esperanza.
Estoy seguro de que no se tolerará que
nuestra causa se malogre en medio de
los hombres. En este tiempo me siento
autorizado para reclamar la ayuda de
todas las personas y decir: «Venid,
pues, y vayamos juntos adelante con
nuestras fuerzas unidas.”
ALGUNAS ANECDOTAS SIMPATICAS.
Cuando Churchill cumplió 80 años un
periodista menor de 30 fue a
fotografiarlo y le dijo:
- Sir Winston, espero fotografiarlo
nuevamente cuando Ud cumpla 90
años.
Respuesta de Churchill:
- ¿Por qué no? Ud parece bastante
saludable.
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El General Montgomery estaba siendo
homenajeado, por vencer a Rommel
en la batalla de África, en la IIª Guerra
Mundial.
Discurso del General Montgomery:
-’No fumo, no bebo, no prevarico y soy
un héroe’
Churchill oyó el discurso y con celos,
retrucó:
-’Yo fumo, bebo, prevarico y soy el jefe
de él.’
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Sucedió en el Parlamento inglés. Fue
durante uno de los discursos de
Churchill en el que una diputada de la
oposición, pidió la palabra. Todos
sabía que a Churchill no le gustaba
que interrumpiesen sus discursos. Pero
la palabra le fue dada a la diputada y
ella dijo en alto y buen tono:
-Sr. Ministro, si Vuestra Excelencia
fuese mi marido, yo pondría veneno en
su café
Churchill, con mucha calma, se quitó
los lentes, y en aquel silencio en el que
todos estaban esperando la respuesta
exclamó
-Y si yo fuese su marido, me tomaba
ese café.
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Cuando Charles de Gaulle discutía con
Churchill acerca de cierta operación
militar, el francés notó cómo Churchill
hacía demasiado hincapié en los costo
de la operación, y en que no era
financieramente rentable. Esto
exasperó al general deGaulle, quien
dijo:
-Ustedes los Ingleses solamente pelean
por el dinero, deberían aprender de
nosotros los franceses, que luchamos
por el honor y la dignidad, Sir Winston
replicó, bastante calmado:
-Bueno, cada quien pelea por lo que le
hace falta.
Fuentes: http://
www.historiasiglo20.org/TEXT/
churchill1940.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/
Sangre,_esfuerzo,_l
%C3%A1grimas_y_sudor