la
historia de Peter Fechter, un jovencito
de poco más de 18 años, "casi veinte",
que fue el primer alemán que intentó
saltar en 1962 el recién estrenado
muro de Berlin. Llegó al muro
acompañado de un amigo, Helmut
Kubelik, que por suerte si llegó
rebasarlo, pero Peter, una vez que
"extendió sus alas" y se encaramó al
mismo, recibió el alto de los soldados
soviéticos, pero como dice la canción
"marchaba tan feliz que no escuchó la
voz que le llamó" y de esta manera, al
no ser atendido el alto, dispararon
sobre el joven que fue alcanzado por
varios disparos y cayó del muro en lo
que se denominaba "zona de nadie".
Allí quedó tendido a la vista de todos,
ciudadanos, periodistas y militares,
pidiendo auxilio mientras se
desangraba a borbotones, sin poder
moverse por la seriedad de las heridas,
y sin nadie que se atreviera a
recogerlo. Los occidentales tenían
miedo de recibir disparos en aquella
nueva situación y tan solo se
atrevieron a lanzarle un botiquín, que
de nada sirvió a un Peter Fechter casi
moribundo y a cada minuto con
menos vida. Los rusos a los que
pertenecía la zona muerta aguardaron
unos interminables 50 minutos de
agonía del joven hasta que
procedieron a recogerlo, momento que
queda recogido en la foto que
acompaña el texto.
El pueblo berlinés que presenciaba la
escena gritaba a ambos bandos que
remediaran la muerte de aquel
jovencito, pero nadie hizo nada,
incluso las fuerzas occidentales
impidieron que ningún civil acudiera a
ayudarlo. Al final, en el lugar del
suceso solo quedaron flores que
fueron lanzadas por los indignados
berlineses.
No sería el último en morir en el muro,
aun vendrían 260 más. El último
fallecido de esta larga lista fue Chris
Gueffroy, en 1989, que curiosamente
tenía tambien veinte años… Hoy en día
hay un monumento en el lugar en el
que cayó Peter