11/3/12

Hijos de Nut

Hace mucho tiempo, Ra, el señor de
todos los dioses, aún reinaba sobre la
Tierra como faraón. Vivía en un enorme
palacio a orillas del Nilo, y todos los
habitantes de Egipto acudían a
presentarle sus respetos. Los
cortesanos no dudaban en
complacerlo, y él pasaba el tiempo
cazando, jugando y celebrando fiestas.
¡Una vida realmente placentera!
Pero un día llegó a palacio un
cortesano que le contó una
conversación que había oído. Thot, el
dios de la sabiduría y la magia, le había
dicho a la diosa Nut que algún día su
hijo sería faraón de Egipto. Ra se puso
muy furioso. Nadie salvo él era digno
de ser faraón. Caminaba de un lado a
otro gritando:
-¡Cómo se atreve Thot a decir eso!
¡Ningún hijo de Nut me destronará!
Reflexionó sobre ello largo tiempo, al
cabo del cual, tras invocar sus poderes
mágicos, lanzó la siguiente maldición:
"Ningún hijo de Nut nacerá en ningún
día ni en ninguna noche de ningún
año".
La noticia pronto se extendió entre los
dioses. Cuando Nut se enteró de la
maldición. Se sintió muy
apesadumbrada. Deseaba un hijo,
pero sabía que la magia de Ra era muy
poderosa. ¿Cómo podría romper el
maleficio? La única persona que podía
ayudarla era Thot, el más sabio de
todos los dioses, así que fue a verlo.
Thot quería a Nut y, al verla llorar,
decidió ayudarla.
-No puedo romper la maldición de Ra,
pero puedo evitarla. Espera -le pidió.
Thot sabía que Jonsu, el dios Luna, era
jugador, así que lo retó a una partida
de senet. Jonsu no pudo resistirse y
cedió al desafío.
-¡Oh, Thot! -exclamó-. ¡Tal vez seas el
dios más sabio, pero yo soy el mejor
jugador de senet! No he perdido
ninguna partida. Jugaré contigo y te
ganaré.
Los dos se sentaron a jugar. Thot
comenzó ganando todas las partidas.
Has tenido suerte, Thot -dijo Jonsu-.
Apuesto una hora de mi luz a que
tegano la siguiente partida.
¡Pero también perdió! Thot continuó
ganando y Jonsu siguió apostando su
luz hasta que Thot hubo conseguido
una luz equivalente a la de cinco días.
Entonces Thot se puso en pie, dio las
gracias a Jonsu y se fue llevándose la
luz consigo.
-¡Menudo cobarde! -murmuró Jonsu-.
Mi suerte empezaba a cambiar. ¡Habría
ganado esta partida!
Thot colocó los cinco días entre el final
de ese año y el comienzo del siguiente.
En aquella época, un año tenía 12
meses de 30 días cada uno, lo que
sumaba un total de 360 días.
Nut se sintió feliz cuando Thot le contó
lo que había hecho. Como los cinco
días no pertenecían a ningún año, sus
hijos podrían nacer en esos días sin
romper el maleficio de Ra.
El primer día Nut dio a luz a Osiris, que
sería faraón después de Ra; el
segundo día, a Harmachis, que está
inmortalizado en la Esfinge; el tercer
día, a Seth, que más tarde mataría a
Osiris y se convertiría en faraón; el
cuarto día, a Isis, que sería la esposa
de Osiris; y el quinto día, a Neftis, que
sería la esposa de Seth.
En cuanto a Jonsu, el dios Luna, quedó
tan debilitado tras la partida que ya no
pudo brillar con fuerza todo el tiempo.
Aún hoy, la Luna sólo brilla toda entera
durante unos cuantos días del mes, y
ha de pasar el resto del tiempo
recobrando fuerzas.
Imagen: pintura de una pared en la
tumba de Hesy, durante la dinastía III
Toth y Josun jugando al Senet. (2650 a.
C.)