13/3/12

Los sentimientos y cualidades del hombre

Cuentan que una vez se reunieron en
un lugar de la tierra todos los
sentimientos y cualidades de los
hombres.
Cuando El Aburrimiento había
bostezado por tercera vez, La Locura
como siempre tan loca, les propuso:
¿Vamos a jugar a las escondidas?
La Intriga levantó la ceja intrigada y La
Curiosidad sin poder contenerse
preguntó: ¿A las escondidas? ¿Y cómo
es eso?
Es un juego, explicó La Locura, En que
yo me tapo la cara
y comienzo a contar, desde uno a un
millón mientras ustedes se esconden y
cuando
yo haya terminado de contar, el
primero de ustedes que encuentre
ocupará mi
lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por La
Euforia. La Alegría dio tantos saltos que
terminó por convencer a La Duda, e
incluso a La Apatía, a la que nunca le
interesaba nada. Pero no todos
quisieron participar, La Verdad prefirió
no
esconderse. ¿Para qué? si al final
siempre la hallan. La Soberbia opinó
que
era un juego muy tonto (En el fondo lo
que le molestaba era que la idea no
hubiese sido de ella) y La Cobardía
prefirió no arriesgarse...
Uno, Dos, Tres...; comenzó a contar La
Locura. La primera en esconderse fue
La
Pereza, que como siempre se dejó caer
tras la primera piedra del camino. La Fe
subió al cielo y La Envidia se escondió
tras la sombra del Triunfo que con su
propio esfuerzo había logrado subir a
la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzaba a
esconderse, cada sitio que hallaba le
parecía
maravilloso para cada uno de sus
amigos, que si ¿un lago cristalino?:
Ideal para
La Belleza. Que si ¿la hendija de un
árbol?: Perfecto para La Timidez.
Que si ¿el vuelo de una mariposa?: Lo
mejor para La Voluptuosidad. Que si
¿una ráfaga de viento?: Magnífica para
La Libertad. Así terminó por ocultarse
en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un
sitio muy bueno desde el principio,
ventilado, cómodo... pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de
los océanos (Mentira, en realidad se
escondió detrás del arco iris) y La
Pasión y El Deseo en el Centro de los
Volcanes.
El Olvido... se me olvidó donde se
escondió... pero eso no es importante.
Cuando La Locura contaba, El Amor
aún no había encontrado sitio para
esconderse, pues todo se encontraba
ocupado... hasta que divisó un rosal y
enternecido decidió esconderse entre
sus flores.
Un millón; contó La Locura y comenzó
a buscar. La primera en
salir fue La Pereza sólo a tres pasos de
una piedra. Después se escuchó a La
Fe
discutiendo con Dios sobre Teología, y
La Pasión y El Deseo los sintió en el
vibrar de los volcanes. En un descuido
encontró a La Envidia y claro, así pudo
deducir dónde estaba El Triunfo. El
Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; Él
solito
salió disparado de su escondite que
había resultado ser un nido de avispas.
De
tanto caminar sintió sed y al acercarse
al lago descubrió a La Belleza y con La
Duda resultó más fácil todavía, pues la
encontró sentada sobre una cerca sin
decidir aún de qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, El Talento
entre la hierba fresca, a La Angustia
en una oscura cueva, a La Mentira
detrás del arco iris... (mentira, si ella
estaba en el fondo del océano) y hasta
El Olvido... que ya se le había olvidado
que estaba jugando a las escondidas,
pero sólo el amor no aparecía por
ningún
sitio.
La Locura buscó detrás de cada árbol,
bajo cada arroyuelo del planeta, en la
cima de las montañas y cuando estaba
por darse por vencida divisó un rosal y
las
rosas... y tomó una horquilla y
comenzó a mover las ramas, cuando
de pronto un
doloroso grito se escuchó: las espinas
habían herido los ojos del Amor: La
Locura no sabía qué hacer para
disculparse, lloró, imploró, pidió
perdón y hasta
prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por
primera vez se jugó a las escondidas
en la
tierra...
El Amor es ciego y La Locura siempre lo
acompaña.
(Anonimo)