12/3/12

EL DECÁLOGO DE “LOS LUNAS"

A unos 35 kilómetros de Albuquerque,
en el condado de Valencia, en Nuevo
México (USA), existe una pequeña
localidad llamada “Los Lunas” (llamada
así por la familia fundadora del
pueblo, la familia “luna”). Allí cerca, a
unos 20 kilómetros, se encontró, hacia
1880, una enorme roca con unas
inscripciones absolutamente
perturbadoras, que han sido
interpretadas por algunos
investigadores como una versión
abreviada de los “Diez
mandamientos” (de ahí el nombre de
“decálogo”) en una forma primitiva del
hebreo… vamos a ver qué hay de
cierto en esto, si es que hay algo…
La roca es conocida como “La piedra
del misterio” o “La piedra de Los
Lunas”. Se trata de una gigantesca roca
de más de 100 toneladas de peso. En
la cara norte del pedrusco, sobre una
superficie prácticamente plana, alguien,
en algún momento de la antigüedad,
grabó, tallando la piedra, nueve líneas,
formadas por algo más de 200
caracteres.
Se ve que llevaba allí lo más grande de
años, hasta que a finales del siglo XIX,
el propietario del terreno, un tal Frank
Huning, se percató de su existencia.
Los comanches, nativos de la zona, le
informaron que llevaba allí toda la vida,
que no lo habían hecho ni ellos ni sus
antepasados y que no entendían ni
podían leer aquellos extraños
símbolos.
La movida llega a los ambientes
académicos universitarios gracias a un
profesor de la Universidad de Nuevo
México llamado Frank Cumming
Hibben (1910-2002), que examinó la
inscripción y aseguró que era muy
antigua. Supuestamente fue conducido
a la roca por alguien desconocido que
le aseguró haberla encontrado cuando
era un niño en torno a 1880. Tras
“exhaustivos” estudios y análisis,
Hibben quedó convencido de que se
trata de una inscripción auténtica,
realizada por antiguos judíos que
llegaron hasta Nuevo México siglos
antes de que lo hicieran los
españoles…
El problema es que este señor no es
del todo creíble (por ser algo suave),
ya que es conocido por su afición a
“decorar” los yacimientos
arqueológicos a su acomodo: en los
años cuarenta aseguró haber
encontrado un depósito de artefactos
pre-Clovis, una antigua cultura
norteamericana, en Sandia Cave (en las
montañas Sandia, Nuevo México, cerca
de la zona en la que esta nuestra
piedra protagonista). Propuso para
aquellos objetos una antigüedad de
25.000 años, mucho mayor que el
resto de culturas americanas
conocidas. Parece ser que se unieron
varios factores, principalmente que en
aquella cueva se había producido una
mezcla de depósitos, es decir, no
estaba cronológicamente en orden.
Pero otros estudiosos van más allá y
plantean que es un fraude que
cometió para justificar su teoría del
antiguo pueblo “Sandia”, tipología que
hoy en día es puesta en duda.
Muchos investigadores posteriores
analizarían las extrañas inscripciones.
En 1964, un juez de Alburquerque
llamado Robert LaFollette llegó a la
conclusión de que la mayoría de
signos eran de origen fenicio, asignó a
cada uno un valor fonético que dio
como resultado un texto que se
asemejaba mucho al dialecto original
empleado por los indios navajo. Y
propuso que se no contenía ningún
texto religioso, sino la crónica puntual
de un viaje épico realizado en tiempos
precolombinos. Aquella interpretación,
claro, chocó frontalmente contra
algunos grupos de creyentes que ya
habían sacralizado la polémica roca.
El Dr. Cyrus Gordon, profesor de
Harvard, propuso que las inscripciones
eran del siglo I d. C. y que se trataba
de una escritura paleo-Canaanita o de
"antigua" escritura Hebrea. Y de nuevo
argumentó que era una versión
reducida de los diez mandamientos.
Otros autores, en cambio, como el
lingüista Barry Bell, proponen que la
antigüedad de las inscripciones es
dudosa, basándose en el aparente uso
de puntación del hebreo moderno, así
como en una serie de errores
estilísticos y gramaticales. Otros,
también escépticos, argumentan que
fueron realizadas poco tiempo
después de la llegada de los españoles
a América por clérigos doctos en
hebreo antiguo.
Nuestro compatriota J. J. Bénitez, que
siempre se ha caracterizado por su
credibilidad (sic), propuso, basándose
en el estudio de unos tales
“Moorehouese, Lidzbarski y Purvis”,
que cita en un artículo en su web, la
siguiente traducción: "Yo soy Yahvé tu
Dios que te sacó de la tierra de Egipto,
de la casa de la esclavitud.
No tiene que haber otros dioses ante
mi presencia. No fabricarán ningún
ídolo. No tomarás el nombre de Yahvé
en vano. Recuerda el día del sábado y
guárdalo como santo. Honra a tu
padre y a tu madre para que tus días
sean largos en la tierra que Yahvé tu
Dios te ha dado. No matarás, no
cometerás adulterio. No hurtarás. No
darás falso testimonio en contra de tu
vecino. No desearás la mujer de tu
vecino, ni nada de lo que es suyo".
Sea como sea, lo cierto es que el
pedrusco y el enigma siguen ahí, ya
que la enorme roca de unas cien
toneladas no se ha llevado a ningún
museo ni laboratorio para ser
estudiada. Además está muy
deteriorada, más que nada porque
muchos de los estudiosos repintaron
los signos para poder hacerle mejores
fotografías.
Si alguna vez pasáis por Nuevo
México, pagando 25 pavos podréis
contemplarla in situ…
Mas info y fuentes por aquí: http://
en.wikipedia.org/wiki/
Los_Lunas_Decalogue_Stone , aquí:
http://en.wikipedia.org/wiki/
Frank_Hibben , aquí: http://
froggerenelmundo.blogspot.com/2010/04/
el-decalogo-de-los-lunas.html , aquí:
http://www.planetabenitez.com/
prensa/piedramist.htm , aquí: http://
www.clavesdeenoc.org/html/
los_lunas.html , aquí: http://
www.libreopinion.net/foros/
showthread.php/1339-
DESCUBRIERON-AMERICA-LOS-
JUDIOS-ANTES-QUE-COLON