4/4/12

LUDWIG VAN BEETHOVEN Y SU CARTA "A LA AMADA INMORTAL"

Esta es la única carta amorosa de
Beethoven que nos ha quedado, aun
cuando haya habido otras. Fue
encontrada entre sus propios papeles
muchos años después de su muerte.
No está confirmado el año. Vanos
fueron los esfuerzos de los
especialistas para establecer la
destinataria. Lo que puede apreciarse
aquí por única vez no es que
Beethoven hablara así a tal mujer, sino
cómo hablaba a las mujeres. El
contenido de la conocida como "Carta
a la amada inmortal" dice asi:
“Mi ángel, mi todo, mi yo… ¿Por qué
esa profunda pesadumbre cuando es
la necesidad quien habla? ¿Puede
consistir nuestro amor en otra cosa
que en sacrificios, en exigencias de
todo y nada? ¿Puedes cambiar el
hecho de que tú no seas enteramente
mía y yo enteramente tuyo? ¡Ay Dios!
Contempla la hermosa naturaleza y
tranquiliza tu ánimo en presencia de lo
inevitable. El amor exige todo y con
pleno derecho: a mí para contigo y a ti
para conmigo. Sólo que olvidas tan
fácilmente que yo tengo que vivir para
mí y para ti. Si estuviéramos
completamente unidos ni tú ni yo
hubiéramos sentido lo doloroso. Mi
viaje fué horrible…
“Alégrate, sé mi más fiel y único tesoro,
mi todo como yo para ti. Lo demás que
tenga que ocurrir y deba ocurrir con
nosotros, los dioses habrán de
enviarlo…
“Tarde del lunes… Tú sufres. ¡Ay!
donde yo estoy, también allí estás tú
conmigo. Conmigo y contigo haré yo
que pueda vivir a tu lado. ¡¡¡Qué vida!!!
¡¡¡Así!!! Sin ti… perseguido por la
bondad de algunas personas, que no
quiero recibir porque no la merezco.
Me duele la humildad del hombre
hacia el hombre. Y cuando me
considero en conexión con el
Universo, ¿qué soy yo y qué es aquél a
quien llaman el más grande? Y sin
embargo… ahí aparece de nuevo lo
divino del hombre. Lloro al pensar que
problablemente no recibirás mi
primera noticia antes del sábado.
Tanto como tú me amas ¡mucho más te
amo yo a ti!... ¡Buenas noches! En mi
calidad de bañista, debo irme a
dormir.
¡Ay, Dios! ¡Tan cerca! ¡Tan lejos! ¿No es
nuestro amor una verdadera morada
del cielo? ¡Y tan firme como las
murallas del cielo! “Buenos días, siete
de julio. Todavía en la cama se agolpan
mis pensamientos acerca de ti, mi
amada inmortal; tan pronto jubilosos
como tristes, esperando a ver si el
destino quiere oírnos. vivir sólo me es
posible, o enteramente contigo, o por
completo sin ti. Sí, he resuelto vagar a
lo lejos hasta que pueda volar a tus
brazos y sentirme en un hogar que sea
nuestro, pudiendo enviar mi alma al
reino de los espíritus envuelta en ti. Sí,
es necesario. Tú estarás de acuerdo
conmigo, tanto más conociendo mi
fidelidad hacia ti, y que nunca ninguna
otra poseerá mi corazón; nunca,
nunca…
“¡Oh, Dios mío! ¿Por qué habrá que
estar separados, cuando se ama así?
Mi vida, lo mismo aquí que en Viena,
está llena de cuitas. Tu amor me ha
hecho al mismo tiempo el ser más feliz
y el más desgraciado. A mis años,
necesitaría ya alguna uniformidad,
alguna normalidad en mi vida. ¿Puede
haberla con nuestras relaciones?...
ángel, acabo de saber que el correo
sale todos los días. Y eso me hace
pensar que recibirás la carta en
seguida. “Está tranquila. Tan sólo
contemplando con tranquilidad
nuestra vida alcanzaremos nuestra
meta de vivir juntos. Está tranquila,
quiéreme. Hoy y ayer ¡cuánto anhelo y
cuántas lágrimas pensando en ti… en
ti… en ti, mi vida… mi todo! Adiós…
¡quiéreme siempre! No desconfíes
jamás del fiel corazón de tu
enamorado Ludwig. Eternamente tuyo,
enternamente mía, eternamente
nuestros.”.....