16/4/12

ALGO PARA RECORDAR...ALGO PARA RESPONDER.

Las coincidencias significativas nos
rodean. Sólo se trata de estar atentos y
leerlas. Ellas siempre nos recuerdan
algo.
Durante 17 de los últimos 22 años
Aung San Suu Kyi no pudo salir de su
casa en Rangún, la ciudad más
poblada de Myanmar (ex Birmania).
Ganadora en 1991 del Premio Nobel de
la Paz, fue el emblema de la resistencia
contra la dictadura militar que depredó
ese país entre 1962 y 2011. El pasado
domingo, 1 de abril, La Dama, como le
dicen, ganó un escaño en el
Parlamento y seguirá ahora desde allí
su lucha por la democracia y la
libertad. Las armas para esta victoria
son las mismas que usaron sus dos
grandes referentes: Mahatma Ghandi y
Nelson Mandela. Principios sólidos,
valores innegociables, responsabilidad,
constancia, actitud coherente,
honestidad y violencia cero. Otra vez se
comprueba que quien tiene un para
qué encuentra un cómo. Un para qué
es eso que da sentido a una tarea, a
una lucha, a una vida.
Al tiempo que Aung San Suu Kyi
ganaba su escaño, se daba a conocer
en Francia un texto de Albert Camus
(uno de los grandes hombres morales
del siglo XX) que había sido acallado
por la censura. Está escrito 72 años
antes, en 1939, y debía publicarse en
Le soir républicaine, diario que él
dirigía en Argelia, entonces colonia de
una Francia sombría, arrodillada ante
el nazismo. En ese texto Camus (con
su estilo luminoso, honrando cada
palabra de las que usaba) defendía la
libertad de expresión y proponía a
periodistas e intelectuales una actitud
de resistencia basada en cuatro
pilares: la lucidez, el rechazo, la ironía
y la obstinación. Lucidez para
comprender la situación, para no
cegarse por el odio, para no dar nada
por perdido. Rechazo para oponerse a
lo que llamaba “la marea creciente de
imbecilidad” de los necios, los
oportunistas, los corruptos y los
genuflexos. Ironía para decir aquello
que había que decir y que (carentes de
la inteligencia y la sabiduría que es
necesario para descifrar una ironía) los
opresores no entenderían. Y
obstinación para que los obstáculos,
las amenazas y las persecuciones, aun
las más severas, no desalentaran el
espíritu.
Los cuatro medios propuestos por
Camus, guiaron no sólo sus pasos sino
los de Aung San Suu Kyi, los de
Gandhi, los de Mandela (aunque no se
conocieran entre ellos). Los cuatro
vivieron para ver el final de la opresión
al cabo de un camino difícil, a menudo
doloroso, siempre dador de sentido a
sus vidas y a las de quienes actuaron
como ellos, o con ellos.
Hay momentos oscuros en la vida de
las sociedades, en los que la debilidad,
la imbecilidad, el facilismo, la cobardía,
la conveniencia inmoral, captan
seguidores con más facilidad que la
integridad, el esfuerzo, la
responsabilidad, la honestidad y todos
aquellos valores que requieren riesgos,
renuncias y una clara hoja de ruta
existencial. En esos momentos se nos
presenta, en el orden personal, una
pregunta ineludible: ¿cómo
responderemos, cuál será nuestra
actitud, de qué modo resistiremos para
honrar a los valores que abrazamos?
Hay quienes responden mirando hacia
otro lado. Es una respuesta. Y tiene sus
consecuencias. Otros lo hacen como La
Dama de Myanmar, como Ghandi,
como Mandela, como Camus y como
tantos otros que, desde el anonimato
cotidiano, no se rindieron, no se
rinden.
S.SINAY.