25/4/12

BERNINI, PLUTÓN Y PROSERPINA (1621-1622)

Con esta obra se logra cerrar un
periodo de la historia de la escultura, y
abrir uno nuevo. Se recurre como
punto de partida a la escultura antigua
y a imágenes de la pintura de Carraci y
Reni, así como al relato de Ovidio
sobre el rapto de Proserpina por parte
del dios de los infiernos: Pluton. Este
se dirige al Hades cargando con
Proserpina; todo su poderoso cuerpo,
firmemente asentado sobre el suelo de
una amplia peana, se encamina hacia
delante; la joven es llevada en
volandas pero tiende en dirección
contraria al dios, hacia atrás con sus
manos, una pidiendo ayuda y la otra
rechazando la cabeza del dios; sus
piernas también tiran en sentido
opuesto al avance del raptor.
A las directrices verticales, se
contraponen en horizontal tres brazos:
los de Plutón que atenazan la cintura y
el muslo de la joven, hundiendo sus
dedos en la carne prieta y tersa que
cede bajo la presión, como si fuera
carne verdadera y no mármol; y el
brazo izquierdo de Proserpina, con el
que intenta separarse del dios
comprimiendo su sien y su ceja, que
también muy carnalmente se deforman
bajo su empuje. Se alcanza la
representación de un instante fugaz de
violencia, un momento pasajero e
inestable de oposición de fuerzas
entre dos cuerpos bellos en momentos
diferentes de la vida: la madurez y la
juventud.
Pero no es sólo ni especialmente una
escultura mítica, sino que es naturalista
y realista en sus detalles: las lágrimas
que surcan las mejillas, la enredada
melena de la joven, las carnes que
ceden bajo la presión de los dedos
….todo es de un virtuosismo propio de
una verdadera obra de arte, no sólo
del barroco, sino de toda la historia de
la escultura.