(AL) Hay un término griego, lethe (o
leteo, letheia) que significa olvido. Es
uno de los cinco ríos del Hades que
fluyen desde la cueva de Hypnos, que
provoca olvido completo al beber de
sus aguas. Algunas leyendas griegas
hablan de que se hacía beber de este
río a las almas antes de reencarnarlas,
de forma que así no recordaban sus
vidas pasadas.
Lete es también una deidad femenina
en algunas leyendas griegas que forma
pareja con su opuesta Mnemósine, la
diosa de la memoria y madre de las
musas. Posteriormente se enseñaba en
círculos mistéricos que tras la muerte
se daría a elegir de qué río beber y que
debían beber del Mnemósine en lugar
del Lete.
Entre los autores antiguos se decía que
el pequeño río Limia cerca de Ginzo de
Limia (Orense) tenía las mismas
propiedades de borrar la memoria que
el legendario Lete. En el año 138 a.C.,
el general romano Décimo Junio Bruto
intentó deshacer el mito, que
dificultaba las campañas militares en la
zona. Se dice que cruzó el Limia y
entonces llamó a sus soldados desde
el otro lado, uno a uno, por su
nombre. Éstos, asombrados de que su
general recordara sus nombres,
cruzaron también el río sin temor,
acabando así con su fama de
peligroso.
Erasmo de Rótterdam, menciona el río
Leteo en su obra “Elogio de la
Locura” (Cap. XIII), haciendo coincidir
el “chocheo” de la vejez con el “olvido”
de la cordura:
“Pues como los dioses de que nos
hablan los poetas, suelen salvar en los
peligros a sus protegidos mediante
alguna metamorfosis, así yo [la locura,
la estulticia], cuando los veo próximos
al sepulcro y en cuanto me es posible,
los torno a la infancia; razón por la
cual la gente suele llamar a la vejez
segunda infancia.
Si alguien desea saber cómo hago este
rejuvenecimiento, no voy a ocultarlo.
Para hacerlo, condúzcolos a las
márgenes del Leteo, río que nace en
las islas Afortunadas (pues por el
Infierno no corre más que un
pequeño riachuelo), para que allí,
bebiendo a grandes sorbos el agua del
Olvido, vayan poco a poco
aminorando sus cuidados y vuelvan a
la juventud. Se me objetará que esto
no es otra cosa que hacerlos divagar y
chochear. Lo concedo”.
Volviendo al mundo griego, Lete es hija
de Éride, la discordia, la oveja negra de
la familia, de la estirpe de la noche,
(Nix en griego). Pero es, ante todo, el
río del infierno que otorga el olvido a
las almas de los muertos. El olvido se
sumerge por completo en el elemento
líquido (agua), donde se disuelven los
duros contornos del recuerdo de la
realidad, y son de esta manera
liquidados. Lo contrario, a-letheia, no
es “recuerdo” para los griegos, sino
VERDAD, porque consideran que el
olvido es el velo que tapa la verdad
(verdad como lo no escondido, lo no
oculto, lo no latente). La memoria, lo
contrario del olvido, es por lo tanto, la
Verdad.