En el siglo XVI, el papa Pablo III 
 encargó a Miguel Ángel, un fresco 
 sobre el Juicio Final para la pared del 
 altar de la Capilla Sixtina. 
 Una vez terminada, en 1541, la pintura 
 provocó el escándalo y las críticas más 
 violentas, pues se consideraba 
 vergonzoso que en tan sagrado lugar 
 se hubiesen representado tantas 
 figuras desnudas, especialmente 
 algunas parejas cuyas posturas podían 
 parecer comprometidas. Según 
 algunos obispos, el fresco no 
 correspondía a un recinto tan sagrado 
 como la Capilla sino a una taberna. 
 Se acusó a Miguel Ángel de herejía y se 
 intentó destruir el fresco. Aunque el 
 papa Julio III era tolerante y no se 
 preocupó de los desnudos, a su 
 muerte se decidiría la «corrección» del 
 fresco colocando paños de pureza a 
 todos sus personajes. 
 La persona que se ocupó de esta labor 
 fue Daniele Da Volterra, discípulo de 
 Miguel Ángel, a quien, por este trabajo 
 se colocó el sobrenombre de 
 «Braghettone» el pinta calzoncillos. 
 El hecho de que un número tan 
 elevado de personajes apareciesen 
 desnudos en un recinto para el culto 
 escandalizó a parte de los 
 responsables de la Iglesia en Roma. 
 Uno de los que más expusieron la 
 indecencia de la pintura fue el maestro 
 de ceremonias Biaggio de Cesana. 
 Se comenta que Miguel Ángel se enojó 
 enormemente, no sólo por alterar la 
 escena inicial, sino también por la 
 imposibilidad de recuperarla a su 
 estado original, dado que las ropas 
 que cubren los cuerpos están pintadas 
 utilizando la técnica del óleo, mientras 
 que toda la pared lo está al fresco. 
 Pero Biaggio de Cesana tuvo su 
 castigo: En la parte inferior derecha de 
 la escena, a la entrada de los infiernos, 
 Miguel Ángel representó a Minos, el 
 rey del Infierno, desnudo, con orejas 
 de burro, una serpiente enroscada a 
 su cuerpo y con los rasgos faciales de 
 Biaggio de Cesana. 
 Dicen que el prelado acudió lloroso al 
 Papa para pedirle que ordenase a 
 Miguel Ángel que lo retirara del mural, 
 y que éste, con un gran sentido del 
 humor, le respondió lo siguiente: 
 "Querido hijo mío, si el pintor te 
 hubiese puesto en el purgatorio, 
 podría sacarte, pues hasta allí llega mi 
 poder; pero estás en el infierno y me 
 es imposible. Nulla est redemptio. 
 Para conocer mejor quién fue "il 
 Braghettone" os recomiendo el 
 siguiente enlace donde, a modo de 
 imaginaria confesión del pintor se 
 desvela su vergüenza ante el encargo 
 que le haría tristemente famoso: cubrir 
 con paños o bragueros la obra de su 
 propio maestro, a quien seguía y 
 veneraba. 
 http://eldibujante.com/?p=2294 
 La imagen pertenece al fresco del Juicio 
 Final, realizado por Miguel Ángel e 
 irremisiblemente censurado. Con 
 orejas de burro, en el infierno, aparece 
 el censor Biaggio de Cesana.
