Schopenhauer era alguien que se
enfurecía con mucha facilidad. En una
ocasión se enojo con una vieja
costurera que estaba hablando con
una amiga en la puerta de la
habitación donde él dormía. Don
Arthur salió de su habitación y arrojo a
la costurera escaleras abajo (al menos
no fue por una ventana ;) ) como
seguramente haría cualquiera a quien
le molestaran durante su sueño. El
caso es que le causo una lesión muy
seria a la pobre anciana y esta, como
era de esperar, lo denuncio. El
resultado del juicio fue una sentencia
que obligaba a Schopenhauer a pagar
una suma determinada cada trimestre
mientras la señora viviera. La vieja vivió
20 años más, cobrando todos y cada
uno de los trimestres. Cuando al fin
murió, Schopenhauer anoto en su
cuaderno "Obit anus, abit onus" (traducción:
"muerta la vieja, se acabó la deuda").