3/3/12

Un Dios muerto

Pueden volver a mirar la foto
El lugar existe
Es un edificio de 330 metros de altura,
105 pisos y 3000 habitaciones.
Mas de 3’5 km2 de planta.
Esta en Pyongyang, capital de Corea
del Norte.
Pero, si tiene la exclusiva fortuna de
visitar el país, jamás le pregunte por él
a ningún ciudadano; le dirá que no
sabe de que le habla, que ese edificio
no existe.
Tal vez usted insista, si es que lo tienen
a la vista; déjelo; el pueblo norcoreano
tiene prohibido hablar de el, pensar en
el, mirarlo si quiera.
(o al menos, así ocurría hasta hace
bien poco)
De forma piramidal con tres alas de
100m de largo por 18m de ancho
convergiendo bajo una estructura
circular con ocho plantas que
supuestamente rotarían más otras seis
estáticas, en las en las que haría
cumbre.
Un gigantesco esqueleto de hormigón
(algo de por si impensable; los
rascacielos se construyen en acero,
pero es mas caro claro); sin puertas, ni
ventanas, ni intestinos ni cableado; asi
duerme nuestro Godzilla inmobiliario
ya desde 1992 que las obras se
interrumpieron; con seguridad, debido
al colapso economico que sufrió el
país durante los años que siguieron a
la caida de la Union Sovietica.
En otro orden de cosas, el pueblo ya
llevaba años pasando hambre
mientras se consumían 700 millones de
dólares en la gestación de esta
“epopeya del ladrillo” en quiebra.
Una vez paso la miseria, llegó la
vergüenza; se descubrió que el gigante
presentaba importantes taras
estructurales; comenzando por el
propio hormigón; de dudosa calidad;
se desaconseja proseguir la obra y
parece imposible una hipotética
finalización.
Asi muerto y sereno, vació y quieto ha
permanecido dando fantasmagórica
sombra a los habitantes del distrito de
Potong-Gang durante casi 20 años;
En fechas recientes sin embargo,
contra lo esperando, se retomaron los
trabajos con el objetivo de dejarlo
concluido (es difícil saber algo con
certeza respecto a Corea del Norte)
para 2010 o 2012.
Y si, algo que no pensé vivir para ver,
el edificio, al menos ,en su aspecto
externo, luce terminado; cubierto por
una piel de cristal-espejo que le
confiere un aspecto absolutamente
“galáctico”, demasiado “kitch” para ser
cierto; un estilo muy del gusto de Kim Jong Il.
Una autentica montaña de sarcófago
reluciente; una medida, que se antoja,
exclusivamente, estética; que sirve para
esconder una momia de millones de
toneladas; un dios muerto; no más que
los sueños de un hombre muy
pequeño.
En fin, igual cualquier día nos lo
encontramos abierto