3/3/12

Ambrosía

La ambrosía estaba reservada para uso
exclusivo de los dioses. A cualquier
hora la comían, la bebían, la utilizaban
como medicamento, como perfume o
como desodorante. Gracias a ella eran
inmortales, “limpiaba de
contaminación la carne hermosa“.
Los textos antiguos, bastantes oscuros
en lo que respecta a la naturaleza de la
ambrosía, nos dicen que podía ser
tanto sólida, como líquida (a esta
última se le llamaba néctar), y parece
ser que era “nueve veces más dulce
que la miel“.
Escritores antiguos y estudiosos
modernos, no se ponen de acuerdo
sobre su origen, unos dicen que era
miel, y basan su teoría en que curaba
gracias a sus propiedades antisépticas.
Existía una bebida llamada hidromiel,
vino hecho con miel fermentada, y
además las diosas griegas Mérope y
Melisa eran representadas en algunas
ocasiones con cara de abeja.
Otros afirman que la ambrosía era jugo
extraído de la seta alucinógena
“amanita muscaria”, esto desde luego
explicaría muchas cosas sobre la
existencia y la historia de los dioses…
Más tarde, menos místicos, mucho más
modernos pero con las mismas ganas
de buscar la inmortalidad (o por lo
menos de sentirse inmortales de vez
en cuando) y con los mismos intereses
mundanos que tenían antaño los
dioses griegos, se le han dado el
nombre de ambrosía a distintas
preparaciones.
Un ejemplo puede ser un licor
aperitivo llamado ambrosía y del cual
podemos conocer la receta gracias al
Larousse Ménager (diccionario
ilustrado de la vida doméstica) Si bien
no sabemos a ciencia cierta que esta
poción nos dé el poder divino que
buscamos, sabemos que por lo menos,
nos hará sentir como si los tuviéramos!
Receta:
Macerar durante 1 mes, en 10 litros de
aguardiente viejo, 80 gramos de
cilantro, 20 gramos de clavo y 20
gramos de anís verde. Se decanta, se
filtra y después, se le añaden 5 litros
de vino blanco y, por último, un
almíbar hecho con 5 kilos de azúcar en
6 litros de agua.