4/4/12

VINCENT VAN GOGH, SUS CARTAS Y LA LOCURA

No hay nada mejor para enarmorarse
de la pintura de Van Gogh que leer las
cartas que este le escribía a su
hermano Theo describiéndole su
trabajo. Son hermosísimas, sobre todo
por su sencillez y por la pasión que
transmite en cada renglón. Sus
cuadros no son los mismos despues
de leerlas, pues uno ya participa del
pensamiento del pintor y de su forma
de entender la obra. Y como para
muestra un botón, os dejo la carta en
que Vincent describe a su hermano el
famoso cuadro que podemos ver
arriba "La habitación de Van Gogh en
Arles" de 1889
Mi querido Théo:
En fin, te envío un pequeño croquis
para darte una idea aproximada del
giro que toma el trabajo.Porque hoy
me he vuelto a poner a la tarea. Tengo
los ojos fatigados todavía; pero en fin,
tenía una idea en la cabeza y éste es el
croquis. Siempre tela de30. Esta vez es
simplemente mi dormitorio; sólo que el
color debe predominar aquí, dando
con su simplificación un estilo más
grande a las cosas para llegar a sugerir
el reposo o el sueño en general. En fin,
con la vista del cuadro debe descansar
la cabeza o más bien la imaginación.
Las paredes son de un violeta pálido.
El suelo es a cuadros rojos. La madera
del lecho y las sillas son de un amarillo
de mantequilla fresca; la sábana y las
almohadas, limón verde muy claro. La
colcha, rojo escarlata. La ventana,
verde.
El lavabo, anaranjado; la cubeta, azul.
Las puertas, lilas. Y eso es todo -nada
más- en ese cuarto con los postigos
cerrados. Lo cuadrado de los muebles
debe insistir en la expresión del
reposo inquebrantable. Los retratos en
la pared, un espejo, una botella y
algunos vestidos. El marco -como no
hay blanco en el cuadro - será blanco.
Esto, para tomarme el desquite del
reposo forzado a que me he visto
obligado.
Trabajaré aún todo el día de mañana;
pero ya ves qué simple es la
concepción. Las sombras y las sombras
proyectadas están suprimidas; ha sido
coloreado con tintes planos y francos
como los crespones. Esto va a
contrastar con, por ejemplo,La
diligencia de Tarascón y el Café
nocturno. No te escribo más porque
voy a comenzar mañana muy
temprano, con la fresca luz del
amanecer, para acabar mi tela.
No te olvides de darme noticias de
cómo van los colores. Espero que me
escribirás uno de estos días. La
próxima vez te haré un croquis de
otras piezas.
Un apretón de manos.
Yo creo que una nueva escuela
colorista ha de arraigar en el Mediodía;
porque veo cada vez más que los del
norte se fundan sobre todo en la
habilidad del pincel y el llamado afecto
pintoresco que en el deseo de
expresar algo por el color mismo.
Aquí, bajo el sol más fuerte, he
encontrado que es cierto lo que decía
Pissarro y lo que me escribía,además,
Gauguin sobre lo mismo; la
simplicidad, lo descolorido, lo grave de
los grandes efectos del sol. En el norte
jamás se hubiera sospechado.
En cuanto a la venta, te doy razón en
verdad por no buscarla expresamente;
en realidad yo preferiría, si pudiera, no
vender jamás...
Este dormitorio es algo así como esa
naturaleza muerta de las novelas
parisienses de colchas amarillas, rosas,
verdes, ¿te acuerdas? Pero creo que la
factura es más viril y más simple. Nada
de punteado, nada de vetas, nada,
tintes planos pero que armonizan.
No sé lo que emprenderé después,
porque tengo la vista fatigada todavía.
Y en estos momentos, precisamente
después del trabajo duro y más que
duro, siento también la cabeza vacía. Y
si quisiera dejarme llevar por esto,
nada me sería más fácil que detestar lo
que termino de hacer y darle de
puntapiés como el padre Cézanne. En
fin, ¿por qué darle de puntapiés?
Dejemos los estudios tranquilos a
menos que no les encontremos nada
bueno o que les encontremos lo que
se llama bueno de verdad, entonces ¡a
fe mía!... tanto mejor. Es justamente el
defecto de los holandeses, tildar una
cosa de absolutamente buena y otra
de absolutamente mala. No existe de
ningún modo nada tan rígido como
esto.
He leído también Césarine de Richepin;
tiene cosas muy buenas; la marcha de
los soldados en desbandada, cómo se
siente su fatiga; ¿no marcharemos así
también sin ser soldados algunas
veces en la vida? La querella del hijo y
del padre es muy desgarradora; pero
es como La liga del mismo Richepin;
creo que esto no deja ninguna
esperanza,mientras que Guy de
Maupassant, que ha escrito cosas de
verdad tan tristes, al final hace acabar
las cosas más humanamente. Monsieur
Parent, incluso Pedro y Juan, que
aunque no terminan con la felicidad, la
gente se resigna y continúa igual. En
una palabra, no termina con sangre ni
con tantas atrocidades como esto,
¡vaya! Prefiero mucho más a Guy de
Maupassant que a Richepin, porque es
más consolador. Actualmente acabo de
leer Eugenia Grandet de Balzac la
historia de un aldeano avaro.
He hecho instalar el gas en el taller y
en la cocina, lo que me cuesta 25
francos de instalaciones. Si Gauguin y
yo trabajamos una quincena todas las
tardes, ¿no los recuperaremos?
Solamente que como por otra parte
Gauguin puede dejarse caer uno de
estos días, aún necesitaré
absolutamente unos 50 francos por lo
menos.
No estoy enfermo, pero sin la menor
duda,llegaré a estarlo, si no tomo una
fuerte alimentacióny no dejo de pintar
durante algunos días. En fin,vuelvo a
verme reducido al caso de la locura de
Hugue van der Goes en el cuadro de
Emile Wauters. Y si no fuera porque
tengo una naturaleza un poco dual,
como la que resultaría de la unión de
un monje y un pintor, viviría y eso
desde hace ya tiempo, reducido
enteramente al caso mencionado más
arriba.
En fin, aun entonces no creo que mi
locura sea la de persecución, ya que
mis sentimientos en estado de
exaltación desembocan más bien en
las preocupaciones de la eternidad y
de la vida eterna. Pero asi mismo, es
preciso que desconfíe de mis nervios,
etcétera..