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¿QUÉ ES EL POLVO CÓSMICO Y DE DÓNDE VIENE?

Según las teorías astronómicas
actuales, las galaxias fueron en origen
grandes conglomerados de gas y polvo
que giraban lentamente,
fragmentándose en vórtices
turbulentos y condensándose en
estrellas. En algunas regiones donde la
formación de estrellas fue muy activa,
casi todo el polvo y el gas fue a parar a
una estrella u otra. Poco o nada fue lo
que quedó en el espacio intermedio.
Esto es cierto para los cúmulos
globulares, las galaxias elípticas y el
núcleo central de las galaxias espirales.
Dicho proceso fue mucho menos eficaz
en las afueras de las galaxias espirales.
Las estrellas se formaron en números
mucho menores y sobró mucho polvo
y mucho gas. Nosotros, los habitantes
de la Tierra, nos encontramos en los
brazos espirales de nuestra galaxia y
vemos las manchas oscuras que
proyectan las nubes de polvo contra el
resplandor de la Vía Láctea. El centro
de nuestra propia galaxia queda
completamente oscurecido por tales
nubes.
El material de que está formado el
universo consiste en su mayor parte en
hidrógeno y helio. Los átomos de helio
no tienen ninguna tendencia a juntarse
unos con otros. Los de hidrógeno sí,
pero sólo en parejas, formando
moléculas de hidrógeno (H2). Quiere
decirse que la mayor parte del material
que flota entre las estrellas consiste en
pequeños átomos de helio o en
pequeños átomos y moléculas de
hidrógeno. Todo ello constituye el gas
interestelar, que forma la mayor parte
de la materia entre las estrellas.
El polvo interestelar (o polvo cósmico)
que se halla presente en cantidades
mucho más pequeñas, se compone de
partículas diminutas, pero mucho más
grandes que átomos o moléculas, y
por tanto deben contener átomos que
no son ni de hidrógeno ni de helio.
El tipo de átomo más común en el
universo, después del hidrógeno y del
helio, es el oxígeno.
El oxígeno puede combinarse con
hidrógeno para formar grupos
oxhidrilo (OH) y moléculas de agua
(H2O), que tienen una marcada
tendencia a unirse a otros grupos y
moléculas del mismo tipo que
encuentren en el camino, de forma
que poco a poco se van constituyendo
pequeñísimas partículas compuestas
por millones y millones de tales
moléculas. Los grupos oxhidrilo y las
moléculas de agua pueden llegar a
constituir una parte importante del
polvo cósmico. Fue en 1965 cuando se
detectó por primera vez grupos
oxhidrilo en el espacio y se comenzó a
estudiar su distribución. Desde
entonces se ha informado también de
la existencia de moléculas más
complejas, que contienen átomos de
carbono así como de hidrógeno y
oxígeno.
El polvo cósmico tiene que contener
también agrupaciones atómicas
formadas por átomos aún menos
comu¬nes que los de hidrógeno,
oxígeno y carbono. En el espacio
interestelar se han detectado átomos
de calcio, sodio, potasio y hierro,
observando la luz que esos átomos
absorben.
Dentro de nuestro sistema solar hay
un material parecido, aportado quizás
por los cometas. Es posible que fuera
de los límites visibles del sistema solar
exista una capa con gran número de
cometas, y que algunos de ellos se
precipiten hacia el Sol (acaso por los
efectos gravitatorios de las estrellas
cercanas). Los cometas son
conglomerados sueltos de diminutos
fragmentos sólidos de metal y roca,
unidos por una mezcla de hielo,
metano y amoníaco congelados y otros
materiales parecidos. Cada vez que un
cometa se aproxima al Sol, se evapora
parte de su materia, liberando
diminutas partículas sólidas que se
esparcen por el espacio en forma de
larga cola. En última instancia el
cometa se desintegra por completo.
A lo largo de la historia del sistema
solar se han desintegrado
innumerables cometas y han llenado
de polvo el espacio interior del sistema.
La Tierra recoge cada día miles de
millones de estas partículas de polvo
(«micrometeoroides»). Los científicos
espaciales se interesan por ellas por
diversas razones; una de ellas es que
los micrometeoroides de mayor
tamaño podrían suponer un peligro
para los futuros astronautas y
colonizadores de la Luna.
INFO: En 1965 el genial escritor y
divulgador científico Isaac Asimov
aceptó una oferta de la revista “Science
Digest” que consistía en responder a
preguntas formuladas por sus lectores
brevemente, en torno a 500 palabras.
Lo que un principio iba a ser una
colaboracion esporádica terminó
siendo algo mensual. Ocho años
despues, en 1973, había realizado mas
de cien entregas y decidió publicarlas
junticas en un libro, que se llamó como
la sección, “Please Explain” (Por favor,
explique) y que fue publicado por la
Editorial Houghton Mifflin Company.