Un hombre pobre se encontró en su
camino a un antiguo amigo. Éste
tenía un poder sobrenatural que le
permitía hacer milagros. Como el
hombre pobre se quejara de las
dificultades de su vida, su amigo tocó
con el dedo un ladrillo que de
inmediato se convirtió en oro. Se lo
ofreció al pobre, pero éste se lamentó
de que eso era muy poco. El amigo
tocó un león de piedra que se
convirtió en un león de oro macizo y
lo agregó al ladrillo de oro. El amigo
insistió en que ambos regalos eran
poca cosa.
-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó
sorprendido el hacedor de prodigios.
-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.
Feng Meng-lung (China: 1574-1646)
Imagen: Dos hombres, de Fan Zheng