6/1/14

La invasión de los Hicsos

En cierto periodo de la historia de
Egipto, hubo una gran disputa
política entre el faraón y la élite
religiosa y administrativa. De esa
manera, ambas partes entraron en
desacuerdo y los miembros de la
élite, interesados en chocar
frontalmente con el faraón,
permitieron que algunos pueblos
extranjeros se adentrasen en el
territorio egipcio.
Fue en este contexto que los hicsos,
pueblo de origen asiático, ocuparon
la región norte de Egipto, próximo al
delta del río Nilo en busca de
alimentos pues, según ciertos
historiadores, su antiguo territorio
quedó afectado gravemente por una
fuerte sequía.
Así, la invasión fue hecha con un solo
objetivo: encontrar tierra fértil para la
agricultura. Su delicada situación era
completamente factible gracias al
abastecimiento del río Nilo.
Otras razones que favorecieron esa
invasión se asocian a la estructura
militar, bastante limitada y retrasada
en relación a otros pueblos
fronterizos. Por ejemplo, la
civilización faraónica poseía
solamente infantería a pie, no tenía
jinetes en su ejército.
Recapitulando, mientras que Egipto
estaba inmerso en la tensión política
interna entre faraones y las élites de
la sociedad, los hicsos estaban
desarrollándose económica, social y
militarmente, equipándose con armas
bastante resistentes y caballos de
guerra. De esta manera, cuando
perpetraron la invasión, no
encontraron muchos obstáculos para
establecerse en la zona.
Esa relación entre hicsos y egipcios,
conviviendo en un mismo territorio,
fue inicialmente pacífica. Ambas
sociedades tenían una buena relación
mutua, pero no tardaron en florecer
diferencias que desencadenaron en
fuertes disputas de poder.
De acuerdo con algunos informes en
documentos de la época, las
interacciones comenzaron a
desgastarse una vez que los
gobernantes hicsos extendieran su
fuerza por el territorio, incluso
adorando y manteniendo algunas
tradiciones y costumbres egipcias.
Algunos historiadores sostienen que
su mayor error fue precisamente la no
imposición de su cultura. A partir del
momento en que conquistaron un
territorio sin imponer su cultura
sobre la del pueblo conquistado se
posibilitó el riesgo de un conflicto a
largo plazo; al mismo tiempo que
preservaron ciertos valores arraigados
en esa civilización, concedían libertad
para preservar costumbres de su
cultura original. En consecuencia, los
dominados no consiguieron
abandonar sus orígenes y su
inadaptación fue motivo de futuras
revueltas contra su nuevo dominio.
Desde el lado de los egipcios, así
como sucedería con cualquier Estado
que perdiera alguno de sus
territorios o colonias, surge un
sentimiento de inconformidad y así el
anexo de esos territorios termina
siendo inevitable.
Para recuperar su unidad política, el
ejército del Antiguo Egipto tuvo que
entrar en dos batallas. Los hicsos no
fueron sus únicos enemigos en la
región. Al norte, se libró una batalla
contra las fuerzas egipcias y, al sur,
hubo otra guerra contra los nubios,
pueblo que favorecía a los hicsos.
El Estado egipcio acabó saliendo
victorioso de esas batallas
recuperando sus territorios y
consolidando todavía más el Imperio
Egipcio.
Fuente: escuelapedia