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LA BIBLIOTECA CENTRAL DE LA UNAM

La Biblioteca Central de la
Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) es el principal recinto
bibliográfico de dicha universidad. Es
una biblioteca general que cuenta
con acervos multidisciplinarios
abiertos para toda la comunidad
universitaria, en igualdad de
circunstancias. Está ubicada en la
ciudad de México, en Ciudad
Universitaria de la UNAM (CU). Poseé
uno de los acervos bibliográficos más
grandes en México. El exterior está
decorado con el mural Representación
histórica de la cultura, que realizó el
artista mexicano Juan O'Gorman. En
2007 la UNESCO la declaró Patrimonio
cultural de la Humanidad, junto con
otros edificios de Ciudad
Universitaria.
Dentro de Ciudad Universitaria, la
Biblioteca Central ocupa un lugar
preponderante, además de que
corona la obra arquitectónica de todo
el campus sin perder la escala
humana. Se ha convertido en el
emblema visual de la UNAM y de la
cultura en México. Es uno de los
elemento urbanos más fotografiados
de CU y de la ciudad de México.
Las cuatro fachadas del bloque
superior de la biblioteca conforman
una sola obra artística de 4 000
metros cuadrados: el mural
“Representación Histórica de la
Cultura” que diseño y realizó el
artista mexicano Juan O’Gorman.
Carlos Lazo, el responsable del
proyecto de la Ciudad Universitaria,
sugirió a O'Gorman la realización de
los murales que adornan las cuatro
fachadas. Lazo estaba muy interesado
en la propuesta de O’Gorman de
hacer un mural conformado
exclusivamente por piedras de
colores, algo nunca antes realizado a
tal escala. La idea original provino de
un trabajo en que participaron Diego
Rivera y Juan O’Gorman para la
construcción del museo Anahuacalli,
donde Rivera almacenaría su
colección prehispánica. La técnica de
mosaico con piedras garantizaría la
permanencia de los colores ante las
inclemencias de la intemperie. Los
bocetos del proyecto completo fueron
elaborados por O’Gorman en poco
tiempo. De la idea original, sólo se
modificaron pequeñas variaciones en
el proyecto final, como la elección del
material para el color azul: ya que
ningún tono en las piedras le
satisfacía al creador del mural,
decidió emplear vidrio coloreado
Todo el mural está armado como un
códice: los símbolos y las figuras son
las que hablan. Para Juan O’Gorman,
quien era un profundo y entusiasta
conocedor de la historia mexicana,
era importante plantear las
representaciones visuales artísticas a
modo de oposición, en dualidades,
como un juego de fuerzas que
conforman el espíritu y la historia del
pueblo de México. El sol y la luna
son siempre los dos polos, y al cobijo
de éstos se desarrollan las ideas, la
historia y los personajes que luchan
por su verdad. El sustento visual e
ideológico de todo el mural fue la
cultura prehispánica, pues O’Gorman
sentía admiración por ella.
Este mural, a diferencia de otros
suyos de carácter didáctico, busca el
intercambio de ideas, y hasta la
polémica, con la comunidad
universitaria.
Muro norte: pasado prehispánico:
Esta parte del mural corresponde a la
época prehispánica y a la cultura
mexica. Aquí se pone en juego la
dualidad de la vida y la muerte. Del
lado izquierdo del eje central y
separadas en tres planos, aparecen
deidades y escenas asociadas al
principio creador de la vida: en la
esquina superior, el sol, enmarcado
por el mítico Quetzalcóatl en forma
de serpiente; abajo emerge la figura
de Tláloc y Huitzilopochtli. En la
sección central esta Tlazoltéotl, diosa
de la tierra, circundada por el águila,
atributo solar, y por el jaguar,
símbolo de la noche, y por otros
elementos relacionados con la
fertilidad. En la base derecha está la
representación de una ceremonia
donde se habla del sentido ritual y
sagrado de la guerra, siempre
asociada con el sol, al día. En opinión
de O'Gorman, el imperio mexica se
erigió, en gran medida, por su
carácter guerrero.
El lado derecho del mural representa
la antítesis de la vida: el mundo del
misterio, de lo oscuro, del mal y de la
muerte. En la esquina superior está
el conejo de la luna. Debajo aparece
la serpiente de Quetzalcóatl,
dibujada a base de chalchihuites y
caracoles; después está
Chalchiuhtlicue, diosa del agua y
pareja de Tláloc; frente a ella, la
hoguera donde se consume su hijo
sacrificado que dará vida a la luna. A
la izquierda de esta escena está
representado Tezcatlipoca, el sol que
se oculta, quien anuncia la oscuridad
y es creador y señor de los
hechiceros; está acompañado de una
calavera. En la sección central domina
la representación dual de
Mictlantecuhtli-Quetzalcóatl. En el
área inferior encontramos imágenes
de guerreros con prisioneros de
guerra, que complementan el pasaje
relativo al sacrificio humano.
El eje central de la composición es la
unión de la dualidad vida-muerte;
arriba se expone a sol como
Tonatiuh, fuente primigenia del ciclo
vital, cuya permanencia se garantiza
con los sacrificios de hombres y
dioses. Al centro encontramos a
Tláloc: un poco oculto, con un cuerpo
formado por los canales de agua de
la antigua ciudad México-Tenochti
tlan. También se pueden observar
veinte grifos relacionados con el
tonalpohualli, el calendario ritual más
importante de los mexicas, centro de
sus fiestas y cálculos astronómicos.
Esta sección culmina con la imagen
del mito de la fundación de México-
Tenochtitlan, el águila posada en un
nopal devorando una serpiente.
Muro sur: pasado colonial.- Esta zona
aborda la cultura occidental y el
carácter dual de la dominación
española y de la época colonial: el
aspecto piadoso y espiritual contra la
conquista violenta por las armas.
Al centro del panel destacan dos
círculos enormes que ilustran dos
posturas antagonistas: a la izquierda
está una figura circular donde se
representa el sistema geocéntrico de
Claudio Ptolomeo, en el cual el Sol
gira alrededor de la Tierra; a la
derecha está la figura circular que
representa la concepción de
Copérnico sobre el universo, donde la
Tierra gira alrededor del Sol.
La parte izquierda del mural,
dominada por la figura del sol,
contiene la llamada “conquista
espiritual”, relacionada con el
principio cristiano del bien. Bajo el
gran círculo izquierdo aparece la
figura de Cuauhtémoc, ”águila que
cae”, quien simboliza la derrota de la
civilización mexica. La sección
derecha del mural, dominada por la
luna, representa la conquista por la
espada. O´Gorman asocia la
revolución astronómica de Copérnico
con el principio cristiano del mal,
basado en el hecho de que en esa
época el saber científico se
contraponía a las creencias religiosas.
En el centro del panel se halla la
síntesis de las dos posturas y donde
se resuelven las oposiciones de los
flancos: la cultura criolla. En la
porción central superior está el
escudo de los Habsburgo, la principal
casa real de la época colonial; hacia
abajo siguen los símbolos masones
como otro elemento del poder
colonial; finalmente, en la base está
un iglesia de tipo barroco, mestiza y
mexicana.
Muro oriente: mundo
contemporáneo.-Aquí se repite la
confrontación de elementos a ambos
lados del eje central, en esta ocasión
poniendo en juego la dualidad
tradición-progreso, referidas a los
dos aspectos del progreso social de
México: la ciudad y el campo. Está
representada la historia desde la
Revolución Mexicana hasta la
modernidad de mediados del siglo
XX, representada por el átomo. Aquí
está simbolizada la unión de los
opuestos que construye a la nueva
sociedad mexicana; así participa el
fuego como energía fundamental, a lo
que se suma el trabajo del hombre,
la energía del conocimiento que viene
por la ciencia y la tecnología; y
finalmente, la fuerza del espíritu,
representada por el águila
ascendente.
Muro poniente: la Universidad y el
México moderno.