“Con la piel hueca y vacía y sin un
gramo de grasa el niño momia yacía
silencioso en su carcasa."Deje, doctor,
sus prebendas y diga por qué en un
día se volvió nuestra alegría un
amasijo de vendas "El doctor dio su
opinión: "La desventura de su hijo
tiene por nombre -les dijo-
"maldición del faraón."Esa noche, en
pura lógica, discutieron el asunto: "Es
nuestro niño trasunto de una
excursión arqueológica."Buscaron una
razón más complicada y científica,
pero al fin ganó la mística: "Es una
reencarnación."Dos veces logró jugar
con los niños del lugar...Al juego del
sacrificio arcaico de las doncellas.
Mas huyeron todas ellas
reprochándole ese vicio. Solitario y
rechazado el chico momia lloró y
luego se dirigió a la alacena,
encantado. Las vendas se arremangó
y secándose las cuencas de los ojos
se sirvió en un bol de figuritas dos
plátanos de unas pencas y hojas de
tanino fritas. Un día en que se
encontró perdido en una honda
niebla entre su espesa tiniebla un
perro momia se halló. Para esta
mascota fiera en regalos no fue
exiguo: le construyó una perrera al
estilo egipcio antiguo. Una tarde en
que llevó a su mascota a pasear, de
lejos pudo notar algo que le
sorprendió: en el parque no había un
alma, excepto por una ardilla y el
grupo de una chiquilla que
desgarraba la calma. Su cumpleaños
celebraban al estilo mexicano cuando
un muchacho entrevió en el prado
más cercano algo que le pareció justo
aquello que buscaban."¡Una piñata! -
gritó-. ¡Y de las meras genuinas!
seguro alguien la llenó de dulces y
golosinas" Le dieron con tabla gruesa
hasta ver que el cráneo abierto no
tenía ni una sorpresa. El chico momia
había muerto. De entre todos los
andrajos que en el césped
esparcieron sólo vieron que salieron
dos o tres escarabajos.”
TIM BURTON
(del cuento "La melancólica muerte
del chico ostra", 1997)
Imagen: dibujo realizado por Tim
Burton para ilustrar su libro