5/11/13

EL NAVAJO, UN IDIOMA DESPRECIADO

Pocos pueblos han sido tan
injustamente maltratados, hasta el
punto de la casi aniquilación como
los indios americanos.
Tradicionalmente -desde el punto de
vista del hombre blanco,
evidentemente- han sido
considerados verdaderas alimañas
carniceras a los cuales simplemente
se había de exterminar, ya que eran
unos duros competidores para los
ambiciosos colonizadores de origen
europeo. Esta imagen de malos-
malísimos hizo de las tribus nativas
un elemento tan escaso como los
animales de los que se habían
alimentado tradicionalmente, y
recluidos en sus reservas, pasaron a
ser un integrante más del paisaje
americano... hasta la Segunda Guerra
Mundial, cuando su concurso fue
clave para ganar la guerra.
Durante los primeros meses después
del ataque a Pearl Harbor, las tropas
americanas se encontraron con que
los japoneses eran capaces de
interceptar y descodificar todos los
mensajes por muy rebuscados que
fueran con una velocidad pasmosa.
Ello obligaba a hacer servir costosas
máquinas de encriptación que a
veces llegaban a tardar hasta más de
dos horas y media en descifrar
mensajes bastante simples, haciendo
la comunicación entre los grupos
altamente ineficaces. No obstante,
uno de aquellos días llegó el
problema a oídos de un californiano
el cual propuso una peculiar
solución: utilizar el idioma de los
indios navajos para codificar los
mensajes.
Phillip Jhonston, el civil que lo
propuso, había crecido en la reserva
navaja en la cual su padre ejercía
como misionero protestante y había
aprendido desde pequeño la lengua
de los navajos, siendo uno de los
pocos forasteros (menos de 30) que
dominaban ese idioma. Un idioma, el
navajo, muy complicado y que era
muy difícil de dominar si no lo habías
aprendido desde la niñez. Para más
dificultad, este idioma, proscrito en la
intimidad del pueblo navajo que
malvivía en las reservas, no tenía
escritura, de tal forma que su
transmisión era exclusivamente oral.
Al ejército de los Estados Unidos se
les abrió el cielo y se pusieron manos
a la obra.
Después de hacer una serie de
pruebas, a principios de 1942 se
tomó un primer grupo de 29 indios
navajos los cuales desarrollaron una
forma de codificar, a su vez, los
mensajes que tenían que enviar. En
esta "codificación", los términos
militares se transformaban en
palabras de uso común en navajo,
haciendo doblemente complicado el
descifrarlos. Por ejemplo, para
tanque, utilizaban la palabra navaja
para "tortuga" o para submarino la
correspondiente traducción para "pez
de hierro". En el caso de que tuvieran
que transmitir palabras sin
traducción, las deletreaban con la
traducción al navajo de las palabras
inglesas que empezaran con esa
letra. Así, para la letra "A", utilizaban
la traducción de la palabra
"ant" (hormiga), por ejemplo.
El primer grupo de navajos fue
enviado a las divisiones de Marines
que luchaban en el Pacífico donde
fueron recibidos con escepticismo,
pero en vistas de su eficacia fueron
rápidamente aceptados y respetados.
Máxime cuando, gracias a su cultura
y a toda una vida creciendo en medio
del hostil desierto, demostraban unas
cualidades guerreras envidiables,
herederas de la mejor bravura de los
temidos guerreros navajos. Esta
admiración les hizo recibir el nombre
de "jefes" entre sus compañeros.
Hasta 420 navajos fueron reclutados
como Navajo Code Talkers
(Codificadores Navajos) por el ejército
estadounidense, participando
crucialmente en batallas tan
sangrientas como las de Guadalcanal
o la de Iwo Jima. En esta última
batalla, en tan solo las primeras 48
horas, transmitieron más de 800
mensajes perfectamente salvando
miles de vidas, convirtiendo el código
navajo en el único lenguaje
encriptado que no ha sido reventado
en la historia militar moderna...¡e
indescifrable incluso para los mismos
navajos!
Mas de 3600 navajos formaron parte
del ejército de los EE.UU. durante la
Segunda Guerra Mundial, y uno de
ellos fue capturado por los japoneses
y llevado al penal de Nagasaki.
Torturado para que descifrara los
mensajes, como no había sido
entrenado en el código, los mensajes
que le pasaban no tenían ningún
sentido ya que hablaban de cosas
como tortugas, agua y mar. El pobre
hombre, a pesar de saber navajo
estaba tanto o más perdido que los
propios japoneses. Por suerte,
sobrevivió incluso a la bomba atómica
-le salvó los gruesos muros de
cemento de la prisión- para contarlo.
Resulta conmovedor ver como, el
pueblo indio, denostado, deshonrado
y vejado, al cual se ha tratado con
desprecio mayúsculo en su propia
tierra hasta hace pocos años (solo hay
que ver cualquier película del Oeste
clásica), puede resurgir de sus
cenizas y sacar su secular valía
cuando se le devuelve la dignidad.
Muchos indios (navajos, sioux, hopi,
chippewas...) fueron reclutados, pero
de cada dos reclutados, fueron
voluntariamente tres, debido que
para los jóvenes indios ir a la guerra
era una cuestión de prestigio en su
propia comunidad. Un prestigio y una
dignidad negada a toda una cultura y
una forma de vida milenaria que,
años a venir, fue decisiva para ganar
una guerra.
Por cierto, ¿sabe como llamaban los
indios a Hitler? El hombre que se
huele el bigote.
Genialidad nativa