1/4/13

LINGÜISTAS

Tras la cerrada ovación que puso
término a la sesión plenaria del
congreso internacional de lingüística
y afines, la hermosa taquígrafa
recogió sus lápices y sus papeles y
se dirigió a la salida abriéndose
paso entre un centenar de
lingüistas, filólogos, eniólogos,
críticos estructuralistas y
deconstruccionalistas, todos los
cuales siguieron su barboso
desplazamiento con una admiración
rallana en la grosemática. De
pronto, las diversas acuñaciones
cerebrales adquirieron vigencia
fónica: ¡Qué sintagma, qué
polisemia, qué significante, qué
diacronía, qué centrar ceterorum,
qué zungespitze, qué morfema! La
hermosa taquígrafa desfiló
impertérrita y adusta entre aquella
selva de fonemas. Solo se la vio
sonreír, halagada y, tal vez,
vulnerable, cuando el joven
ordenanza, antes de abrirle la
puerta, murmuró casi en su oído:
¡Cosita linda!
MARIO BENEDETTI.