6/1/15

Raymond Carver, la narración desconcertante

La literatura del estadounidense Raymond Carver (1938-1988) ha servido de inspiración y de guía para muchos autores. Su estilo ha sido enmarcado en el Realismo Sucio, junto con otros escritores ilustres como Bokowski (Factótum), Richard Ford (Canadá) o Chuck Palahniuk (El Club de la Lucha). También se reconoce en este movimiento la influencia de Salinger (El guardián entre el centeno). Su estilo seco, directo, con grandes dosis de ironía, otorga a sus narraciones un sabor ácido e inconfundible.
Desconcierto, pesadumbre y crudeza sobrevuelan sus historias en las que dejan al lector un regusto duradero de reflexión e incertidumbre.

Caten algunos sorbos del señor Carver:
“Un hombre sin manos llamó a mi puerta para venderme una fotografía de mi casa. Si exceptuamos los ganchos cromados, era un hombre de aspecto corriente y tendría unos cincuenta años.
–¿Cómo perdió las manos? –le pregunté cuando me dijo lo que quería.
–Esa es otra historia –respondió –. ¿Quiere la foto o no?
–Pase –le invité–. Acabo de hacer café.” Visor

“¿Y nosotros nos amaremos siempre?, preguntó la chica, disfrutando enormemente de aquella conversación (él podía verlo con solo mirarla).
Siempre, dijo el chico. Y siempre estaremos juntos. Somos como los gansos canadienses, dijo él, recurriendo a la primera comparación que le vino a la cabeza, porque en aquellos días pensaba mucho en aquellos gansos. Solo se emparejan una vez. Eligen un compañero muy temprano, y siguen juntos siempre. Si uno de ellos muere, el otro nunca vuelve a emparejarse. Vivirá solo en alguna parte, o continuará viviendo en la bandada, pero seguirá sin pareja y solo entre los demás gansos.
Qué destino más triste, dijo la chica. Es más triste vivir así, me parece, sin pareja y con todos los demás, que vivir solo en alguna parte.” Principiantes

“Aquel día, temprano, el tiempo cambió y la nieve se deshizo y se volvió agua sucia. Delgados regueros de nieve derretida caían de la pequeña ventana - una ventana abierta a la altura del hombro- que daba al traspatio. Por la calle pasaban coches salpicando. Estaba oscureciendo. Pero también oscurecía dentro de la casa.” Mecánica popular

Imagen: Raymond Carver, fotografiado por Bob Adelman