Kenji Watanabe tras enterarse de que se encuentra enfermo de un cáncer terminal sale a la calle desorientado; en un bar se encuentra con un escritor de novelas con el que entabla conversación mientras bebe:
Escritor: "¿Y sigue bebiendo? Es una locura, es una vergúenza, es un suicidio si sigue bebiendo a sabiendas de que tiene cáncer"
Watanabe: "...¡Pero... no es fácil morir!... pienso a ver si me muero de una vez, pero no me puedo morir... ¿Para qué he estado viviendo hasta ahora?"
Escritor: "¿No tiene hijos? ¿Le duele el estómago?"
Watanabe: "No solo el estómago. Soy un estúpido, yo sólo estoy enfadado conmigo mismo. Sólo bebo. No es que sepa bien, pero esto hace que me olvide del cáncer y de otras cosas desagradables. Como si bebiera veneno estoy bebiendo este sake... para llevar la contraria a la vida..., quiero decir que torturarme a veces me alivia"
(...) Sigue Watanabe "Tengo aquí unos cincuenta mil yenes. Quisiera gastarlos de una sola vez en algo divertido. Me avergüenzo de admitirlo, pero no sé cómo hacerlo"
Escritor: "¿Usted quiere que yo le enseñe?"
Watanabe: "Sí. Sé que es una petición muy indiscreta. Pero es un dinero que he ahorrado durante años…; quiero decir que ya no me importa tenerlo o…, o…"
Escritor: "Le entiendo; pero, por favor, guarde ese dinero. Esta noche lo invito yo (…). En efecto, es verdad que la desgracia tiene otro lado bueno. La desgracia enseña al hombre la verdad. El cáncer le abrió a usted los ojos hacia la vida. Los hombres son frívolos, ellos se dan cuenta de qué bella es la vida sólo cuando se enfrentan a la muerte.
Además, esos hombres son pocos; los peores mueren sin saber lo que es la vida. Es usted un hombre maravilloso, está usted rebelándose contra eso; me ha impresionado su espíritu de rebeldía.
Su vida hasta ahora ha sido la de un esclavo. Ahora está intentando convertirse en su amo. Gozar de la vida es el deber del hombre; malgastar la vida concebida es una profanación contra Dios. El hombre debe ser codicioso en vivir. La codicia es considerada como un vicio, pero esa filosofía ya es anticuada: la codicia es virtud; especialmente aquella que sirve para gozar de la vida. Vámonos, vamos a recuperar su vida malgastada. Yo con mucho gusto interpretaré para usted el papel de Mefistófeles, el papel de un buen Mefistófeles que no demanda la recompensa"
Las palabras pertenecen a Kanji
Watanabe (Takashi Shimura), el protagonista de la película "Vivir" (Ikuru) de Akira Kurosawa, una obra maestra que resulta una acertada reflexión sobre la vida y la forma en la que no pocos la vivimos, o quien sabe si en realidad es sobre la muerte y la manera en la que debemos afrontarla. Watanabe es un funcionario esclavo de su trabajo una monótona tarea que repite
escrupulosamente día tras día, una vida vacía y sin atractivos que apenas merece la pena ser vivida, tan gris que sus compañeros de trabajo lo apodan "la momia". Solo cuando se entera de que tiene un cáncer terminal decide intentar encontrar el sentido de la vida, decide buscar un poco de luz, color aunque sea en la vida de los demás. Cuando logre desvelar el misterio, su visión del mundo y las personas que le rodean cambiará radicalmente. Durante su periplo, como leemos arriba, se encuentra con un escritor que al escuchar la experiencia de Watanabe, la siente como una revelación, caminan por algunos bares y en uno de ellos, un bar de striptis, nuestr protagonista canturrea el tema"La vida es corta":
¡Que corta es la vida!
Enamórate,
Querida doncella.
Mientras tus labios
Sean rojos ….
Y antes de que
Tu pasión se enfríe.
Porque no habrá un mañana …
¡Que corta es la vida!
Enamórate,
Querida doncella.
Mientras tu pelo
Sea aún de color negro …
Y antes de que se apague el fuego
De tu corazón.
Ya que este día
No volverá jamás.