3/11/14

Georg Trakl. Un clásico del expresionismo

El 3 de noviembre se conmemora el primer centenario de la muerte de Georg Trakl (Salzburgo, 1887-Cracovia, 1914),
acaecida durante la Primera Guerra Mundial en una dependencia psiquiátrica del ejército austro-húngaro. Hasta
entonces Trakl sólo había publicado en forma de libro una selección de poemas. En el momento de morir tenía en
imprenta otro título, Sebastián en sueños .
Aquel joven acosado por los tormentos mentales,
adicto al alcohol y los estupefacientes, es
comúnmente celebrado como una de las figuras
señeras del Expresionismo. Sus enigmáticos, sus
hermosos y encendidos poemas, pronto fueron
materia de reflexión para una muchedumbre de
intérpretes, Martin Heidegger entre ellos. No
tardaron en despertar interés allende las
fronteras del idioma alemán. También en España, Georg Trakl ha sido editado con
fortuna.
Poeta del derrumbe, de la corrosión y el pudrimiento, Trakl anticipó con su particular
simbología la caída del Imperio Austro-Húngaro. Gustó sobremanera de las imágenes
repulsivas. Sus poemas abundan en ratas, gusanos, carroña, sangre... Lo fascinó la
muerte, presente también en sus conversaciones cotidianas. Tuvo especial predilección
por la belleza violenta y las visiones de destrucción y ruina. Ya en la adolescencia se
familiariza con los libros de Baudelaire y Rimbaud, leídos en versión original. Nietzsche
fue otra presencia crucial en la formación literaria de este hombre tan dotado de
sensibilidad como carente de sosiego.
Nacido en Salzburgo, la ciudad de Mozart, el 3 de febrero de 1887, Trakl fue hijo de un
comerciante bondadoso que hizo cierta fortuna con su negocio de ferretería, y de una
madre a la que se atribuye un influjo altamente negativo en la conformación psíquica
del poeta. Mujer de frialdad extrema, dio a luz seis criaturas de las que apenas se
ocupó como no fuera para imponerles el aprendizaje de algún instrumento musical.
Con frecuencia se pasaba dos, tres o más días encerrada en su alcoba, sin relacionarse
con ningún miembro de la familia, consagrada obsesivamente a su colección de
antigüedades.
Es conocido el estrecho vínculo que unió al poeta con Grete, su hermana pequeña, seis
años menor que él, en la que al parecer veía un doble femenino de sí mismo. Se ha
especulado no poco acerca de la naturaleza incestuosa de dicha relación, si bien no
existen pruebas testimoniales que la abonen. No es menos cierto que una parte
considerable de la correspondencia epistolar entre los dos hermanos desapareció de
forma misteriosa tras la temprana muerte de ambos, lo que deja a oscuras importantes
zonas de su vida privada. Como su hermano, Grete, en parte inducida por él, sucumbió
al alcohol y las drogas. Abandonada por su marido, truncada su carrera de pianista,
llevó una vida de soledad y penuria en Berlín hasta su suicidio en 1917.
A edad temprana, Georg Trakl se aficionó al consumo de sustancias estupefacientes.
Visita asiduamente los burdeles de Salzburgo y gana, entre sus profesores y compañeros
de colegio, fama de raro. A pesar de no haber concluido el ciclo escolar, había
terminado los cursos suficientes como para poder estudiar Farmacia. Lo hizo en Viena,
ciudad que aborrecía, en la que asistió a la tertulia de Karl Kraus. Se diplomó de la
referida disciplina en 1910 con el título de Magister. Ejerció a rachas. Las reiteradas
tentativas por dedicarse a una profesión culminaron en fracaso. Trakl era incapaz de
llevar una vida ordenada. Lo aquejan frecuentes caídas en la depresión, ataques de
pánico, estados de delirio, de exaltación y embriaguez. A menudo ha de ser socorrido
económicamente por familiares y amigos.
El año anterior al estallido de la Gran Guerra, Trakl se incorporó a una sección militar
de farmacia. Un mes después solicitó el pase a la reserva, que le fue concedido. Los
hábitos insalubres y la poesía continúan determinando su vida. Se ha dicho de él que
escribió sus mejores poemas cuando más lo apretaba el sufrimiento. Algunos de ellos
aparecieron en revistas (en Der Brenner sobre todo) y periódicos. Estuvo a punto de
beneficiarse de una generosa donación de Ludwig Wittgenstein, el célebre autor del
Tractatus Logico-Philosophicus ; pero un ataque de ansia en el interior del banco le
impidió extraer el dinero. Optó entonces por enviar la suma íntegra del generoso
mecenas a su hermana Grete. Llegó entretanto la guerra y Trakl, contagiado del
entusiasmo general, marchó al frente del Este enrolado en una unidad sanitaria.
Las dantescas escenas de dolor, de cuerpos destrozados y muerte sangrienta que hubo
de presenciar terminaron de desquiciarlo. Luego de un intento de suicidio, que no logra
consumar por la intervención oportuna de sus compañeros, Trakl fue internado en una
dependencia psiquiátrica, donde, según el parte médico, expiró al anochecer del 3 de
noviembre de 1914 a consecuencia de una sobredosis de cocaína. Tenía 27 años.

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