5/5/12

HABLEMOS DEL ORIGEN DEL UNIVERSO

Asomándonos a las explicaciones
«científicas» del origen del universo,
los «científicos» nos han llevado a la
conclusión de que la materia estaba
condensada en un punto y estalló
dando lugar al infinito en que vivimos.
El primer análisis de esta afirmación
plantea algo muy obvio: si la materia
estaba condensada en un punto,
entonces todavía era más densa que la
materia que hoy conocemos, es decir,
por decirlo de algún modo, «todavía
era más materia».
Si hemos visto que energía y materia
son la misma cosa en un estado
vibratorio distinto, esa «bola» que dio
origen al supuesto «Big Bang» era más
densa que la materia que hoy
conocemos; de modo que ¿de dónde
salió esa «bola» super-hiper-mega-
densísima que estalló?
Un segundo análisis de la cuestión nos
llevaría a pensar que jamás alguien
puede ser hijo de sí mismo. Decir que
la materia estalló para formar la
materia es un sinsentido y no soporta
el menor análisis científico ni lógico.
Por todo lo visto, es mucho más
cuerdo expresar que el origen de la
materia es, precisamente, la energía, o
lo que es lo mismo, podemos decir que
la energía es un estado más sutil
(frecuencia más elevada) de la materia,
y esta es hija de la energía, pues
aparece al densificarse (bajar de
frecuencia) la energía que la sustenta y
le da todas sus características (color,
masa…).
Esta manifestación, además de ser más
lógica, queda perfectamente
sustentada por la Teoría de Cuerdas
de la que ya hemos hablado.
Llegados a este punto, comprobamos
que la física, a través de la Teoría de
Cuerdas, nos dice que vivimos en una
ilusión formada por las impresiones
que reciben nuestros sentidos, sobre
una materia hueca que es solo la
manifestación de unas características
(color, masa, textura, tamaño,
distancia…); y nosotros nos
identificamos inmediatamente con esa
realidad ilusoria, engaño en el que
caemos y que es agravado en los
colegios y las universidades donde se
adoctrina y programa nuestras mentes
sobre principios que, como vemos,
carecen de sustentación y resultan
dogmáticos.