24/5/12

EL PILGRIM STATE HOSPITAL

En los años 30, el fotógrafo Alfred
Eisenstaedt realizó para la revista LIFE
numerosas fotografías de enfermos
mentales en distintos psiquiátricos
norteamericanos.
Alfred Eisenstaedt -autor de la célebre
fotografía, The Kiss, en la que un
marinero besa a una enfermera para
celebrar la rendición de Japón en la II
Guerra Mundial- recogió con su
cámara imágenes realistas y muy
impactantes acerca de cómo era la vida
cotidiana de estos enfermos. Estas
personas, hacinadas en grandes
edificaciones, eran sometidas contra su
voluntad a las terapias de moda de
aquella época (lobotomías, coma
insulínico...) y, aunque algunas
mejoraban (por ejemplo, el
electroshock era eficaz en ciertos
casos), muchas sufrían daños
profundos e irreparables.
Uno de los psiquiátricos que visitó
Eisenstaedt fue el Pilgrim State
Hospital, construido de 1930 a 1941.
Fue creado para albergar a 12.500
pacientes pero, durante algún tiempo,
su población ascendió a 16.000, y llegó
a convertirse en el asilo para dementes
más grande del mundo.
Entre los tratamientos que se
empleaban en Pilgrim State Hospital se
encontraban peligrosas terapias de
choque, que podían tener cierto grado
de eficacia pero que suponían un
enorme riesgo para la salud e, incluso,
la vida del paciente. Por ejemplo, se
empleaba la terapia del coma
insulínico o cura de Sakel (descubierto
por Manfred Sakel fortuitamente en
1933). Consistía en administrar insulina
hasta lograr el coma hipoglucémico.
Los pacientes debían permanecer en
este coma de 15 a 60 minutos. Esta
terapia, que solía durar unos sesenta
días, generalmente se empleaba para
el tratamiento de la esquizofrenia. El
coma insulínico se introdujo en el
hospital Pilgrim a partir de 1936.
También se aplicaba la
tonoclonoterapia cardiozólica para la
esquizofrenia. Consistía en inyectar un
medicamento llamado Cardiazol, que
ocasionaba terribles convulsiones.
Con el tiempo, el electroshock
reemplazó al cardiozol. Las corrientes
eléctricas fueron utilizadas sobre todo
para tratar a los esquizofrénicos con
delirios o alucinaciones y a los
enfermos con depresiones muy graves.
A partir de 1940 el hospital comenzó a
emplear este tratamiento, que en
aquellos tiempos se realizaba sin
anestesia. Desde el año 1946
empezaron también a practicarse
lobotomías, que fueron muy
numerosas en la década de los 50.
Miles de personas fueron objeto de
esta terrible intervención quirúrgica en
el Pilgrim State Hospital. Otro
angustioso tratamiento era la
hidroterapia, que comenzó a utilizarse
en los hospitales psiquiátricos a partir
del 1900. La técnica consistía en
sumergir en una bañera llena de agua
al paciente para lograr que se relajase
si estaba agitado o para aliviarle alguna
dolencia física. El enfermo podía pasar
allí desde unas pocas horas hasta toda
la noche.
El paciente se colocaba dentro de la
bañera con agua tibia o caliente. El
agua constantemente estaba
circulando, entraba por los lados de la
bañera y salía por el desagüe. La
temperatura era regulada por una
enfermera, que también atendía las
necesidades que tuviese el enfermo.
Unas lonas cubrían completamente la
parte superior de la bañera, salvo una
pequeña abertura, por la que
sobresalía la cabeza del paciente. Las
lonas tenían diferentes finalidades:
servían para mantener constante la
temperatura del agua, como superficie
para depositar las bandejas con los
alimentos y como modo de controlar a
los pacientes violentos (evitándose así
el uso de la camisa de fuerza). A
medida que fue incrementándose el
número de pacientes en los
psiquiátricos, este tipo de tratamiento,
que requería numeroso personal
capacitado, fue cayendo en desuso.
Muchas salas de hidroterapia dejaron
de utilizarse durante los años 40 y 50.
El electroshock se sigue practicando en
el siglo XXI. En 2005, la Organización
Mundial de la Salud estableció que
sólo podría administrase tras obtener
el consentimiento del paciente. No
obstante, en algunos países, como
Estados Unidos, una orden judicial,
tras una audiencia formal, permite que
un paciente pueda ser obligado a
someterse a electroshock.
Fuente: Ovejas Eléctricas