30/5/12

LOS AWÁ, LA TRIBU MÁS AMENAZADA DE LA TIERRA

"Los awás están amenazados por los
madereros armados, pero también por
nuestra propia apatía. Si un número de
personas suficiente, en Brasil y en el
resto del mundo, muestran que les
importa, los niños awás podrán crecer
en paz en su propia tierra. Es un
hecho probado una y otra vez".
(Stephen Corry)
La asociación Survival International ha
lanzado una campaña para salvar a los
awás, considerada la tribu indígena
más amenazada de la Tierra, cuyo gran
objetivo es persuadir al ministro de
Justicia de Brasil para que envíe a la
policía federal a expulsar a los
madereros ilegales, ganaderos y
colonos que están ocupando su
ancestral territorio. El actor Colin Firth,
ganador de un Oscar el año pasado,
impulsa la campaña de Survival
International con su participación en
un corto documental.
Survival calcula que a lo sumo quedan
unos 355 awás repartidos por diversos
enclaves selváticos del estado brasileño
de Maranhão (Marañón), en el noreste
del país, de los que un centenar jamás
ha tenido contacto con foráneos. Son
un pueblo que sobrevive gracias a la
caza, la pesca, la recolección de frutos
silvestres y una agricultura de
subsistencia. De hecho, los awás eran
un pueblo prácticamente sedentario
en el siglo XIX, pero se hicieron
nómadas para escapar de las
incursiones de los europeos.
Aunque su territorio está delimitado y
protegido por las autoridades, en la
práctica es invadido constantemente.
Las imágenes obtenidas por satélite
muestran la alarmante regresión de la
selva que los cobija y su sustitución
por explotaciones ganaderas.
Un juez federal dictaminó en el 2009
que todos los invasores debían
abandonar el territorio de los awás en
un plazo de 180 días. Sin embargo,
algunos de los terratenientes han
recurrido la sentencia, que ha sido
suspendida, y la tala ilegal y las
invasiones van en aumento.
La situación de los awás es en estos
momentos tan crítica que varios
expertos brasileños hablan de
"genocidio" y "extinción", explica en
una nota Survival International. "Hay
unos 355 awás contactados. Muchos
de ellos son supervivientes de
masacres brutales. Se piensa que entre
un 20 por ciento y un 25 por ciento
más se encuentran escondidos en su
selva, que está menguando
rápidamente, buscando a la
desesperada un refugio frente a la
constante destrucción".
A pesar de su enorme autosuficiencia,
los indígenas aislados son también
excepcionalmente vulnerables. Un
resfriado común podría matar a un
grupo entero, y si se encuentran con
madereros ilegales, sus arcos y flechas
no serán rivales para las pistolas de los
invasores. Los awás aislados siempre
se están trasladando de un territorio
de caza a otro. Pero ahora tienen otro
motivo para seguir moviéndose.
No son solo los awás los que aprecian
los monumentales árboles de la selva:
su territorio está protegido legalmente,
pero las bandas criminales de
madereros ganan mucho dinero aquí.
Solo la resistencia de los indígenas y la
llegada de la estación lluviosa ralentiza
su avance; el Gobierno apenas tiene
presencia en la frontera.Pero cuando
las lluvias cesan, los madereros
aceleran su actividad y los ganaderos
queman aún más de la selva de los
awás. Las columnas de humo negro se
elevan sobre las copas de los árboles y
oscurecen el sol. La selva crepita y
arde: parece el fin de los días.
El trabajo de los madereros y de los
ganaderos ha llegado a un punto
crítico: ya se ha talado
aproximadamente el 30% de una
reserva awá protegida legalmente. La
selva de los awás está desapareciendo
a un ritmo mayor que el de cualquier
otra zona indígena en Brasil.
Cuando vio una ciudad por primera
vez, Pequeña Estrella Awá pensó que
los habitantes vivían en lo alto de los
edificios, como los monos que
duermen en las copas de los árboles.
No entendía por qué algunas personas
vivían en la calle y nadie les daba
comida o refugio. Si se tala su selva,
los awás no tienen esperanza de
sobrevivir como pueblo. Como dice
Espada Awá, “si destruyes la selva,
también destruyes a los awás”.
Pero mientras la selva siga en pie,
todos los awás podrán decidir cómo
quieren vivir y lo que quieren adoptar
del mundo exterior.
En su llamamiento, Colin Firth dice:
"Están talando ilegalmente la selva de
los awás para obtener madera.
Cuando los madereros los ven, los
matan. Sus arcos y flechas no son
rivales para las pistolas. Y en cualquier
otro momento de la historia, aquí
terminaría todo. Otro pueblo barrido
de la faz de la tierra, para siempre.
Pero vamos a asegurarnos de que el
mundo no deje que esto pase de
nuevo".