Oopart es el acrónimo en inglés de
“out of place artifact”, es decir,
artefacto fuera de lugar. Se trata de un
término acuñado por el zoólogo Ivan
T. Sanderson que alude a objetos
paleontológicos y arqueológicos que
se hallaron en circunstancias o lugares
extraños o imposibles para la
arqueología o paleontología
tradicionales. Por ejemplo, un objeto
moderno o muy complejo cuya
datación lo sitúa en épocas muy
antiguas, en las que se carecía del nivel
de evolución necesario para
construirlo.
Generalmente, antes o después, se
descubre que no son más que fraudes,
objetos manipulados hábilmente con la
intención de engañar, o simplemente
objetos que han sido malinterpretados.
Mientras este momento llega (que, más
tarde o más temprano, siempre llega…),
los creacionistas, ufólogos y magufos
varios se valen de estos objetos para
refutar la teoría de la evolución.
Uno de estos oopart es el martillo
Kingoodie.
Se trata de un martillo incrustado en
una piedra que encontró Sir David
Brewster en 1844 en Kingoodie Quarry
(Escocia) . El martillo estaba metido en
un bloque de piedra del Cretáceo, en
la era Mesozoica. En 1985, el Dr. A. W.
Medd del British Geological Survey
afirmó que la piedra que rodeaba el
martillo era una antiquísima arenisca
roja (Devónico, entre 360 y 408
millones de años).
Si la datación es correcta, faltarían
cientos de millones de años para que
se produjera la aparición del Hombre
en la Tierra. Por tanto, el martillo de
Kingoodie, en principio, sería un
“artefacto fuera de su tiempo”.
Sin embargo, los objetos de hierro se
oxidan con el contacto del aire,
aunque estén enterrados, en un
periodo geológicamente breve. Los
artefactos metálicos hallados en
excavaciones arqueológicas no
conservan el aspecto original sino que,
en la mayoría de los casos, aparecen
cubiertos de una capa de pigmento
rojo, que mancha la tierra que lo
rodea. De manera que habrá que
demostrar por qué el martillo no se ha
oxidado en 400 millones de años.