8/2/12

La belleza que no vemos

JOSHUA BELL (1967/ ----, INDIANA -
EEUU) VIOLINISTA
ByCineclásicajazz Pizcadelodemás
Joshua Bell es uno de los grandes
violinistas actuales y no hace mucho
protagonizo una anécdota realmente
curiosa que más adelante contaré.
Bell resultó ser un niño prodigio de
este difícil instrumento que es el violin,
con el que ya daba conciertos a la
temprana edad de siete años y que
tras pasar por la prestigiosa Julliard
School de Nueva York, logró actuar
como solista con tan solo 14 años bajo
la dirección de Ricardo Muti, uno de
los mejores directores de orquesta del
mundo. Su violin es un stradivarius de
1713, llamado "Gibson ex Huberman"
por haber pertenecido con
anterioridad al gran violinista
Bronislaw Huberman. !Los violines
cuando son tan buenos también tienen
nombre y se les dice de usted! No le
costó caro, "sólo" 3'5 millones de
dólares. Y es que las herramientas de
trabajo de estos muchachos, a esos
niveles, salen un tanto caras. Los
espectadores quieren que los
intérpretes sean la repera, pero
también esperan poder decir que
escucharon la excelencia de un
inimitable Stradivarius, de un Amati o
de un Guarnieri; todos fabulosos
violines que curiosamente nacen de los
luthiers de una misma ciudad,
Cremona. Asi, a una primera figura del
violin no le queda otra que comprarlos
por caros que sean, o tener un golpe
de suerte y que les sean cedidos por
instituciones para que sigan dándoles
vida (y no se estropeen con el desuso) .
Joshua Bell fue quien interpretó la
banda sonora del "El violín rojo" por la
que se llevó un Oscar a la mejor banda
sonora.
La anécdota que quería contar de este
violinista es la siguiente:
Hace un par de años, Bell se decidió a
tocar su violín Stradivarius de forma
anónima, en una estación de metro de
Washington, en horario punta, durante
45 minutos. Se puso unos vaqueros,
una gorra de beisbol, una camiseta y
se lanzo a tocar piezas incontestables
de la música clásica, sobre todo de
Bach. En el entorno del músico se
habían hecho apuestas y se creía que
recaudaría unos 150 dólares y al
menos se crearía un corrillo de unas
35 personas a su alrededor. La cosa
fue muy distinta. Durante los tres
cuartos de hora que dio el gratuito
recital, pasarían junto a él unas 1070
personas. Sólo siete personas se
detuvieron fugazmente a escucharle,
tan sólo veinte personas le echaron
dinero, casi sin mirarle y no hubo
ningún corrillo. Cuando terminó no
hubo aplausos. Era un músico
ambulante más, y su música una
música cualquiera. Tan sólo un niño de
tres años se paró a escucharlo con
atención, fascinado, hasta que su
madre le obligó a continuar la marcha
tirando de su brazo mientras el chico
volvía la cabeza según se alejaba. Sólo
había recaudado 32 dólares. El día
anterior, Joshua Bell había tocado en el
Teatro de Boston con unas entradas
que costaban 100 dólares cada una.
Las cosas....
La razon del experimento era averiguar
si realmente estamos preparados para
distinguir la belleza cuando se
presenta ante nosotros. El resultado
parece realmente entristecedor.
Estamos pendientes de agendas,
horarios, obligaciones, prisas,
ensimismamientos y móviles, pero no
nos queda atención para descubrir lo
hermoso que pudiera cruzarse en
nuestro camino. Menos mal que hay
niños que todavía no están cegados
por las prisas y el bullicio de la ciudad,
por la idea de que no hay nada nuevo,
y ya todo está visto y sabido. Ellos si
saben mirar y escuchar, aun están
puros.
Y no hace falta Bach o violines....
Recuerdo que hace tiempo pasaba
todos los días por una determinada
calle, sin encontrar nunca nada nuevo.
Un día un amigo me llamó la atención
sobre un estupendo árbol que estaba
allí, en aquella calle. Cuando lo observé
y le dediqué unos segundos, me di
cuenta de la soberbia belleza de aquel
árbol y también de lo cerrados que
solía llevar los ojos. El árbol
evidentemente siempre había estado
allí y yo nunca había reparado en el.
Desde entonces me obligo a mirar, a
buscar y gracias a ello algún que otro
tesoro se ha mostrado a mis ojos. Hay
que abrir los sentidos, es vivir un
mucho más!!!!!
Abajo un video de Joshua Bell con un
movimiento del concierto para violin de
Beethoven.
La publicación original aquí, en la
pagina de nuestro colaborador: http://
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