Rene Descartes
(La Haye, en la Turena francesa; 31
de marzo de 1596 – Estocolmo, 11 de
febrero de 1650), acabó
perdiendo su cabeza... o mejor dicho,
acabaron perdiendo su cabeza...
literalmente... dieciséis años después
de su muerte su cadáver fue
exhumado a petición de sus amigos y
llevado a París, salvo su dedo índice
derecho, que se lo quedó el
embajador de Francia, ya que quería
poseer el dedo de quien escribió
“cogito, ergo sum”.Durante el viaje,
alguien le cambió el cráneo por el de
otro muerto, y el verdadero pasó de
mano en mano hasta que llegó
definitivamente al naturalista francés
Georges Cuvier (1769-1832).