13/10/13

MIGUEL DELIBES SEÑORA DE ROJO SOBRE FONDO GRIS

“Amaba el libro, pero el libro
espontáneamente elegido. Ella
entendía que el vicio o la virtud de
leer dependían del primer libro.
Aquel que llegaba a interesarse por
un libro se convertía inevitablemente
en esclavo de la lectura. Un libro te
remitía a otro libro, un autor a otro
autor, porque en contra de lo que
solía decirse, los libros nunca te
resolvían problemas sino que te los
creaban, de modo que la curiosidad
del lector nunca quedaba satisfecha.
Y, al apelar a otros títulos, iniciabas
una cadena que ya no podía concluir
sino con la muerte. Sentía avidez por
la letra impresa. Y me la contagió.
Fue ella la que me aproximó a los
libros, a ciertos libros y autores. En
realidad, me abrió las puertas de ese
mundo.”
“Ninguno de los dos era sincero pero
lo fingíamos y ambos aceptábamos,
de antemano, la situación. Pero las
más de las veces, callábamos. Nos
bastaba con mirarnos y sabernos.
Nada nos importaban los silencios.
Estábamos juntos y era suficiente.
Cuando ella se fue todavía lo vi más
claro: aquellas sobremesas sin
palabras, aquellas miradas sin
proyecto, sin esperar grandes cosas
de la vida eran sencillamente la
felicidad. Yo buscaba en la cabeza
temas de conversación que pudieran
interesarla, pero me sucedía lo mismo
que ante el lienzo en blanco: no se
me ocurría nada. A mayor empeño,
mayor ofuscación. Se lo expliqué una
mañana que, como de costumbre,
caminábamos cogidos de la mano:
¿Qué vamos a decirnos? Me siento
feliz así, respondió ella.”
"En la vida has ido conociendo
algunas cosas pero has fallado en lo
esencial, es decir, has fracasado. Esa
idea te deprime y entonces es cuando
buscas apresuradamente un remedio
para poder arrastrar con dignidad el
futuro. Ahora no tendré a nadie a
mano cuando me asalte el miedo."
"Señora de rojo sobre fondo gris" es
una novela del escritor español
Miguel Delibes publicada en 1991,
una bellísima narración que nos
cuenta de un prestigioso pintor, que
sumido en una grave crisis creativa,
va hilando ante su hija sus recuerdos
más íntimos en un monólogo que es a
la vez homenaje y exorcismo. Su
relato se centra en dos
acontecimientos: la detención de su
hija y su yerno por motivos políticos
y, fundamentalmente, la enfermedad
y muerte de su mujer, Ana, a los
cuarenta y ocho años de edad tras
una operación. Ana contagiaba una
sensación de belleza y plenitud que
cobró su verdadero alcance sobre el
fondo gris de lo cotidiano y los
sinsabores de la enfermedad. Historia
de un amor en carrera desenfrenada
hacia la muerte y sobrecogedora
semblanza de un personaje femenino.
El pintor va contando a su hija la
relación que tuvo con su mujer, su
musa y como ha perdido la
inspiración desde que ella falta, no
logrando poder pintar nada nuevo.
El nombre del libro viene del nombre
de un cuadro. Ana tenía simpatía por
un viejo pintor, García Elvira, al que
atendía tras haberse quedado viudo.
García Elvira es el que la retrata: "fue
en esa etapa cuando le pintó el
famoso retrato con el vestido rojo.
[...] eludió el fondo; únicamente una
mancha gris azulada, muy oscura, en
contraste con el rojo del vestido".
Entonces es el narrador el que hace
ver sus celos por el pintor, que
intenta seducir a su mujer, y por su
obra, pues no podía soportar que
hubiese sido otro el que la captó en
todo su esplendor.